¡Ay madre que se nos están yendo! En un día más de invierno que de primavera nos levantamos sin dos de los grandes. Chus Lampreave, la testiga de Jehová, la que pasó de nosotras porque le aburríamos, la que nos hizo llorar de risa porque era ella, Chus, la niña de la posguerra que se metió a pintar porque el arte tiraba de ella, se ha ido hoy al lugar en donde yacen los que nunca se van.
Chus LampreaveAl estar en contacto con varios artistas conoció a Jaime de Armiñán y posteriormente a Luis García Berlanga.
De ahí, El pisito, El Verdugo, La Escopeta Nacional, y posteriormente Almodóvar. Entre el lagarto Dinero de ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, Matador y Mujeres al borde de un ataque de nervios, con sus «testigas», Chus pasó a hacer de ella misma y se coló en nuestras respectivas vidas. Finalmente el cine la premiaría ya que conseguiría un Goya a la mejor actriz de reparto en Belle Epoque.
La hemos visto tanto, nos ha hecho reír tanto que hoy no nos sale llorar por ella sino recordarla viendo sus trailers en la red y reviviendo sus dichos, dimes y diretes.
Manolo Tena también se ha ido hoy, ¡vaya con la vida! La movida española hizo que muchas de sus canciones sean hoy un lema para los jóvenes de esa España desvertebrada, la de la sangre española, la del poderío y la verdad, ya que en sus letras que no dejaban indiferente a nadie. Chus ha muerto mayor, ya con 85 años pero Manolo nos deja con 64.
La vida no se elige como tampoco elegimos el final; quizá lo único bueno de la tecnología es que no se van, nos dejan su arte, sus canciones, sus películas, la vida que hemos compartido y que queramos o no es parte de nuestra magnífica historia; la de cada uno de nosotros. No nos olvidemos nunca, no les olvidemos nunca.
«Paso de vosotras, me aburrís…»seguro que diría Chus a Sus Señorías,
«Pasión gitana, con sangre española, cuando estoy contigo a solas…»o Manolo, que también les sabría cantar. «Tocar madera», aunque cuando llega, llega. Chus pasó de todo, y quizá, ese es el quid de la cuestión.
Descansad ya en paz.
