Solo han pasado 69 años pero la vida decide por nosotros cuándo se termina. No sabemos cuál es el reloj que no marca las horas, porque este nos haría enloquecer. Sin duda vamos enterrando cada mes a amigos, a conocidos, a familiares y aunque el calor nos recuerda que todo es luz y color porque es verano, lo cierto es que ayer se apagó la luz de una compañera que luchó por el periodismo, por adentrarse en el fantástico mundo del deporte sin más garras que las que tenía su increíble personalidad.
Taconeaba y no le era indiferente a nadie. Con sus uñas rojas y sus manos cuidadas, pudo hacerse un hueco al lado de los grandes, porque todos ellos destacaban en las ondas, en la tele, en ese mundo hecho por y para el hombre. Y no estoy hablando de feminismo, no se confundan. Simplemente la mujer no tuvo un hueco hasta bien pasado el siglo XX y hoy, todavía, no se recuerdan muchas mujeres que hayan llegado, si hablamos que llegar es que te nombren directora o editora de un diario.
Mari Carmen no necesitó de alas para volar a su libre albedrío; ese que nace con las ansias de comerse el mundo cuando en este oficio de valientes, intentas comer de esto que se llama periodismo. Y no solo eso, sino que comenzó la aventura del deporte y con ella, la divulgación de las informaciones que tenían que ver con los éxitos y triunfos de nuestros deportistas, eso sí, de la mano de una mujer en esos años 70 en donde no existía ni el deporte entendido como ahora ni las maricármenes porque estas no tenían el derecho a entrevistar.
Una de las pocas que estudió en aquella Escuela Oficial de Periodismo en donde se gestaron las grandes cabezas que más tarde dejaron el legado que hoy conocemos. Eras muy joven cuando Radiotelevisión Española te nombró directora adjunta de deportes y sustituir a José María García y estar a la vera de José Ángel de la Casa, tu pareja de facto, fue algo que no te costó en absoluto. Detrás de ti llegaron las demás, con el terreno abonado, con el micrófono ya desgastado y la pluma harta de escribir.
Nos conocimos en el jurado de los Premios Nacionales del Deporte allá por 2006 cuando yo era miembro de la directiva de la ANIGP-TV y tú, en representación de la prensa deportiva española, dabas tu opinión junto a los demás. Éramos dos «miembras», fíjate si ha llovido y yo, joven e inexperta a tu lado te preguntaba todo el historial de cada jugador. «Mira hija, pregunta lo que quieras, pero no tanto». A mi lado estaba Perico Delgado y con esa mirada con cierta aquiescencia dijo, «ella manda, así que no preguntes tanto…» Pasamos juntas varios años, cerca de ocho y siempre que nos sentábamos enfrente apostillabas, «no cambia, esto no cambia, dos mujeres en medio de tanto hombre.» Y seguimos igual, o parecido…en el verano del 19.
Esa joven de Lerma que salió para contarle al mundo cuál era la verdad, porque en este oficio querida, solo se cuenta lo que es cierto; se ha marchado en silencio. La verdad ciertamente es lo que prevalece y te cuentan las fuentes; aquello que contrastas porque es tu deber y en el mismo, está el gancho, ese que nos agarra fuerte a la profesión hasta que morimos con las botas puestas. Has muerto sin ser noticia, sin que nadie se compadeciera de tu pena, con la misma sonrisa, las mismas uñas carmín y tu pelo perfectamente cardado.
En diciembre del año pasado en el Comité Olímpico Español, en la fiesta de Navidad nos saludamos y nos deseamos esas cosas que se dicen cuando llega el fin de un año. Entonces ya sabías que algo pasaba y te has marchado sin molestar a nadie y sin ser tú la protagonista. Quizá tus hijos te recuerden además porque marcaste una época, fuiste un ejemplo de solidaridad, fuerza y tesón y supiste ser la mejor en esos días de vino y rosas, total ná.
Gracias por tu legado querida, gracias por tus enseñanzas, gracias por dejar el suelo trillado, ese suelo en donde a los periodistas nos siguen pisoteando porque no nos hemos hecho nunca respetar. Siempre hay una primera vez y en el periodismo deportivo tendrá que haber un premio que lleve tu nombre, el primer premio ha sido que tú eres la mejor entre las mejores. Ser directora general del programa Asociación de Deportes Olímpicos (ADO) no fue tu mayor triunfo, este es el que dejas con tu huella, con tu ejemplo, con la humildad de haber trazado el camino para las chicas de hoy en día. Gracias infinitas, pocas veces reconocidas.
Sibi sit terra levis, querida Mari Carmen.
Excelente glosa de una profesional admirable.