Periodistas acosados y APM denostada

No me cabe duda de que capitostes y mindundis de Podemos han acosado a los periodistas desafectos. No lo digo por la denuncia de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), que me parece confusa, oscurantista y desinformativa, sino porque hace tiempo que los de P’s son de la casta–caspa y han dejado claro que no van a ser menos que los demás. Ya lo dijo ese alma de cántaro que es Pablo–Manué antes de Vistalegre II, que él no quería un partido de banderías como el PSOE; revelador acto fallido que descubría que su modelo es el autoritarismo del PP, populista en éste, estalinista en aquél. Perros de distintas camadas y diversos collares, pero perros–perros como el que más.

De modo que si PSOE y PP, Iglesia católica, gran capital y demás semovientes de la recua político–social de este atribulado país han arrasado con el periodismo libre, han reducido al ostracismo a decenas de periodistas independientes o han comprado a otros tantos con momios suculentos y han convertido la prensa española –con todas las excepciones precisas– en un remedo democrático de la Prensa del Movimiento de la dictadura, ¿por qué P’s no habría de echar su cuarto a espadas, una vez que el romántico ‘asalto a los cielos’ se tradujo como prosaica ocupación de las poltronas? Si hacen escraches, sacan a pasear la lengua sin tasa y hacen gala de cierta violencia, ¿se van a cortar ante un pobrecito periodista que no escribe a su dictado sino, como mucho, al del que le paga o le inspira?

No hacen falta muchas explicaciones ni demostraciones; quien no sea consciente del estado de cosas descrito es que no ha vivido en este país en los últimos treinta años o es que es, quizá, poeta… Baste como señal inequívoca el comparar la consideración social del periodista reflejada en las encuestas: de ocupar un puesto en la vanguardia de la lucha por las libertades democráticas en la transición, actualmente viaja en el furgón de cola.

En diciembre de 2000, a los 25 años del ‘hecho biológico’ –como se decía en la prensa tardofranquista para referirse a lo que en mi barrio se llamaba el ‘lance palmatorio’ del General Patascortísimas–, el CIS hizo una encuesta para saber a quién acreditaba la opinión pública los méritos de la transición, desde cero a quienes “no contribuyeron nada” a 10 a quienes “contribuyeron muchísimo”. La prensa obtuvo 7’1 puntos, tras la corona, los ciudadanos y los partidos y sus líderes y por delante del movimiento obrero, los intelectuales y el movimiento estudiantil, éstos por encima de los 6 puntos, y, desde luego, de los suspendidos: los militares, con 4’7, y el farolillo rojo, la Iglesia católica, con sólo 4,1 puntos.

Pero bastaron siete años –los ‘The seven years itch’ (‘La tentación vive arriba’, de Billy Wilder)– para ponernos en nuestro sitio: una encuesta del CIS de julio de 2007 desvelaba que de 14 profesiones cuyo prestigio se daba a puntuar a los encuestados, la de periodista sólo mejoraba la de militar, incluso por detrás de dos profesiones tradicionalmente denostadas en la transición, la de juez y la de abogado, y en el extremo opuesto de las más valoradas, las de médico y enfermero, y hasta las de albañil, fontanero, policía y escritor.

En fin, un informe de la agencia Reuters, de hace un año o dos, revelaba, mediante encuestas a lectores de prensa de diversos países, que los españoles consideraban que su prensa era la menos creíble de la Unión Europea. ‘Nihil novum sub sole’, volvemos donde solíamos: la credibilidad que merecía la prensa en 1956 era ninguna para el 65 % de los españoles (‘Dictadura, socialización y conciencia política: persuasión ideológica y opinión en España bajo el franquismo’, tesis doctoral de Francisco Sevillano, profesor de la Universidad de Alicante). Éste es un país donde los líderes de la información son, desde la dictadura hasta esta mañana, el diario deportivo ‘Marca’ y el semanario ‘¡Hola!’…

Los periodistas, pues, carne de cañón al alcance de todos los depredadores. Con no pocos méritos y colaboración por su parte.

La defensa de los periodistas y los valores profesiónales

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Prego, entre Del Riego y González Urbaneja. P. Vázquez / APM

Pero de lo que no cabe duda es que la diligencia de la APM en la defensa de los periodistas acosados, encausados o atropellados no es de nuevo cuño. He de reconocer, de manera paladina, que sufría de los mismos prejuicios acerca del comunicado de la APM que la mayoría de los medios digitales que lo han comentado y que la práctica totalidad de los lectores que lo han apostillado en los respectivos foros, pero me hizo reflexionar Fernando González Urbaneja, quien fue presidente de la APM de 2003 a 2011, quien recordó –en un grupo de Whtsp que reúne ‘antiguos alumnos’ del Grupo 16– que intervino en defensa de ‘El País’ y la Ser contra el PP e invitaba a repasar las notas de prensa y los comunicados emitidos por la APM para librarse de ese prejuicio.

Y, en efecto, quien tenga la curiosidad –la honestidad profesional en el caso de los periodistas– de consultar la pestaña ‘Comunicados’ de la ‘web’ de la APM verá que quedan en agua de borrajas las acusaciones de sectarismo por el comunicado “ante el acoso de Podemos a periodistas”. La citada pestaña no se remonta, desgraciadamente, sino hasta 2007, pero la simple lectura de los titulares de las 13 páginas de la sección, unos 130 comunicados y notas de prensa, demuestran que nada periodístico les ha sido ajeno a las tres últimas presidencias de la APM, la actual de Victoria Prego, la anterior de Carmen del Riego y el segundo mandato de Fernando González Urbaneja. Desde los despidos masivos de los Ere,s a las agresiones verbales o judiciales y a las leyes y disposiciones restrictivas del ejercicio profesional o de la libertad de expresión, la APM ha ejercido, yo diría que de manera impecable, la labor de tutelaje y amparo, retruécano enfático, que se espera de ella. Siempre al margen de quién es el contraprotagonista, del nombre e influencia del agresor o acosador, de qué partido o institución representa, sea o no colega, dirigente de empresa periodística o becario de la profesión.

La guadaña de la crisis, que ha devuelto a esta profesión a los miserables estándares del franquismo, ha hecho gala de un agudo filo ideológico que se ha llevado por delante un par de generaciones de periodistas formados en un profundo sentido social de su profesión. Salvo error u omisión, no recuerdo ninguna denuncia de la APM en este sentido ni de las maniobras en la oscuridad para la imposición del pensamiento único mediático del que ‘disfrutamos’. Pero sí, desde luego y sin pausa, la denuncia continua por la destrucción sistemática de los puestos de trabajo, sin entrar, como acaso sea lógico, no lo sé, en la perversa lógica de la escabechina: la reducción drástica de los costes laborales, la carga de la pesada caballería de los trienios, y la escarda ideológica de las Redacciones: los tontos útiles de antaño –que en todos los estamentos se fuma, no sólo en el de los ‘compañeros de viaje’ del PCE– eran hogaño una importuna servidumbre onerosa. Por poner un ejemplo: “La APM rechaza el ERE de Unidad Editorial [editora de ‘El Mundo’] e impele a sus responsables a valorar la retirada del mismo”.

Ejemplos para todos los gustos y ocasiones

Contra los partidos políticos:

  • “El presidente de la APM califica de ‘barbaridad democrática y anticonstitucional’ la denuncia del PP valenciano contra las TVs”.
  • “Comunicado de la APM sobre las críticas del PP al tratamiento informativo sobre Rita Barberá”.
  • “La Asociación de la Prensa de Madrid rechaza las acusaciones de Conde a Yolanda Álvarez”. La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) rechaza la intolerable acusación que el diputado del PP Agustín Conde ha realizado contra la corresponsal de TVE en Israel, Yolanda Álvarez, a la que tildó de parecer una “activista” de Hamas, una organización que la Unión Europea y Estados Unidos califican como terrorista.
    “Por fin TVE cesa a su corresponsal en Jerusalén, que parecía una activista de Hamás en contra de Israel”, fueron las palabras de Conde en Twitter, en alusión al relevo de Yolanda Álvarez decidido por la Dirección de Informativos de la cadena pública” (28/03/2015).

Contra la fiscalía:

  • “La APM ofrece apoyo y asistencia jurídica a Carlos Dávila y Maite Alfageme contra la fiscalía por posibles delitos cometidos por publicar en la revista ‘Época’ información sobre el voto de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega en las pasadas elecciones generales.”.
  • “La Fiscalía de Madrid retira la acusación contra los periodistas de ‘ABC’ Cruz Morcillo y Pablo Muñoz por un supuesto delito de revelación de secretos por una información que publicaron en el diario sobre Luis Bárcenas.”.
  • “La APM ampara a periodistas de ‘ABC’ para los que un fiscal pide penas de prisión por presunta revelación de secretos”.

En defensa de los periodistas y contra el corporativismo periodístico:

  • “La APM y la FAPE condenan enérgicamente el ataque del presidente de la Agencia EFE a la dignidad personal de uno de sus trabajadores”.
  • “La APM reprueba las decisiones de Juan Luis Cebrián de movilizar a su grupo de empresas en contra de los medios –‘El Confidencial’, ‘eldiario.es’ y La Sexta– que han intentado vincularle con los llamados Papeles de Panamá en un asunto que le afecta de modo estrictamente particular”.

En defensa de los derechos profesionales. La APM no sólo se ha pronunciado repetidamente en defensa de la libertad de expresión –contra la ley Mordaza– y del derecho a la información sino contra las leyes restrictivas de los derechos profesionales:

  • “Carta respuesta a la AEDE del Presidente de la APM sobre la nueva redacción de la Ley de Propiedad Intelectual”.

La APM y Podemos

Llueve sobre mojado.

  • ·“La APM ampara al periodista Javier Negre, de ‘El Mundo’”. Negre comenzó a sufrir el acoso en las redes sociales a raíz de publicar en el suplemento ‘Crónica’, el 3 de abril de 2016, un perfil del concejal de Jaén en Común, marca de Podemos, Andrés Bódalo, en el que relataba una agresión a la propietaria de una heladería de Úbeda durante una huelga, el 20 de junio de 2002, cuando el edil era militante del Sindicato de Obreros del Campo”.
  • “La APM condena los ataques de Pablo Iglesias a un periodista de ‘El Mundo’ y a la profesión en general” (21/04/2016).

Y, en fin, una perla: el día, 22/01/2016, en el que la APM defendió a Podemos de los ataques periodísticos de Jiménez Losantos:

  • “La APM deplora las declaraciones de Federico Jiménez Losantos sobre miembros de Podemos”.
    “La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) deplora declaraciones como las efectuadas por Federico Jiménez Losantos en su programa de EsRadio del día 21 de enero en el transcurso del cual afirmó que, cuando ve a determinados miembros de Podemos como Íñigo Errejón, Carolina Bescansa o Rita Maestre, “Me sale el ‘monte’”… O sea, si llevo la lupara [escopeta de cañón recortado], disparo. Menos mal que no la llevo”.
    “La Asociación de la Prensa de Madrid condena, una vez más, expresiones como esta y como otras que se han producido en ocasiones anteriores, a cargo de autores distintos al mencionado hoy, que incitan a la violencia física y que contribuyen irresponsablemente a crispar el clima político en el país.
    “La APM respeta el derecho a la crítica, pero a ésta siempre le sobrará toda mención a la violencia utilizada como apoyo argumental”.

Batallitas personales

Terminaré por reconocer que mis prejuicios sobre los buenos oficios profesionales de la APM se basaban en mi insatisfactoria experiencia personal cuando, en determinados momentos de mi carrera, necesité su árnica moral. No puedo confirmar mi recuerdo con la actividad de la APM, pues la digitalización de notas y comunicados de prensa no llega más allá, como he dicho, de 2007.

Y aunque la memoria tiene su aquél

[Esa curiosa amalgama de impresiones, circuitos eléctricos neuronales y metafísica que llamamos recuerdos, ¿qué es? Esas fotografías nítidas cuando se tomaron, hoy con ‘flou’, ¿son alimento del presente, contenido de la vida, o sea, de alguna manera, la identidad de uno? Aunque el recuerdo no sea exactamente la experiencia que lo creó sino la reconstrucción que hace la memoria (que hasta tal punto puede no existir que los científicos definen como ‘falsas memorias’ las que sólo activan el hipocampo del lóbulo izquierdo cerebral y no otras regiones que también se remueven con el estímulo del verdadero recuerdo). La memoria configura un territorio balsámico, incluso cuando el recuerdo es doloroso, donde conviven pasado y presente. Lo que don Antonio Machado clavó poéticamente: ‘Cuando recordar no pueda,/ ¿dónde mi recuerdo irá?/ Una cosa es el recuerdo/ y otra cosa recordar”. Es decir, que al recordar no buscamos tanto la verdad digamos histórica como proporcionar al presente un bálsamo –quizá asirnos a él–. Lo que si es la inmortalidad, será la nuestra cuando no estemos, pues lo olvidado casi es como lo no vivido… Lo que otro poeta, el alemán Jean Paul Richter –romántico, claro– decía de otra manera: “El recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados”. Aunque vivamos en él con la inquietante duda de no saber, como Woody Allen, si los recuerdos son algo que tenemos o algo que hemos perdido],

digo yo que me acordaría de que la APM se hacía eco de que mi nombre, en numerosa compañía periodística, figuraba en la lista de fusilables el 24-F-81 –de lo que me he enterado ahora, gracias a una emisión de la Ser-Córdoba reseñada en la web de la emisora–; sabía que figuraba en las listas de otras tramas golpistas (la de la ‘Operación Galaxia’, por ejemplo), pero no de ésta. Tampoco supe nada en 1990, cuando fui despedido de ‘Interviú’ por presiones directas del gobierno de Felipe González y de su ministerio del Interior para cortar de raíz las informaciones sobre los GAL y las trapacerías del Cesid; entre los cientos, quizá más de mil llamadas telefónicas que recibí –como he contado y ahí guardo, de recuerdo por lo insólito, los registros telefónicos de ‘Interviú’ y de mi casa–, no estuvo la de la APM. Ni tampoco, en fin, cuando una conspiración de Pedro J. Ramírez con Álvarez Cascos y los dos miserables que ocupaban la dirección de Antena 3 TV, unos tales Mas y Nieto, cerraron ‘La sonrisa del pelícano’, el programa de Pepe Navarro del que yo era subdirector, simplemente porque el conocido y tonsurado actor porno creía que íbamos a emitir su repugnante vídeo: que 130 familias se fueran en la calle no fue motivo para una llamada ni un comunicado.

Ya digo: s.e.u.o…

En fin, hablar por no callar

El pequeño escándalo que ha motivado la nota de la APM que nos ocupa, en primera página de todos los medios cuando las anteriores, las citadas y otras, no habían merecido tal atención, quizá achacable a una deficiente gestión en la redacción y difusión, ha despertado toda clase de oportunismos. Aparte de las de plantilla de algunos medios y algunos contertulios, leo que ha “motivado reacciones de PP, PSOE y Ciudadanos, que se han mostrado muy duros con el partido de Pablo Iglesias”.

No puedo reírme porque tengo el labio partido –los fríos intermitentes–, pero ya les he extendido vales a los partidos para hacerlo en cuanto me cicatrice. Hay que tener jeta. Me recuerdan a los madridistas y barcelonistas del fúrgol cuando se quejan de los árbitros. Aunque la verdad es que a C’s no se le conocen martingalas –dales tiempo, me temo–, pero la lista de agravios de los otros dos contra prensa y periodistas y las ofensas políticas sobre la libertad de expresión en forma de leyes, presiones, subvenciones, concesiones…, comienza a tender al infinito. Si supieran lo que es el pudor, no habrían abierto la boca.

Y como todos los días sale un tonto a la calle, a veces para estrenarse y muchas para acumular trienios, tampoco aquí ha faltado la voz de la estulticia, incluso con ínfulas y chatarrería condecorativa: la del nobel Mario Vargas Llosa. Yo no sé qué hay que tener –‘or have not’– en la cabecita para decir que “Es un fenómeno muy preocupante que en España surjan en estos momentos casos de amenazas como las que acabamos de conocer, porque desde la transición no ha habido nada semejante, salvo quizá los crímenes de ETA”. En un país donde los periodistas han sido perseguidos por la (in)justicia, presionados por los partidos políticos y otras respetables instituciones, agredidos por los concernidos por la información, amenazados por éstos y por los terroristas, asesinados por ETA y, como hemos visto, objetivo criminal de los golpistas, la estupidez de Vargas Llosa es una nueva agresión moral, una ofensa, que sumar a la de toda esa gentuza.

Que nos permite concluir que Vargas Llosa es un gilipollas con nota alta o como decía el padre del gran diseñador sevillano Jacinto Gutiérrez de individuos de semejante jaez: “un gilipollas con toda la cuerda dada”.

1 COMENTARIO

  1. Buen trabajo Ignacio, es verdad que en este caso muchos periodistas nos hemos dejado llevar por convicciones personales, así que se agradece esta reflexión.

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