Julio Mayo, último representante de un colectivo histórico del fotoperiodismo español
Bajo la firma Hermanos Mayo se refugiaba el trabajo de cinco fotoperiodistas de dos familias: los hermanos Paco (1912-1949), Cándido (1922-1984) y Julio Souza Fernández (1917-2018) y los hermanos Faustino (1913-1996) y Pablo del Castillo Cubillo.
Los Souza eran originarios de La Coruña, pero se trasladaron a Madrid siendo aún niños. Paco, el mayor, tenía catorce años cuando viajó a la capital de España para encontrar trabajo tras la muerte de su padre. Se alistó en el ejército y se convirtió en fotógrafo de la aviación militar, pero dejó la milicia para dedicarse al fotoperiodismo para el diario Informaciones.
Fue él quien enseñó a su hermano Julio, quien acaba de morir en México a los cien años, los secretos de la fotografía.
Afiliado al Partido Comunista, Paco fue perseguido por las autoridades por intervenir en las revueltas de Asturias junto a Dolores Ibárruri, por lo que decidió ocultar su nombre bajo el seudónimo de Foto Mayo (el nombre es un homenaje a la fiesta del trabajo). Publicó en medios de la izquierda, como Mundo Obrero, Renovación, El Socialista o Claridad y en otros menos conocidos como El Frente de Teruel y El Paso del Ebro. Durante la Guerra Civil, Faustino se integró en el regimiento de Enrique Líster y publicó sus fotografías en Pasaremos, la revista de este regimiento.
Durante la guerra civil todos los miembros del colectivo siguieron a unidades comunistas y anarquistas en las batallas del Jarama, el Ebro, Brunete, Teruel, Belchite, Barcelona…, captando los enfrentamientos y las escenas de la vida cotidiana. Estuvieron en las tres capitales sucesivas del gobierno republicano: Madrid, Barcelona y Valencia y sus fotografías llegaban a publicarse en revistas comprometidas con la causa republicana como Frente Rojo, Acero, Claridad, Superación.
Terminada la guerra, Julio cayó prisionero en Alicante, mientras Paco, Faustino y Cándido cruzaron la frontera a Francia y fueron trasladados al campo de refugiados de Saint-Cyprien para posteriormente exiliarse en México, a donde viajaron en el “Sinaia” desde el puerto de Sete.
En México fundaron una de las agencias más importantes de Iberoamérica, Foto Hermanos Mayo, después de trabajar para periódicos como El Popular, El Nacional y La Prensa (fueron los introductores de las cámaras Leica en México). La agencia llegó a distribuir fotografías a más de cien publicaciones, entre ellas, Time, Life y Paris Match, y también a la soviética Agencia Tass. Al salir de la cárcel, Julio se incorporó al estudio madrileño de Casa Emilio y colaboró en la industria del cine (entre sus trabajos destacan las foto fija de las películas “Los últimos de Filipinas” y “Alhucemas”).
En noviembre de 1947 se reunió con sus «hermanos» en la capital mexicana y poco después lo hizo Pablo del Castillo. Paco murió en 1949 cuando viajaba en un avión que se estrelló en el Popocatepetl.
En el Archivo General de México se encuentran más de siete millones de negativos de los Hermanos Mayo, y la Biblioteca Nacional de España custodia muchas de las fotografías de la guerra civil del colectivo.
La obra de los Mayo comenzó a reivindicarse en España a raíz de una exposición en el IVAM de Valencia en 1992, y en 2008 la Fundación Caixagalicia mostró sus fotografías en A Coruña. En dos ocasiones la agencia recibió el Premio Nacional de Fotografía. Autor de más de 40 libros, en 2003 Julio Mayo recibió también el Premio Ortega y Gasset de periodismo.