Dos hechos cambiaron el curso oprobioso que durante siglos colocó a la mitad del mundo, a las mujeres, en un verdadero apartheid y segregación por sexo: el voto universal femenino en Nueva Zelanda en 1893 y la elección en 1960 de la primera jefa de Estado, Siramavo Bandaranaike en Sri Lanka.
Han pasado exactamente 53 años desde el ascenso de Bandaranaike, y en esos años, tras la segunda guerra mundial y la Declaración Universal de los Derechos humanos, todavía la ciudadanía femenina está puesta a debate y menudean las restricciones a su participación política. A pesar de ello, en cinco décadas las mujeres han sido jefas de estado, parlamentarias, alcaldesas y responsables de ministerios y embajadas. Millones acuden a votar en cada elección en sus países.
Este domingo Michelle Bachelet se convirtió en las urnas (con 62.2 por ciento de los sufragios) en la primera mujer reelecta para la presidencia en Chile. América Latina en 2014 tendrá cuatro jefas de Estado, las otras tres son: Dilma Rousseff en Brasil, Cristina Fernández en Argentina y Laura Chinchilla en Costa Rica. Dilma Rousseff y Michelle Bachelet son socialistas.
Se sabe que un gran vuelco es imposible. Para Chile esta es una oportunidad de hacer a un lado los residuos del pinochetismo: cambiar la constitución, reconocer y ampliar los derechos de las y los trabajadores y desarrollar una política a favor de la igualdad entre mujeres y hombres que enarboló la socialista Bachelet desde Naciones Unidas, entre 2010 y 2012.
Su reto es desarrollar una nueva reforma educativa, democrática e incluyente, un pendiente que dejó muy mal sabor de boca durante su anterior gestión.
No se sabe hasta dónde tendrá la voluntad política para cumplir la agenda de género, la misma que promocionó y demando de todos los gobiernos durante su responsabilidad en ONUMujeres.
Ninguna política, jefa de estado, ha tenido como ella tanta información sobre la condición social de las mujeres en el mundo. Nadie como ella ha podido constatar todas las formas de exclusión y discriminación femenina; sus discursos en ONU Mujeres, suaves pero firmes, llamaron una y otra vez a los gobiernos para hacer de la igualdad en las leyes una igualdad real en la vida cotidiana.
Recordar ello, significa, una esperanza para las chilenas y un decálogo ejemplar para los gobiernos del mundo. ¿Será posible?
Desde la ONU de la tarea para eliminar la violencia contra las mujeres, Bachelet reconoció sistemáticamente que “aunque la igualdad entre las mujeres y los hombres está garantizada en las Constituciones de 139 países y territorios, con demasiada frecuencia a las mujeres se les niega el acceso expedito a la justicia y a la protección contra los abusos. Esto no se origina por desconocimiento sino por una falta de inversión y de voluntad política de respetar las necesidades de las mujeres y de proteger sus derechos fundamentales.”
Sus compromisos electorales, sus dichos en plena campaña la comprometen a romper un círculo vicioso donde la concertación impidió desmantelar la funesta historia del pinochetismo. El 28 de octubre último Bachelet se manifestó partidaria de la “despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo” pero sólo en tres casos: peligro de la vida de la madre, violación o inviabilidad del feto”, ya que en Chile el aborto está totalmente penalizado. También, propuso promover el matrimonio igualitario y ofreció, que tras un “debate abierto y participativo” enviar un proyecto de ley. Ojalá su nueva mayoría la apoye.
Y como todas las primeras magistraturas tendrá que mejorar la vida de las y los ciudadanos de cara a la situación económica. Ella ha dicho claramente (febrero 2011): “Las evaluaciones hechas en 134 países por el Foro Económico Mundial, que hace el seguimiento del desempeño en materia de igualdad de género, indican que hay una correlación evidente entre el progreso en materia de género y el PIB per cápita. Asimismo, un estudio reciente mostró que las compañías de la lista Fortune, en 500 que tienen la mayor cantidad de mujeres en sus juntas directivas eran 53 por ciento más lucrativas que las que tenían menos mujeres en sus juntas directivas” y estudios semejantes señalan que la primera magistratura en manos de las mujeres, aceleran el progreso social y la justicia.
Partidaria de acrecentar lo que se conoce como masa crítica femenina, en los espacios de toma de decisiones, también se esperaría una reforma electoral que abra nuevos espacios de participación política para las mujeres. Ella ha recomendado sistemáticamente, que las mujeres deben estar en todos los espacios, ser expertas en todos los temas, abrir debates, crear leyes y acciones que den a las mujeres nuevos elementos para su avance. Propiciar la masa crítica femenina.
No obstante que los datos mundiales siguen siendo exiguos.
- Sólo un 20,9 por ciento de las y los parlamentarios nacionales eran mujeres al 1 de julio de 2013, lo que significa que la proporción de mujeres parlamentarias ha aumentado muy lentamente desde 1995, cuando se situaba en un 11,6 por ciento.
- En junio de 2013, 8 mujeres eran Jefas de Estado y habían 14 Jefas de Gobierno.
- En mayo de 2012, Ruanda era el país del mundo con mayor número de parlamentarias (un 56,3 por ciento de los escaños de la cámara baja).
- A escala mundial, en julio de 2013, había 37 Estados donde las mujeres representaban menos de 10 por ciento del total de las y los parlamentarios en cámaras individuales o cámaras bajas.
- Sigue existiendo diferencias importantes en los porcentajes promedio de parlamentarias según las regiones, entre unas cámaras y otras y entre las cámaras altas y bajas. Al 31 de mayo de 2012 se registraba los porcentajes siguientes: África subsahariana, 19,7 por ciento; Oriente Medio y África del Norte, 13 por ciento; Asia, 17,9 por ciento; región del Pacífico, 14,9 por ciento; Américas, 22,8 por ciento; países nórdicos, 42 por ciento; y Europa, excluidos los países nórdicos, 21,1 por ciento.
- En enero de 2012, sólo un 17 por ciento de los cargos ministeriales estaban ocupados por mujeres; la mayoría de ellas se ocupaba de los sectores sociales, como la educación y la salud
- La representación de las mujeres en los gobiernos locales ha influido favorablemente. Una investigación sobre los panchayats (consejos locales) de la India puso de relieve que el número de proyectos de abastecimiento de agua potable en zonas en los que dichos consejos están liderados por mujeres era un 62 por ciento mayor que en el caso de aquellas cuyos consejos están liderados por hombres. En Noruega se encontró una relación de causalidad directa entre la presencia de mujeres en los consejos municipales y la cobertura del cuidado infantil.
- En general, se considera que la “masa crítica” con respecto a la representación de las mujeres se sitúa en el 30 por ciento. En julio de 2013, 35 países, de los cuales nueve se encuentran en el continente africano, habían alcanzado dicho porcentaje de referencia. De esos 35 países, 29 habían aplicado algún tipo de cuota, lo que incentivó el aumento de la participación política de las mujeres.
- A diferencia de lo que suele suponerse, la presencia de un mayor número de mujeres en la política no está correlacionada con niveles más bajos de corrupción. Lo que se observa, más bien, es la existencia de una correlación entre los sistemas políticos democráticos y transparentes y unos niveles de corrupción reducida; y ambos elementos crean a su vez un entorno propicio para un incremento de la participación de las mujeres.
En hora buena para Chile, para sus mujeres y sus niñas. El futuro es promisorio.