Nikki Haley: una «outsider» representará a EEUU en la ONU

La próxima representante de Estados Unidos en la ONU, Nikki Haley, designada por Donald Trump, quien asumirá la Presidencia este viernes 20 de enero de 2017, presentó su opinión sobre el papel de su país en el foro mundial, informa Tharanga Yakupitiyage[1] (IPS) desde Naciones Unidas.

Nikki Haley

Presentándose como un «par de ojos frescos» y «outsider» (recién llegada), la gobernadora del estado de Carolina del Sur subrayó la necesidad de que Estados Unidos desempeñe un papel fuerte en la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

«Cuando Estados Unidos no lidera, el mundo se vuelve un lugar peligroso. Y cuando el mundo se vuelve un lugar peligroso, los estadounidenses se vuelven vulnerables», dijo en una audiencia de confirmación en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.

Además, aseguró que devolverá a su país, su «indispensable voz de la libertad».

Al ser consultada sobre Rusia, Haley se mostró cuidadosa en la confianza que le tiene e indicó que Moscú puede ser valioso: «Rusia trata de mostrar su fuerza ahora, y tenemos que seguir siendo muy fuertes», opinó.

«Tenemos que decirle que no está bien lo que pasó en Ucrania ni en Crimea ni lo que pasa en Siria, pero también vamos a decirle que necesitamos su ayuda con el Estado Islámico», explicó.

Por su parte, Samantha Power, la representante saliente de Estados Unidos en la ONU, declaró en su último discurso que a Washington le interesa resolver los problemas y cooperar con Rusia, pero expresó su preocupación por las «acciones agresivas y desestabilizadoras» de Moscú en Crimea, Siria, así como su incidencia en numerosos países.

«Las acciones de Rusia no erigen un nuevo orden mundial, sino que destrozan el existente. Peleamos contra eso, tras derrotar a las fuerzas del fascismo y del comunismo, ahora confrontamos a las del autoritarismo y el nihilismo», opinó.

En la audiencia de confirmación, celebrada el miércoles 18 de este mes de enero de 2017, Haley reconoció que Rusia violó el orden internacional cuando invadió Crimea, que sus acciones en Siria constituyen crímenes de guerra y que está a favor de las sanciones contra Moscú. También destacó la necesidad de hacerle frente a todos y a cada uno de los países que pretendan interferir con Estados Unidos.

Su declaración podría entenderse como un distanciamiento de Trump, quien había negado la denuncia de los servicios de inteligencia de su país sobre la interferencia de Rusia en las elecciones estadounidenses.

Trump también se refirió a la posibilidad de aliviar las sanciones contra Rusia a cambio de un acuerdo para reducir el arsenal nuclear. Además, criticó a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a la que consideró «obsoleta».

«Es importante que tengamos alianzas», opinó Haley, diferenciándose también en ese punto del presidente electo.

«Creo que si seguimos hablando con él sobre estas alianzas y de cómo pueden resultar útiles y estratégicas, me adelanto a decir que nos escuchará y, con suerte, lograremos que comparta nuestra visión de la situación», añadió.

«Controlaré la parte que pueda», apuntó.

Haley también criticó a la ONU por su sesgo contra Israel. «Nunca fue tan consistente ni tan escandalosa como en su posición contra nuestro aliado cercano», opinó.

Al igual que Trump, Haley criticó la última resolución de Consejo de Seguridad, que reclama el cese de actividades en los ilegales asentamientos israelíes en territorio palestino, y la consideró un «terrible error» que hace más difícil la concreción de un acuerdo de paz.

En la votación del documento en diciembre, Estados Unidos rompió con su tradicional política de vetar las resoluciones contra el estado judío y se abstuvo. Por su parte, los otros 14 miembros del Consejo de Seguridad votaron a favor.

Haley se comprometió a no abstenerse cuando las acciones de la ONU entren en conflicto directo con los intereses de Washingon, incluidas las relativas a Israel.

Además, subrayó la necesidad de reformar la ONU, porque el objetivo es «crear un órgano internacional que sirva mejor al pueblo estadounidense». Para lograr los cambios, sugirió presionar con su poder económico.

«Somos una nación generosa, pero tenemos que preguntarnos cuánto bien se ha hecho con esa contribución desproporcionada. ¿Obtenemos lo que queremos por lo que pagamos?», preguntó. También mencionó al Consejo de Derechos Humanos como ejemplo y cuestionó la utilidad de apoyarlo cuando está integrado por países como Cuba y China.

El aporte de Estados Unidos a la ONU representa 22 por ciento del presupuesto total del foro mundial.

Dos senadores del Partido Republicano propusieron un proyecto de ley para reducir la contribución de Estados Unidos, no solo a la Secretaría de la ONU, sino a todo el sistema, incluido el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y ONU Mujeres.

Tras declarar que no tendría problemas en retirar el aporte de su país para lograr las reformas deseadas, Haley se retractó y dijo que no estaba a favor de un enfoque de «tala y quema» cuando pueden haber consecuencias indeseadas, sino que más bien lo usará como mecanismo de presión para que las agencias sean más efectivas.

Haley, nacida en Carolina del Sur en una familia de inmigrantes indios, es la primera mujer y la primera de una minoría en gobernar ese estado. Se hizo conocida por reclamar que se retirara la bandera confederada del Capitolio de su estado.

Además, será la única mujer en el Consejo de Seguridad de la ONU, de 15 miembros, tras reemplazar a Power.

  1. Traducido por Verónica Firme
  2. Publicado inicialmente en IPS Noticias

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