Olga Camacho o la fertilidad del loango tambú

A un año de la muerte de la cultora Olga Camacho, el 2 de septiembre el tambor coriano vuelve a repicar invocando al rítmico movimiento de las caderas.

image99-e1441358181521 Olga Camacho o la fertilidad del loango tambú

Ciertamente, una es de donde el corazón palpita con mayor entusiasmo. El mar, a veces, se me pone espeso de tantos recuerdos que se mecen en las olas sin que ninguno de ellos se vuelva espuma. Momentos que regresan a la memoria al contemplar a Olga Camacho fotografiada por Robert Flores del Instituto de Cultura del Estado Falcón (Incudef). En estas ocasiones vuelvo a los poemas del cronista falconiano Guillermo De León Calles: “El hada marina le comentó al niño que nunca lograría escuchar las voces de los habitantes del mar, porque el mar es un camino de silencios, en donde cada silencio pone su granito de arena”.

Cumbe coriano

Provenientes de Aruba, Curazao, Martinica y Bonaire arribaron las primeras generaciones de personas esclavizadas a tierras falconianas, al noroccidente de Venezuela. Se trataba de una población afroinglesa canjeada entre los invasores españoles e ingleses por alimentos y agua. Los puertos de La Vela y Muaco les recibieron con la benevolencia de tierra firme y la violencia del conquistador avaro.

Gracias al fluido intercambio comercial entre Venezuela y las islas antillanas fue mucha la mercancía que se transportaba a hombros de hombres entre Coro y el mar y viceversa. Entre toda ella, hubo toneles de vino, la mayoría de los cuales no llegaron a su destino al ser vaciados y abandonados en la playa.

En la arena enfriada con luz lunar, estos toneles se convirtieron en tambú, luego en los conocidos hoy en día como tambores corianos. Al principio fue sólo ritmo en honor a Ajé y canto en papiamento, lenguaje propio de loangos que habían sido secuestrados de Guinea y Mozanbique. Es en el año 1952 cuando se comienza a interpretar estos cantas en castellano.

Los esclavizados tenían el alma revuelta como las olas del mar simuladas por el movimiento frenético de las caderas de sus mujeres al bailar. Se dieron a la fuga y fundaron al sur de Coro un cumbe al cual denominaron La Guinea.

Cándida Rosa

Una tarde de agosto del año 2009, Olga Camacho, caminando entre Carrizal y Muaco, siguiendo la Ruta de los Esclavizados, me contó que fue en ésta, su población natal que aún conserva sus paredes de barro y techos de torta, donde también vivió la mítica Cándida Rosa.

Aunque nadie sabe su origen, se la supone proveniente de Bonaire tal y como los loangos, los primeros pobladores no indígenas de la Provincia de Coro.

Al llegar, traía la mirada extraviada de quienes se funden en el mar; su cabello se entrelazaba con algas y tenía los dedos rotos por el mordisqueo de los peces. Una familia jirajara la recibió en su hogar y allí conoció sus artes ancestrales para la medicina y el placer. Recorría las montañas hasta los afluentes de los manantiales Taica y Quiragua recolectando plantas, frutos y miel de abejas.

Usando tintura de sábila y árnica, curaba las heridas que los amos provocaban a los esclavizados. Aprendió que el mal olor que produce la ausencia de feromonas en los ancianos se elimina frotando el cuerpo con salvia y tomillo macerados en agua de manantial.

Supo que podía alejar el agobio de los guerreros colocándose desnuda, a horcajadas mientras ellos yacían en posición decúbito prono y su lengua cubría de miel y saliva sus miembros.
Una tarde, por los lados de Caujarao, fue sorprendida por los conquistadores españoles. A golpes le arrebataron la belleza, violaron su cuerpo y su espíritu; una vez saciadas sus ansias, la desmembraron.

Olga Camacho

image98-e1441358109157 Olga Camacho o la fertilidad del loango tambúEl pueblo caquetío llama arajó al lugar sagrado de donde toma el barro para hacer sus casas, mismas que de tanto andar de pueblo en pueblo confundieron su vocación de vasijas y ahora no albergan agua fresca sino sueños tórridos.

Descendiente de dicho pueblo y del loango del Congo es Olga María Camacho Chirinos, quien nació en el barrio La Guinea el 30 de mayo de 1928 y falleció el 2 de septiembre de 2014.

Desde muy niña, Olga comenzó a bailar y cantar. Al principio esta sensual danza era acompañada solamente por el tañido del tambor el cual se tocaba con ambas manos. A partir de 1965 la agrupación La Camachera, conformada por miembros de una extendida familia, le incorpora otros instrumentos tomados de la vida doméstica tales como un plato de peltre y una cucharilla, triangulo de acero, chapera, charrrasca de bronce, maracas, camaza, y un rayo.

Olga Camacho es responsable de la generación de una tradición llamada “Bienvenida a la Navidad” la cual consiste en un baile de tambor coriano por el Paseo La Alameda. Cada 30 de noviembre se reúne la comunidad y las distintas agrupaciones dancísticas luciendo sus vistosos trajes para deleitar a residentes y turistas.

Este año será igual: podremos escuchar el loango tambú de Olga, sentir su fresco aroma a manzanilla al cerrar las persianas de los párpados sintiendo el rumor lejano del mar. En su honor y embriagado de licor de poncigué, el sol se aproxima tanto a las dunas que sus flamboyanes comienzan a arder. El viento sopla apagando las llamas dejando en las copas sólo pequeños tizones encendidos. Así celebra el milagro de haber hecho posible que la tierra y el sol se enamoren sin que el amor los dañe con su fuego.

Ileana Ruiz
Ileana Ruiz (Venezuela). Activista de derechos humanos, investigadora social y periodista. Asesora en resolución de conflictos, educación popular, participación ciudadana y derechos humanos y profesora de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad. Articulista en el semanario venezolano “Todosadentro” del Ministerio de la Cultura desde 2006. Premio Nacional de Periodismo de Opinión, 2013. Entre sus publicaciones: De la indignación a la implicación (2006); Pueblo de agua: Cuentos para la educación en derechos humanos sobre la identidad del pueblo warao (2009); Servicio de policía bajo la mirada ciudadana (2010); La clave del acuerdo. Practiguía para la resolución pacífica de conflictos (2011); Pasos dados poco a poco. Memoria y cuentos del proceso de constitución de los Comités Ciudadanos de Control Policial (2012).

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