Para entender ampliamente la sustancia intrínseca de la Consulta Ciudadana para Juzgar a los Actores Políticos del Pasado, se hace necesario exponer que significa la Democracia Participativa, que ahora los interesados tratan de negar o cuando menos de desvirtuar.
Los estudiosos aseguran que en las sociedades actuales la democracia representativa es insuficiente para garantizar la eficacia y la eficiencia en la gestión pública. Las decisiones que se toman sobre políticas públicas nos afectan a todas y a todos. Por ello, cada vez, se hace imprescindible incluir a los ciudadanos en los procesos deliberativos, de discusión y decisionales de una nueva gestión pública, con mayor participación ciudadana.
El problema de la participación ciudadana no es tanto definirla como ponerla en práctica. De todas formas cualquier persona puede entender que la participación ciudadana se refiere a una serie de ideas y de actividades que favorecen un mayor empoderamiento de los ciudadanos en los asuntos públicos que les afectan. Este es el concepto político por excelencia de cualquier democracia: «Sin participación abierta no hay democracia». Esto es en síntesis la Democracia Participativa.
Partiendo de esos principios, hemos dicho que la jornada comicial del domingo pasado (1 de agosto 2021) es histórica porque a pesar de la escasa concurrencia a las urnas por acciones perfectamente concertadas, marca un antes y un después en la vida política de nuestro México.
Ya estamos enterados, que después de haberse computado el 98.8 por ciento de las mesas receptoras de la consulta popular, el porcentaje de participación fue de 7.06 por ciento, lo que significa que poco más de 6.6 millones de votos fueron emitidos.
Lo sustantivo es que 6.4 millones de votos fueron por el «Sí» para iniciar un proceso para esclarecer las políticas públicas tomadas por «actores políticos» en el pasado; mientras que el «No» obtuvo apenas 101.794 votos, eso y nada es lo mismo.
Por ello mismo el presidente Andrés Manuel López Obrador, desde Puerto Vallarta, Jalisco, reconoció que la práctica de la consulta popular, como la llevada a cabo, «se va a ir convirtiendo en un hábito, en una cultura», la cual se va a heredar a las próximas generaciones, por ello felicitó a la ciudadanía que, sin importar la decisión que haya tomado, participó en la consulta ciudadana para emprender o no un proceso para esclarecer las políticas públicas tomadas por «actores políticos» en el pasado.
Por su parte la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y el secretario general de Gobierno, Martí Batres, calificaron como todo un éxito la consulta popular. Si tomamos en cuenta, explicaron, que en la Ciudad de México participaron el 10 por ciento de los electores, 806.693 personas.
Por qué, porque el número de personas que participaron en la consulta rebasa por mucho a las 503.000 personas que participaron en la consulta sobre el Fondo Bancario de Protección al Ahorro, FOBAPROA en 1998, o a las 420.536 personas que participaron en la consulta sobre el segundo piso del Viaducto en el 2002.
La jefa de Gobierno además, cono ya lo apuntamos en la víspera, denunció que «hubo una falta de compromiso de parte del Instituto Nacional Electoral, INE, en la organización de la consulta», y aseguró que debía haberse dado más difusión a la consulta y se tendrían que haber colocado más casillas para emitir la opinión.
No sólo fue en la ciudad, relató, «estuve viendo las redes sociales y hubo estados de la República donde la gente tenía que trasladarse hora y media o dos horas a la casilla más cercana, eso impidió que hubiera una mayor participación ciudadana; no hubo casillas especiales por ejemplo y no obstante esos impedimentos para que se celebrara la consulta, hubo mucho mayor participación de la población».
La historia juzgara a los que interfirieron para que fracasara la jornada comicial de este domingo, empezando por Lorenzo Córdova Vianello, presidente del INE. Si su padre don Arnaldo Córdova Córdova, hombre de la verdadera izquierda mexicana, reviviera, se volvería a morir de pura vergüenza. Luchemos por la Democracia Participativa.