Un catorce de julio festivo y reivindicativo en la plaza de la Bastilla de París, con fuerte afluencia de la población, dejaron patente la inmensa fractura social entre el régimen de Macron y la población que sigue movilizada para evitar que la grave crisis del covid sea pagada por los de abajo.
Enfrente, un presidente y un gobierno Vip con su élite militar arrinconado en la plaza de la Concordia, protegido con altas medidas de seguridad. Tal ha sido el contraste del día de la fiesta nacional del 14 de julio que conmemora la revolución francesa y la toma de la Bastilla, que puso fin a la monarquía absoluta.