Si bien la conocida menopausia es el cese fisiológico o iatrogénico de las menstruaciones (amenorreas) debido a la disminución de la función ovárica, cuando éstas están a pleno rendimiento, la mujer puede prolongar la vida perimenopaúsica a lo largo de cinco o siete años más. De ahí, que la menopausia tardía sea un seguro de vida para la mujer.
Las manifestaciones habituales durante la menopausia están estrechamente ligadas a subidas y bajadas hormonales que puede afectar al carácter de las mujeres y cursan con otra clínica que llega a desconcertarla; desde los trastornos del sueño, histeria, apatía, falta de motivación, a ciclos distímicos de euforia y/o tristeza en la vida en general.
Entre los síntomas clínicos normales, al llegar esta etapa pueden existir sofocos, sudoración nocturna, atrofia vulvovaginal, falta de libido, síndrome genitourinario y otros cuadros que se prolongan en el tiempo a lo largo de, al menos diez años; antes, durante y después de la menopausia. Esta sucesión de síntomas, no debuta en las mujeres con menopausias tardías porque las funciones permanecen intactas en los niveles hormonales normales.
La transición de una etapa a otra difiere mucho según el estilo de vida que haya tenido la mujer, si bien, la raza también influye a la hora de ver el ciclo retirado. La raza caucásica suelen tener la regla entre cinco y siete años más, frente a la negra, asiática o mulata, que pueden verse privadas de regla en torno a los 40 años.
Por otro lado, las fumadoras adelantan la menopausia al menos cinco años antes que las no fumadoras, así como las deportistas y otras mujeres que hayan tomado alcohol y tóxicos a lo largo de su vida que llegan a tener la menopausia casi al tiempo de su último embarazo. En algunos casos, estas menopausias tempranas pueden llegar a debutar desde los 40 a los 45 años de edad. Alrededor de los 50 años, pocas mujeres conservan la regla y sí pueden tener reglas episódicas durante tres veces al año, pero pueden notar que se exacerban los síntomas alrededor de esos días.
A medida que los ovarios envejecen, la respuesta a las hormonas foliculoestimulante (FSH) y luteinizante (LH) de la hipófisis disminuyen, lo que supone que se tenga una fase folicular más corta y los periodos menstruales sean menos regulares y breves, en torno a uno o dos días. Al tener menos ovulaciones también existe una producción disminuida de la progesterona y por ello, cambios cíclicos en las gonadotropinas hipofisarias, el estradiol y el endometrio uterino durante un ciclo normal. En ocasiones se nota que se pueden producir incluso ovulaciones dobles y eventos fuera de la fase latea, es decir, los niveles de estradiol son superiores a lo normal y por ello se tienen algunas reglas hasta que llegan a desaparecer.
Alrededor del evento de la menopausia, los niveles de androstenediona diminuyen a la mitad, y el nivel total de estrógenos disminuyen gradualmente durante los cinco años posteriores a la misma dado que se ve reemplazado el estradiol por la estrona.
Cuando la menopausia es tardía, la mujer no nota esos cambios si bien tienen exacerbados los niveles hormonales para su edad. Entre otros síntomas pueden tener hipersensibilidad en las mamas y en otras zonas erógenas, que obedecen al nulo cambio hormonal y sus reglas pueden ser muy dolorosas, precisamente por la actividad hormonal que ya no corresponde a su edad biológica. La libido y la respuesta fisiológica es completa y no nota los síntomas que pudieran corresponder.
Éstos pueden durar entre seis meses y diez años, y se puede prolongar la regla hasta los sesenta años en algunas mujeres. Los conocidos sofocos, no existen porque no tiene lugar la inestabilidad vasomotora si bien pueden tener episodios de frio intenso en algunos momentos. No existe tampoco un aumento de la temperatura corporal que si es importante cuando se tiene la menopausia, en torno a los 45 o 50 años de edad.
La vagina en una menopausia tardia, no experimenta dispareunia, ni sequedad. Tampoco tiene irritación ni picazón dado que los estrógenos mantienen la vulva y las mucosas activas. En cuanto a la nula o pobre deficiencia de estrógenos, al mantener la regla, no se tienen episodios de polaquiuria, disuria o infecciones urinarias frecuentes.
Transitoriamente las mujeres pueden experimentar cansancio, insomnio, falta de concentración e irritabilidad, cuestiones que debutan en menopausias tardías. En cuanto a los niveles de colesterol, unido a la lipoproteína de baja densidad, (LDL), existe un ligero aumento cuando hay una menopausia temprana pero no en este caso.
Otros síntomas asociados a la menopausia tardía que no afectan a las mujeres, y sí debutan a partir de los 60 o 65 años son la pérdida de la densidad ósea que tiene lugar en menopausias tempranas los primeros cinco años.
En todo caso, si tiene más de 50 años de edad y sigue teniendo la regla, es un seguro de vida porque evita los problemas derivados de la menopausia. Una vez pasados esos años, puede durar hasta siete u ocho años más y su calidad de vida puede ser excelente.
En los casos de dismenorra, hematometras, síndromes premenstrual agudo; hemorragias incontroladas, etc, es necesario que acuda a un ginecólogo para que valore que usted tome un antihemorrágico y descarte cáncer de útero, de cuello de útero o de endometrio. Muchos cánceres comienzan con episodios de hemorragias que nada tienen que ver con la regla.
Las revisiones de ginecología, sumada a la citología y ecografía de mamas debe realizarse sobre todo si se ha parido, una vez al año, hasta que se llegue al climaterio. En todo caso, tener la regla, no es una enfermedad.
Pues yo he leído que con la menopausia tardía es más probable tener cáncer de mama y cervical. ¿No es cierto entonces?