En los últimos años del siglo pasado una fuerte polémica sacudió el mundo del pensamiento en Alemania. Frente a la Teoría crítica de los últimos filósofos de la Escuela de Frankfurt liderados por Jürgen Habermas, un pensador contestatario y mediático llamado Peter Sloterdijk proponía en su obra «Normas para el Parque humano» plantear el tema de la selección genética para conseguir una civilización más humana.
Sloterdijk afirma que ante el fracaso de la Ilustración (un tema en el que profundiza en su obra «Los hijos terribles de la Edad Moderna», 2016), la biología será en el futuro más eficaz que la educación para desarrollar las mejores cualidades de la raza humana.
Sloterdijk propone nada menos que utilizar la manipulación genética del hombre para lograr un ser humano mejor, una teoría que provocó duras reacciones desde el mundo filosófico y sobre todo científico. Sloterdijk se justifica señalando que, fracasado el humanismo tradicional, es urgente establecer unas nuevas reglas que permitan afrontar la violencia embrutecedora de la actual sociedad para sacar al hombre de la barbarie.
Para el filósofo alemán la función humanista que el libro vino desempeñando desde la antigüedad entró en crisis después de la Primera Guerra Mundial con el establecimiento de la cultura de masas. La radio y la televisión vendrían a consolidar una cultura posthumanista que relegó el libro a una subcultura marginal.
Sloterdijk fundamenta en las doctrinas de Platón, Nietzsche y Heidegger sus afirmaciones sobre el fracaso del humanismo. Plantea la creación de ciudades-parque para la cría humana autoconfinada.
En resumen, se trata de la manipulación del genoma humano para la creación en laboratorio de un hombre más perfecto, de amansar lo que el ser humano tiene de bestial mediante procedimientos de lo que llama antropotecnia génica, en lugar de utilizar la educación.
Dos nuevos libros del filósofo alemán traen a la actualidad las teorías de este pensador, uno de los más polémicos de la modernidad en torno a la Cultura y a la Filosofía contemporáneas.
En «La herencia del Dios perdido» (Siruela) y «El imperativo estético. Escritos sobre arte» (Akal), Sloterdijk incide y amplía las teorías de anteriores obras, situándolas en el ámbito de la modernidad y la globalización.
En el primero culpa del avance de la radicalización que se viene observando desde el cambio de siglo a la creencia de que Dios es la fuente primordial para la seguridad y la protección del hombre. En «El imperativo estético» analiza, desde el mundo antiguo a Hollywood y los nuevos museos, los géneros culturales, desde las artes y las letras a la música y el cine.
Filósofo mediático
Peter Sloterdijk (Karlsruhe, 1947) estudió en las universidades de Munich y Hamburgo y orientó sus primeros trabajos al campo del estructuralismo y la hermenéutica.
Su popularidad es fruto en buena medida de la utilización que ha hecho de los medios de comunicación, preferentemente de la televisión, que tanto critica, para convertirse en los años finales del siglo veinte en una estrella mediática de la cultura utilizando la provocación y el escándalo y convertirse en un ‘enfant terrible’ de la Filosofía.
Su primera obra, «Crítica de la razón cínica», de 1983, fue uno de los libros de Filosofía más vendidos del siglo veinte. Sus éxitos continuaron con «Ensayo épico sobre la filosofía del sicoanálisis» (1986) y «Eurotaoísmo. Una crítica de la cinética política» (1989). Por «Ira y tiempo» (2007), un ensayo sobre lo que llama «izquierda fascista» y «nacionalismo económico venenoso», el Instituto Rosalía de Castro de Santiago de Compostela lo galardonó en 2013 con el Premio Bento Spinoza.
Pero su obra más celebrada está en los tres volúmenes de «Esferas» (Burbujas, Globos, Espumas), donde Sloterdijk elabora una doctrina filosófica para interpretar el mundo contemporáneo, en la que sitúa la evolución de las relaciones humanas en esferas de inmunidad frente a las amenazas exteriores, esferas que corresponden, sucesivamente, al útero materno, la familia y las amistades (microesferas); a las comunidades y asociaciones (macroesferas), y a los partidos, las iglesias, los pueblos, las naciones, el mundo (poliesferas).
Para Sloterdijk Dios sería una esfera infinita cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna. Algunos filósofos han interpretado esta teoría como un nuevo planteamiento de la nietzscheana «muerte de Dios». En «La herencia del Dios perdido» analiza las consecuencias de esta afirmación.
Una interpretación sobre la contemporaneidad se contiene en la recopilación de conferencias publicadas con el título de «¿Qué sucedió en el siglo XX?» (Siruela) donde advierte del retorno de los viejos demonios que convulsionaron la historia de Europa, ahora en forma de cambio climático, biotecnología, globalización.