Ella es Céline Rouvière, de nombre artístico Chely la Torito, una bailarina clásica que un buen día se enamoró del baile flamenco, algo bastante fácil en el ambiente nimeño, porque le proporcionaba mayor capacidad de expresión y afectividad.
Desde niña ella sabía que el cuerpo puede ser un medio de expresión superior a la palabra. De hecho de pequeñita no hablaba, no se comunicaba con el lenguaje oral. De ahí, quizá viene su extraordinario trabajo con los niños, desde los más pequeños. De ahí viene, quizá el nombre de su compañía, MamZelle Flamenka.
Desde hace algunos años el Festival de Nîmes la incluye en sus programas. Este año fuimos una tarde a la École Maternelle Lakanal, situada en una barriada moderna alejada del centro de Nîmes, un barrio musulmán, para ver su nueva producción, PoETIKA. Cuando llegamos los peques, niños y niñas de cuatro y cinco años aguardan sentaditos en el suelo de la gran sala común. Entramos en un aula transformada en auditorio que no es tan pequeño como parece. Entran los niños, ordenadamente, se sientan, están expectantes.
Y de pronto la magia se produce en la sala sin luz. A través de una cortina blanca, vemos por un efecto de iluminación, una silueta oscura danzando al compás de música de guitarra flamenca. Cuando sale va vestida de faralaes blancos y se implica en bailes acompañados de juegos. En escena, una pequeña cómoda con cajones, un par de cestas, una maleta, de donde van saliendo lo que para los niños son pequeños tesoros, que Chely va cogiendo de aquí y de allá, artísticamente, con delicadeza suprema, como si flotara, moviéndose de acá para allá, bailando, estableciendo un hermoso sistema de comunicación e interactuación con los pequeños. Un mundo imaginario donde todo gira a su alrededor, el canto de los pájaros, el sonido de gotas de agua, el aliento de la brisa, las hojas de otoño, la lluvia, los copos transformados en plumas, como compañeros fellinianos de la danza y la música.
Y esos tesoros que salen de aquí y de allá, en ese juego – danza pueden ser un chal, un par de abanicos, un vestido o una falda y mil accesorios más, que se pone en escena o detrás de la cortina, en ese baile silueteado como en sombra chinesca. Y es que con los niños hay que jugar, hay que comunicarse de otro modo y ella lo hace con el lenguaje universal de la danza y el juego, maravillosamente combinados. Los niños aprenden a comunicarse sin necesidad de hablar porque la expresión corporal carece de barreras comunicativas. Ella se pone a su nivel, se sienta en el suelo para que su cara esté frente a la de los niños y así ellos participan de los tesoritos que va sacando de aquí y de allá, como si les confiara un secreto. Y lo más importante, este espectáculo para los más pequeños era algo inédito hasta que Chely diseñó su coreografía y objetivos.
Al mismo tiempo, Chely está transmitiendo su confianza a los pequeños. Ellos son niños procedentes de la migración, como ella misma lo fue; su familia emigró de Sicilia a Túnez. Del apellido de su madre, Torrito viene como en un juego de palabras su nombre artístico. Ella aporta el sentido de convivencia respetuosa entre distintas comunidades, tal como ella aprendió en su infancia. Ella también trabaja con actuaciones de danza y con talleres con niños de más edad y con adolescentes, siempre escolares. Y esta sensibilización para imprimir autoconfianza es fundamental para aprender a vivir en armonía en sociedades multiculturales y no hay mejor forma de hacerlo que aportando su propia experiencia. Para empezar, a ella la danza le abrió al mundo exterior.
MamZelle Flamenca tiene, explica, una historia fabulosa. Ella ha llevado su espectáculo pedagógico por varias ciudades de Francia, casi todas las de Provenza, incluso ha llegado a París, siempre en escuelas de barrios con fuerte implantación migratoria. Ha contribuido con su coreografía flamenca a otro tipo de clases de español para niños de primaria. En Aubervilliers actuó en el marco del proyecto Flamenco en Vivo, para un campamento de familias romaníes. También en París en el barrio de Grigny, siempre acompañada de su guitarrista y cantaor Nino García, de familia paterna gitana oriunda de Granada y manouche, gitano en provenzal, por la de su madre. Un artista con la guitarra, además de compositor.
En Nîmes, su ciudad, los talleres de MamZelle Flamenka en distintas escuelas para alumnos de primaria son ya una institución, siempre auspiciados por el Teatro de Nîmes, en el marco del Festival Flamenco. Ha actuado en el Museo de Culturas Taurinas de Nîmes, en festivales infantiles, teatros, ha llevado su arte por Suiza, Italia, Turquía, Túnez, Luxemburgo, Singapur y España con la compañía Azabache en su espectáculo Cabales.
También ha actuado en el marco de un proyecto del Teatro de Nîmes propuesto al Instituto de Cancerología de Gard dirigido a personas hospitalizadas para implicarlas en procesos creativos, en reflexiones artísticas y estéticas mediante la expresión sensible, hacer del arte un espacio valorativo en el que las personas puedan concienciarse de su potencial para avanzar y abrir un espacio colectivo en el que cada persona encuentre su lugar en la creación artística. Eso es Flamenka in Situ que comienza con el verso de David Peña Dorantes en Orobroy, “Prefiero sembrar flores que dolor”.
También ha organizado un taller en tres encuentros para un grupo de diez mujeres en arresto domiciliario en Nîmes, bajo los auspicios del Dispositivo de Cultura y Justicia de Occitania, el pasado mes de noviembre 2018. Tras resumir brevemente la historia del Flamenco, Chely les ha invitado a participar en el aprendizaje de una coreografía basada en temas y emociones propias del flamenco, como la tristeza y la soledad, la lucha contra la adversidad y la esperanza con la poesía de Dorantes “A pesar de los siglos de horror prefiero sembrar flores a dolor”. Y la alegría compartida con los cantes de Fernanda y Bernarda de Utrera.
El objetivo es favorecer las situaciones de cambio y la ayuda mutua entre las detenidas e insistir en los valores fundamentales del flamenco: El compartir, la solidaridad, el espíritu de equipo. Mientras unos bailan, otros animan. Y también incentivar las situaciones de creación, de intercambio de ideas coreográficas, crear una coreografía en equipo. Finalmente crear un enlace con la vida cultural de Nîmes, en especial con el Festival Flamenco.
En resumen, Chely la Torito es una excelente divulgadora del arte flamenco y no solo como espectáculo sino también de sus aspectos pedagógicos y terapeúticos diseñados por ella con sus coreografías. Me gustaría verla en alguno de los festivales flamencos en España.
Cuando la pregunto, ¿porqué Mamzelle? me responde, “para los niños es difícil decir mademoiselle, ellos dicen mamzelle”. Más o menos como aquí la seño.