Premio Casa de las Américas rescata historia de las mujeres

Helen Hernández Hormilla (SEMlac)

Mariana-Libertad-Suarez Premio Casa de las Américas rescata historia de las mujeres
Mariana Libertad Suárez

La lectura feminista de la historia trae de vuelta a una de las figuras indispensables de la independencia americana en el ensayo La loca inconfirmable. Apropiaciones feministas de Manuela Sáenz (1944-1963), de la venezolana Mariana Libertad Suárez, galardonado con el Premio Extraordinario de Estudios de la Mujer Casa de las Américas 2014.

El jurado, compuesto por las expertas en género Anabelle Contreras Castro (Costa Rica), Chiqui Vicioso (República Dominicana) y Norma Vasallo (Cuba), encontró en la obra una «inteligente capacidad crítica y argumentativa», junto a un bien logrado enfoque de género, excelente escritura y brillante manejo de fuentes bibliográficas.

Aunque Manuelita Sáenz, compañera de vida de Simón Bolívar y activa luchadora en el proceso independentista americano, es hoy más o menos conocida, esta reivindicación llegó solo a mediados del siglo XX, pues entre sus contemporáneos fue soslayada y criticada por romper los cánones impuestos a las mujeres.

El libro de Suárez rescata, justamente, el proceso creativo de cinco de sus biógrafas entre los años 40 y 60 del siglo pasado y pone a dialogar la existencia de estas escritoras con el resultado de sus lecturas sobre Sáez.

Así, entrelaza la historia de cinco países del continente, «en un estudio comparativo que también se hace cargo de importantes debates como los de nación, ciudadanía, el papel de los intelectuales y la escritura de la historia y la crítica literaria», refiere el acta del jurado.

Para Anabelle Contreras, «es un entramado de memorias de mujeres y de interpretación de la Historia, porque no solo trata aspectos interesantes de Manuelita, sino la manera en que otras mujeres también debieron forzar espacios consagrados a los hombres para escribir sobre ella».

Suárez es doctora en Filología Hispánica de la Universidad Complutense de Madrid y enseña en el Departamento de Literatura de la Universidad Simón Bolívar de su país. Sus estudios sobre la escritura de las mujeres han sido publicados en varias revistas académicas y es autora del libro Criaturas que no pueden ser: narradoras venezolanas en el postgomecismo (Monteávila editores, 2005).

Además de su texto, recibieron mención las obras El desorden de la democracia. Partidos políticos de mujeres en Chile, de Alejandra Castillo (Chile) y Escritoras latinoamericanas: aportes al discurso de la transgresión, de Guisela López (Guatemala).

Desde 1994, cuando ganó el ensayo La mujer fragmenta. Historia de un signo, de la mexicana Lucía Guerra, el Premio Casa de las Américas no convocaba en sus apartados extraordinarios al de estudios de la mujer.

En esta ocasión, el equipo organizador del certamen rindió homenaje al bicentenario de la escritora cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda, a quien se considera precursora del feminismo latinoamericano.

«Si un Premio de tanta trayectoria como el Casa de las Américas reconoce los estudios de la mujer, contribuye a legitimar aún más el derecho a expresarnos en este campo, un objeto que requiere de reflexión y que no siempre es valorado», reconoció a SEMlac Norma Vasallo.

La presidenta de la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana encontró en las obras analizadas la propensión a relacionar el feminismo con asuntos como la participación política, la creación literaria o aspectos abordados en la literatura.

También resultó recurrente el tema histórico para hacer visible a mujeres o alguna problemática específica de ellas, así como el impacto de ciertas luchas feministas sobre la vida y obra de las personas que las realizan.

«Son trabajos complejos -reconoció Vasallo-, pues quienes se dedican a estos temas por lo general se sienten obligadas a demostrar la certeza de sus tesis y, por tanto, abunda una expresión de un nivel de sapiencia profundo».

Las integrantes del jurado analizaron la urgencia de conservar la herencia feminista y contemporanizarla a partir de las necesidades actuales en el panel «Mujeres plenas de hoy, gracias a las de ayer. ¿Qué pasará mañana?», celebrado en la Casa de las Américas el martes 28 de enero.

Luisa Campuzano, directora del Programa de Estudios de la Mujer de esa institución cultural, acentuó que, aunque un buen grupo de las mujeres de hoy somos beneficiarias de la gran revolución feminista del siglo XX, no debe perderse de vista que para muchas esas reivindicaciones siguen siendo un sueño.

En su opinión, las mujeres pasaron, en menos de un siglo, de la nulidad a la adquisición de derechos para vivir una vida plena, «pero en este campo minado la lucha continúa, y para lograr el ‘nunca más’ hay que estar alertas y dispuestas a participar en un imprescindible diálogo intergeneracional».

Lo que ha pasado, a juicio de Chiqui Vicioso, es que las generaciones actuales de mujeres asumen sus libertades como dadas, sin conciencia del sacrificio que estas significaron para otras mujeres.

En Cuba, advirtió Vasallo, donde en los últimos 50 años las mujeres han crecido en participación pública, se corre el peligro de que, con lo alcanzado, se pierdan de vista las necesidades de las sociedades actuales.

«Esos cambios en la situación de las mujeres pueden ser reversibles si no se defienden», apuntó por su parte la ensayista Zaida Capote, presente en el debate.

A esta perspectiva, Contreras añadió el de las múltiples discriminaciones sufridas por mujeres a causa del color de la piel, etnia, posición económica, entre otras.

«El feminismo solo puede crecer si se hace autocrítica y reconoce que los diferentes grupos de mujeres experimentan distintas opresiones», resaltó la costarricense.

En diálogo con SEMlac, la ensayista abundó sobre la necesidad de ganar espacios para aquellas voces que todavía no ocupan ninguna posición discursiva por pertenecer a sectores invisibilizados.

Además, defendió la posibilidad de acometer diálogos entre diversas disciplinas que se salgan de las agendas impuestas por el feminismo global del norte.

Otras mujeres premiadas en esta edición del certamen fueron las colombianas Margarita García Robayo, con su colección de cuentos Cosas peores, y Piedad Bonnett, ganadora del lauro honorífico de poesía José Lezama Lima por el libro Explicaciones no pedidas.

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