Muere «Duch», el cruel verdugo camboyano del régimen de los Khmer Rojos

Kaing Guek Eav, más conocido por el apelativo de «Duch», quien en los 70 dirigió el siniestro S-21, o Tuol Sleng (una escuela convertida en prisión y hoy transformada en Memorial y Museo), el campo de exterminio camboyano, ha muerto, a los 77 años, mientras se encontraba cumpliendo la condena de cadena perpetua por «crímenes contra la humanidad» que le impuso en 2012 un tribunal internacional, al considerarle responsable de la muerte de, al menos, 1,7 millones de personas entre abril de 1975 y enero de 1979 en la Camboya de la dictadura comunista de los Khmers Rojos.

Kang-Kek-Iew-Duch Muere «Duch», el cruel verdugo camboyano del régimen de los Khmer Rojos
Kaing Guek Eav, Duch

Kaing Guek Eav –quien cumplía la condena desde 2013 en la prisión provincial de Kandal- fue el primer alto responsable de los Khmers Rojos juzgado en 2010 por un tribunal de Naciones Unidas que le declaró culpable de torturas y crímenes contra la humanidad. Dos años más tarde, recurrió la sentencia alegando que solo era un funcionario subalterno que cumplía órdenes.

En el juicio de apelación –para entonces se había convertido al cristianismo- confesó su culpabilidad y colaboró con los jueces aportando todo lujo de detalles de su criminal cometido, intentando conseguir un perdón  imposible: «Querría –dijo en una  sesión del tribunal de marzo de 2009- reconocer mi responsabilidad legal en todos los crímenes cometidos en S-21, y en particular la tortura y ejecución de personas».

En el campo S-21 los guardias khmers rojos torturaban a los detenidos, muchos de ellos adolescentes, a los que Duch consideraba «como un pedazo de papel virgen y se les podía adoctrinar fácilmente», según la información de la Agencia France Presse.

Los torturadores exigían a los detenidos que confesaran crímenes inexistentes, con  la consigna de «hacer pedazos» a los contrarrevolucionarios y a los traidores. Así murieron miles de niños, profesores, mujeres embarazadas e incluso prestigiosos intelectuales por el delito de «llevar gafas», cuyo recuerdo se conserva, junto con miles de fotografías, calaveras y huesos, en el Memorial que hoy visitan los turistas en Camboya (Kampuchea Democrática durante la dictadura Khmer).

«Los crímenes cometidos por los acusados de S-21 son difícilmente igualables en la historia moderna en términos de barbarie, alcance, duración, premeditación y dureza combinadas», dijo en un momento del juicio Bill Smith, uno de los fiscales internacionales.

«Duch», quien ingresó en el movimiento maoísta dirigido por Pol Pot en 1967, fue nombrado responsable del campo S-21 en 1975, cuando el movimiento tomó el poder. En su intento de «construir una utopía agraria, los Khmers Rojos vaciaron las ciudades y obligaron a las familias a regresar a los pueblos donde la mayoría murieron de enfermedades,  hambruna, agotamiento o ejecutados».

La pesadilla terminó en 1979 cuando el ejército vietnamita derrocó al régimen «comunista». Duch escapó de S-21 en el último momento y desapareció. Muchos creyeron que había  muerto hasta que, en 1999, Nic Dunlop, un fotógrafo británico que visitaba un pueblo perdido en la frontera entre Camboya y Tailandia, le reconoció, lo que dio origen a una serie de actuaciones que finalmente acabaron con su detención.

Dunlop escribió un libro, «The Lost Executioner» (El último ejecutor), en el que aseguró que el control de Duch sobre lo que ocurrió en el S-21, «era total»: «Nada de lo que sucedía en la antigua escuela ocurría sin la aprobación de Duch. Cuando uno recorre los pasillos vacíos de Tuol Sleng cobra sentido la frase de Stalin quien dijo que una sola muerte es una tragedia». Saber que, avaladas por la estadística, las muertes fueron más de un millón «adquiere un valor terrorífico».

Duch, quien había sido profesor de matemáticas, conservó en «su escuela» una cantidad ingente de fotografías, documentos de identidad y confesiones de los prisioneros, que más tarde sirvieron a los fiscales para documentar los últimos momentos de la vida de miles de personas.

El trabajo del tribunal –un híbrido de jueces internacionales y camboyanos- que solo dictó tres sentencias condenatorias, entre ellas la de Duch- se vio obstaculizado por «lo limitado de su alcance, la avanzada edad de los acusados y las acusaciones de injerencia política».

El número dos del régimen, Nuon Chea, murió el 4 de agosto de 2019, durante su proceso de apelación. El cabecilla, Pol Pot, murió en 1998 mientras era prisionero de sus antiguos camaradas, convertidos en un reducto guerrillero escondido en la jungla.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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