Tanto por las películas nominadas y premiadas, por sus valores artísticos y humanos, como por algunas destacadas intervenciones de los galardonados en la noche de los César el pasado 28 de febrero en el parisino teatro del Olympia, podemos afirmar con cierto alivio que los profesionales del cine francés han reiterado aquí su compromiso en favor de la libertad de expresión, y contra la intolerancia y el racismo, que amenazan al mundo de la cultura y del progreso en Francia como en Europa y en el mundo.
«Emilia Pérez» de Jacques Audiard, sobre un narcotraficante transgénero, «La historia de Suleyman» de Boris Lojkine edificante epopeya de un emigrante guineano en Francia, «Vingt dieux» de Louise Courvoisier humanista drama rural sobre ese mundo agrícola invisible y abandonado hoy por la finanza que es también el tema del documental galardonado «La ferme des Bertrand» de Gilles Perret, «Le roman de Jim» de los hermanos Larrieu generosa y humana historia de amor… y un largo etc.
Lo mejor de la producción del cine francés en 2024 se encuentra en las nominaciones y galardones de los premios César y constituye un buen reflejo de nuestra época a través de la imagen cinematográfica.
Mal que les pese a los racistas y xenófobos, la inmensa mayoría de la creación artística en Francia es en géneros y formas diferentes un evidente alegato contra la intolerancia en todos los ámbitos y un reflejo de nuestra época. Citaré también entre ellas la excelente «Misericordia» de Alain Guiraudie, que aunque no se ha llevado ningún premio estaba nominada en varias categorías de relieve.
Como es ya tradición en este tipo de ceremonias, los participantes y galardonados en la noche de los César acompañaron sus agradecimientos con mensajes diversos más o menos comprometidos, aprovechando la presencia en la sala de la ministra de la cultura.
Mi más vigoroso aplauso para seis de ellos: Gilles Perret, Costa Gavras, Abu Sangaré, Karim Leklou, Josiane Balasko y Jonathan Glazer, quienes me alegraron la noche con su compromiso en estos malos tiempos que atravesamos.
Mil gracias en primer lugar a Gilles Perret que dedicó su premio a los agricultores de su película («la ferme des Bertrand») y «a todos los invisibles de esta sociedad que tan solo buscan vivir gracias a un trabajo digno».
«Si estoy aquí hoy ante ustedes contra todo determinismo social, es gracias a mi familia, mis hijas, mi pueblo (le Quincy), el hospital público, la escuela pública, la cotización social, el impuesto, todas las estructuras colectivas que nos permiten vivir en sociedad. A todos ellos les quiero agradecer»
«Mi película ha querido hacer visibles a los invisibles, en este país en el que tienden más fácilmente el micrófono a los millonarios que se lamentan que a los diez millones de pobres… un país en el que los dirigentes para permanecer en el poder y no contrariar a los poderosos, prefieren aliarse a la extrema derecha fascista, en lugar de plantearse la cuestión del reparto de las riquezas y de la protección del planeta»
«Atención, desconfiemos, pues esa historia ya la conocemos, esa música mortífera la hemos escuchado antes, es la de los años treinta cuando ya en la época decían «mejor Hitler que el Frente Popular». Desconfiemos, nosotros profesionales del cine debemos reaccionar, pues tengo la impresión que en el mundo del cine miramos hacia otro lado, y mientras la casa está ardiendo filmamos en otro lado… gracias a todos, al final vamos a ganar!».Bajo una espléndida ovación así acabo su intervención Gilles Perret.
Gracias igualmente a Costa Gavras, quien advirtió también del peligro fascista y denunció las agresiones racistas que tienen actualmente lugar en Francia, sin que haya reacción alguna por parte del gobierno.
Gracias a Josianne Balasko por dirigirse a la ministra de la cultura, para reclamar una Europa de la cultura, en el momento en que Trump decide en los Estados Unidos bloquear todas las inversiones en el mundo del cine.
Conmovedora la intervención del actor guineano Abu Sangaré, quien gracias a su trabajo en esa película ha logrado encontrar trabajo y residencia legal en Francia. Un recorrido ejemplar que desmiente la demagogia gubernamental sobre la inmigración. Gracias a las palabras generosas del actor Karim Leklou intérprete de «la balada de Jim», personaje humano y tolerante en una historia de amor y de adopción.
Y por último en este elenco de simbólicas tomas de posición contra el ascenso del fascismo y del racismo, recordemos las valientes palabras del director británico Jonathan Glazer, César de la mejor película extranjera por «La zona de interés» (sobre el tema del genocidio judío en la Alemania nazi).
«La Shoah y la seguridad judía son utilizadas para justificar hoy las matanzas y la ‘la limpieza étnica’ en Gaza», declaró Glazer. Refiriéndose a la toma de rehenes del 7 de octubre por Hamas, Glazer condenó esa «acción terrorista contra personas inocentes», pero puso de relieve que «tales actos son la consecuencia de la política israelí contra los palestinos».
«Tales actos han sido posibles debido a la deshumanización de las personas que se encuentran del otro lado del muro, en la zona de interés», añadió Glazer aludiendo al título de su película.
