Mascotas en tiempos de coronavirus

Teresa Gurza¹

Hace ocho días contaba mi inútil correría en pos de una vacuna anti Covid en Cuautla, en el Estado de Jalisco. Hoy les comento, feliz, que, tras una cola de seis horas en auto desde la madrugada, me pusieron la Pfizer en Cuernavaca (Estado de Morelos); la espera fue atroz, pero la vacunación amable y bien organizada.

 

Y he paseado divertida con dos cachorritas, porque mi perra Beyoncé pronto cumplirá trece años y pensé podría entrenarlas.

Pero no las quiere; las olió, les leyó la cartilla y les quita juguetitos a los que nunca hizo caso y ahora lleva al sillón al que se sube, cuando me acompaña a escribir artículos.

A mi esposo Matías le encantaban los animales, sobre todo caballos y perros; y en el rancho chileno de Polpaico donde vivíamos, criaba fox terrier para regalar a los amigos, porque son inteligentes y cariñosos.

Los perros llegaron a América junto con el hombre, hace once mil años y las cruzas fueron creando nuevas razas, de las que sobreviven los itzcuintli (1) y chihuahueños en México y los de culturas andinas, en Sudamérica.

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Chile tiene dos razas propias, el ovejero de Magallanes y el terrier que surgió a fines del siglo dieciocho de la cruza de fox terriers ingleses, usados en barcos españoles contra las ratas, y perros llegados del Perú y Bolivia.

Son pequeños y atléticos; de pelo blanco, corto y lustroso, con manchas negras.

Beyoncé nació en Polpaico y junto a sus primos y hermanos, dirigidos por Sultán, un magnífico pastor alemán, formó bandas para cazar conejos que saltaban de la alfalfa y las esparragueras.

Al morir Matías regresé a México y me la traje, y ahora fue difícil conseguir otra; las pocas que había estaban lejos, cobraban dinerales por enviarla y quería verla antes, para saber si me caería bien.

Finalmente encontré un doctor que vendía dos de cinco semanas en Puebla, y le avisé de que iría a conocerlas, pidiéndole que les colocara la primera vacuna, para poder elegir una.

En cuanto la vi, me decidí por Petunia; le tenía hasta el nombre, en recuerdo de varias a las que Matías así bautizó.

La otra temblaba, me miraba; la cargué y sentí latir su corazón tan rápido, que no fui capaz de dejarla sin su hermanita; le puse Camila.

He tenido muchas mascotas, porque en la casa hubo de todo; menos gatos y palomas, que a mi papá le chocaban (caían mal).

Pero con frecuencia echaba al jardín ranitas verdes y chichicuilotitos (2) que, con el mosco que comían, le llevaban en sus tilmas (3) marchantes del lago de Texcoco.

Mi abuelo Rafael Gurza, fundador junto a su hermano Ignacio de la ganadería de toros de lidia Torreón de Cañas de la que proceden muchas de las actuales, me regaló un potro y nunca perdió la esperanza de que me dedicara a algo relacionado con el campo y las corridas.

Tuve también un venadito precioso, tortuguitas, una marta, un changuito (monito) que me asfixió una tía de enorme nalgatorio cuando se sentó en el sofá donde el pobre dormía, un pescadito rojo que subía a la superficie del acuario cuando me acercaba porque le gustaba que le sobara el lomo; dos yeguas, la Maya y la Azteca, que me regaló Matías, y muchos perros.

Tantos, que hubo gente que me dijo que, en lugar de animales, debía adoptar un niño; y se ofendían cuando contestaba que ni loca, porque a mis perras les elijo los novios, las cruzo cuando quiero, coloco a sus hijos, y no les pago colegiaturas ni clases de natación, idiomas o baile, porque nacen sabiendo lo que hay que hacer.

Y lo veo con Camila y Petunia, porque, como por el confinamiento no salgo, tengo tiempo para gozar de sus habilidades.

Son abusadísimas (aprovechadas), aprendieron su nombre en horas y me expresan amor con mordiditas en los talones.

Saltan, se corretean, se gruñen, se abrazan y juegan a la pelota; saben dónde está la comida y agua y acarrean a su cama lo que les gusta y pepenan (recogen cosas) por el camino, como un matamoscas que no entiendo cómo alcanzaron y flores de buganvilia que recogen del pasto (hierba), y duermen de un tirón de ocho a ocho.

Al día siguiente de comprarlas, estaba nadando con un ojo a la braceada y otro a ellas, cuando se aventó al agua Camila; la alcancé, la saqué y estaba saliéndome para secarla, cuando se sacudió entera y se echó al sol como si nada.

  1. Teresa Gurza es una periodista mexicana multipremiada que distribuye actualmente sus artículos de forma independiente

NOTAS:

(1) El nombre completo es xoloitzcuintli, aunque también se le llama perro pelón mexicano. Su origen es antiquísimo (se cree que tiene más de 3500 años). En la cultura azteca guiaba a las almas a llegar al mundo de los muertos.
(2) Pajarito nativo de la Ciudad de México que tiene una forma muy graciosa debido a sus patas, flas y largas.
(3) Manta de algodón que llevan antiguamente los hombres del campo, a modo de capa, anudada sobre el hombro.

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