Papá o Mamá: un divorcio a ritmo de David Bowie

No hay duda de que los dramas con música ganan mucho en intensidad. Además, puedan convertirse en comedias de cierto calado, precisamente por su falta de pretensiones artísticas. Es el caso.

Papa-o-Mama-cartel Papá o Mamá: un divorcio a ritmo de David Bowie
Papá o Mamá, cartel

Papá o Mamá, película que dirige el francés Martin Bourboulon es, gracias a la música, una comedia que trata con sarcasmo y humor el tema del divorcio en sociedades avanzadas, la custodia de los hijos, la repartición de los bienes… Y que muestra, con ese mismo sarcasmo humorístico, que los adultos se comportan en estas circunstancias como niños.

Papá o Mamá (Marina Foïs y Laurent Lafitte) forman una pareja explosiva y así es como se exhiben desde la primera secuencia en la que, mucho antes de pensar en ser padres, vemos cómo ella le rompe el ordenador estrellándolo contra el suelo. Allí se engendra el primer hijo, y de ahí viene el casarse y seguir adelante, a hijo por año, en un todo que demuestra que ellos son así y que eso es lo que les funciona.

No ha lugar a engaños, por tanto, ni se puede decir que la violencia en la pareja que forman vaya en progresión o que se haya forjado en la convivencia. Unos años antes de llegar a este punto, Florence y Vincent Leroy, que así se llaman Papá y Mamá en la historia, eran dos amigos estudiantes que se han enamorado y viven juntos. Desde el principio, sus discusiones amorosas pueden acabar en asesinato, tal es la virulencia y el grado de provocación, y así siguen, pero siempre acaban enredándose en abrazos feroces que engendran hijos, la prueba a la vista está. Cuatro preciosos niños tan sanos y guapos como Papá y Mamá juntos.

Así es como se nos presentan cuando los conocemos, aunque lo mejor de sus peleas es la banda sonora al ritmo de la canción de David Bowie Modern Love, que pone al público a bailar dentro de la sala y no precisamente a pegarse. Hay que escuchar esta música, verdadero leit motiv de la película, para entender el tono de esas peleas engendradoras de hijos que son a muerte, o al revés: que son de amor pero que pueden (o podrían en manos de otros menos guapos) acabar en muerte.

Acostumbrados a este torbellino, el aburrimiento de la pareja vendrá cuando ya no se peleen, cuando cada uno haya triunfado en su trabajo, sus hijos estén criados, la casa en orden y sean una pareja envidiable. Entonces es cuando sorprenden al mundo con su separación. Una separación ya consumada en la intimidad mucho antes de anunciar públicamente su divorcio: se aburren juntos, y ésa es razón suficiente.

He aquí el resumen del argumento:

«Papá y Mamá, la pareja formada por Florence y Vincent Leroy han triunfado en todo. Ambos son líderes en sus trabajos, su matrimonio es envidiable, tienen cuatro hijos maravillosos y aún son jóvenes para tener muchos más… Pero cuando parecen más logrados, se aburren y su vida de pareja se convierte en una pesadilla. ​Desde este momento, la pareja se declara la guerra y va a hacer cualquier cosa para NO lograr la custodia de sus hijos.»

¿Cómo acabará el divorcio y la repartición de hijos y enseres? A Florence y Vincent Leroy les espera todavía una terrible y última pelea (o eso esperamos, que sea la última) antes de matarse o ponerse de acuerdo en el reparto. ¿Serán capaces? ¿Será a muerte, o en ella se engendrará un nuevo retoño que ponga gasolina a ese fuego cuando amenace con extinguirse? Un final previsible, dado el carácter tumultuoso, pugilístico, de su amor.

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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