Palabras que confunden

Sería injusto no reconocer que ha habido un creciente interés por mejorar el lenguaje oral y escrito, sobre todo en personas cuya ocupación habitual es la escritura,  y en otras que de una u otra forma están ligadas con los medios de comunicación, como periodistas, locutores, animadores y los denominados creativos.

Es satisfactorio observar que día a día muchos de estos manifiestan su deseo de mejorar el lenguaje oral y escrito, y en ese sentido tratan de disipar sus dudas mediante consultas a fuentes en las que por lo general encuentran las respuestas deseadas.

«Pero paralelos a ese deseo por mejorar, están los casos de impropiedades en los que es prudente insistir en función de que los interesados puedan apercibirse de los elementos necesarios que les permitan mejorar. Gerundio mal utilizado, mayúsculas y minúsculas inadecuadas, omisión de signos de puntuación y de tildes, son las fallas más frecuentes. De cuando en cuando, sin pecar de repetitivo, suelo darle un nuevo enfoque a temas tratados con anterioridad»

Lo contradictorio de todo esto es que son casos sumamente sencillos, que se resuelven con un poco de sentido común y con la ayuda de un buen diccionario. Sobre esos ejemplos he escrito muchas veces, y en todas he procurado mostrar ejemplos sencillos, en función de que el esfuerzo sea provechoso.

Hoy voy a hablarles de tres palabras que se han convertido en la angustia de los que escriben, y en tortura para los que leen. Hay quienes aún no saben distinguir entre por qué (interrogativo), porque y porqué, y por eso es prudente volver sobre este tema, para que quienes se les dificultan estas tres formas, muy comunes en la escritura, puedan salir de la oscuridad.

Antes debo aclararles que cuando se escribe setiembre en lugar de septiembre, no se incurre en error, dado que se pueden usar las dos formas, en razón de gusto. Yo prefiero setiembre. Hago esta aclaración a propósito de que en los días más recientes, algunos sabidillos del idioma han pretendido tacharme la palabra como error. Los equivocados son otros.

Sin entrar en honduras, se debe tener presente que ¿por qué? Se usa para preguntar y para aludir incógnitas: “¿Por qué no me esperaste?”; “¿Por qué fuiste tan grosera con tus padres?”; “Nunca me dijo por qué no asistió a clases?”; “No sé por qué actúas así”.

La forma ‘porque’ se usa para responder y explicar causas: “¿Por qué llegaste tarde?” Porque se accidentó el vehículo en el que viajaba”; “Por qué estás tan flaco?” Porque me alimento una sola vez al día”; “No me cansaré de esperar porque sé que pronto volverás”; “Compraré un nuevo teléfono porque me cancelaron mis horarios profesionales”. Puede sustituirse por “pues” o “ya que”: “No me cansaré de esperar, pues (ya que) sé que volverás”; “Compraré un nuevo teléfono; pues (ya que) me cancelaron mis honorarios profesionales”.

Para algunos redactores, la situación se complica cuando deben usar el porqué, que es un sustantivo y debe estar precedido por un artículo: “¡Explícame el porqué de tu renuncia!”; “Sin un porqué, se despidió en silencio”. Es menester acotar que en muchos casos, el porqué puede ser sustituido por motivo o causa. El porqué también puede usarse en plural: “Aún el ministro de Energía no informado los porqués de la contingencia del viernes de 27 de setiembre de 2019”.

Es, como han podido ver, un tema sencillo; pero que requiere atención, para evitar confusiones y por ende impropiedades. Es fundamental que cada persona que utilice el lenguaje como herramienta básica de trabajo, se persuada de la importancia de escribir de manera adecuada, y así lograr el objetivo que se plantee. Escribir bien no implica tener conocimientos profundos de gramática. Solo hace falta sentido común y aplicar las nociones  que se adquieren en la escuela. Lo demás vendría por añadidura.

David Figueroa Díaz
David Figueroa Díaz (Araure, Venezuela, 1964) se inició en el periodismo de opinión a los 17 años de edad, y más tarde se convirtió en un estudioso del lenguaje oral y escrito. Mantuvo una publicación semanal por más de veinte años en el diario Última Hora de Acarigua-Araure, estado Portuguesa, y a partir de 2018 en El Impulso de Barquisimeto, dedicada al análisis y corrección de los errores más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana. Es licenciado en Comunicación Social (Cum Laude) por la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica) de Maracaibo; docente universitario, director de Comunicación e Información de la Alcaldía del municipio Guanarito. Es corredactor del Manual de Estilo de los Periodistas de la Dirección de Medios Públicos del Gobierno de Portuguesa; facilitador de talleres de ortografía y redacción periodística para medios impresos y digitales; miembro del Colegio Nacional de Periodistas seccional Portuguesa (CNP) y de la Asociación de Locutores y Operadores de Radio (Aloer).

4 COMENTARIOS

  1. Sencilla y clara la explicación del apreciado David Figueroa, lo que resta al lector verdaderamente interesado es asimilar la información y compararla con los casos que de seguro se presentan durante el ejercicio de la lectura. Ese es el complemento necesario que queda de parte de la persona interesada,

  2. Estimado David, de todos esos casos que has explicado el que creo que cuesta más atinar es el «por qué» para aludir incógnita, por que no está dentro de una frase interrogativa y puede que allí aparezca la duda cuando el sentido común no está afinado, sentido que por cierto, no es tan común como se quisiera. Me parece que es lo mismo que pasa con el cuándo, el dónde, el cómo, el cuán y el cuánto (no sé si se me escapa alguno) que llevan ese acento diacrítico cuando implican falta de certeza o incógnita, como tú bien señalas, pero que no están dentro de una expresión propiamente interrogativa. Por ejemplo, «Cuando regreses me cuentas cómo te fue», «En cuanto pueda te informaré cúanto cuesta».

    Después de revisar un poco… David, me surje la duda de lo que ocurre con todos estos adverbios y si deben llevar acentos diacríticos cuando las expresiones no son interrogativas sino exclamativas o admirativas. Fíjate en este caso con el que me topé en el Dicionario Clave cuando busqué el término «cuán»: ¡Cuán felices fuimos en aquel paraíso, juntos tú y yo! Este diccionario señala que «cuán» cumple la función de «adverbio poético» debido a que permite «encarecer o ponderar el grado o la intensidad de algo». Cosas tenedes, David.

  3. Buenos días Lic: David, muy buenos sus apuntes, siempre estoy pendiente de que entre uno más para recibir consejos, uno siempre aprende. Gracias y feliz día.

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