Cada año, más de tres millones de niñas corren riesgo de ser mutiladas genitalmente en África. A pesar de que la prevalencia se ha reducido notablemente respecto al año anterior, en países como Irak o Yemen esta práctica no solo se ha extendido, sino que ha aumentado notablemente, según cita un estudio observacional realizado a lo largo de tres décadas.
Este ha sido publicado en la revista BMJ Global Health por parte del profesor Ngianga-Bakwin Kandala, experto en bioestadística de la Universidad de Northumbría, en el Reino Unido, en el que destaca datos que siguen siendo alarmantes a todos los efectos.
Los factores de riesgo, tales como la pobreza, la falta de educación, la cultura de género, etc., que aún prevalecen, aumenta la probabilidad de una tendencia inversa en algunos países, si bien, poco a poco, se van adentrando conocimientos que hacen que las niñas reaccionen y no lo permitan.
Otros países que no están vinculados a África también manifiestan estas prácticas en niñas, si bien casi todos los datos del estudio se refieren al continente africano. Indonesia, Israel, Malasia, Tailandia, y Oriente Medio, así como algunos países europeos y en determinadas zonas en norteamérica y sudamérica, donde se practican desde sus ancentros.
La falta de legislación para realizar la defensa de estas niñas, la educación precaria, la escasa comunicación y, sobre todo, que líderes religiosos, trabajadores de la salud y otros efectivos comunitarios deben procurar, todavía no sucede en estas zonas. Informar acerca de estas prácticas para dar a conocer la otra cara del conocimiento a estas personas sería necesario para que pudieran elegir y optar por no hacerlo. Esta práctica comprende todos los procedimientos que, de forma intencional y no por motivos médicos, lesionan los órganos genitales de la mujer y, en muchas, supone un trauma que les acompaña toda la vida. Entre las diversas consecuencias se encuentra que pueden producir quistes, complicaciones en los partos, aumento de muerte del recién nacido, y que no aportan ningún beneficio para la salud de la mujer.
Cerca de 200 millones de niñas han sido privadas de sus órganos genitales antes de los 10 años en 20 países del mundo; una violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas que hoy sigue más viva que nunca.