Primarias socialistas: la hora de la verdad

El domingo 21 de mayo de 2017 tuvieron lugar las primarias socialistas, en las que se elegía a la persona que ha de ostentar el cargo de secretario general, máximo responsable de la organización en los próximos años.

Un acto este abiertamente democrático del único partido que se atreve a llevarlo a cabo en España, porque hay que tener arrojo para confrontar públicamente ideas dentro de una misma organización, debatir, discrepar abiertamente, llegado el caso, y todo eso de cara a una sociedad que permanece expectante. Y además siendo conscientes de que en todo enfrentamiento, en este caso dialéctico, hay unos que ganan y otros que pierden y los rasguños dejados, cuando no heridas, requieren de una pronta cura.

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Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López en una fotografía de unidad tras conocerse los resultados de las primarias socialistas que otorgan la secretaría general a Sánchez.

Varias cosas han quedado meridianamente claras tras estas primarias socialistas. La primera es la clara victoria en las urnas del candidato a secretario general Pedro Sánchez, quien se ha alzado con el 50 % de los votos, cuando algunos auguraban otro resultado, pero en un proceso democrático las que hablan son las urnas, y lo demás son meras elucubraciones.

Pero otro dato a tener en cuenta es que los votos juntos de los otros dos candidatos, Susana Díaz y Patxi López, han sumado también otro 50 %, cifra nada baladí a la hora del día después. Podría decirse, matemáticamente hablando, que el Partido Socialista Obrero Español tiene un claro ganador, es cierto, pero junto a ello tiene otro 50 % de militantes que han votado otras opciones, perdedores en este caso, pero que están ahí, existen y van a seguir existiendo.

Es por eso que el ya secretario general, Pedro Sánchez, deberá emplearse a fondo para conciliar, a partir de hoy, las distintas sensibilidades, formas de pensar que conviven dentro de la familia socialista, en aras de que la cosa llegue a buen puerto. Y la argamasa de esa conciliación, a lo que se referían los tres candidatos una y otra vez durante la campaña, con la llamada a la unidad del partido al día siguiente, deber estar compuesta tanto de la generosidad en la victoria, como de aceptación de la derrota. Tanto unos como de otros deben buscar los cauces de entendimiento que devuelva a este partido al lugar que durante tantos años a ocupado, como ha sido el gobierno del país

Pero el PSOE, con sus 138 años de historia, es una organización muy compleja y solamente conociéndola se pueden comprender ciertas cosas. Hoy tiene un nuevo secretario general, es cierto, siendo el máximo cargo en el partido, que dirigirá su destino en los próximos años. Pero junto a ello tendrá que tener en cuenta a la ejecutiva que él nombre, al comité federal, máximo órgano entre congresos, así como a presidentes de comunidades autónomas, a alcaldes de cientos o miles de pueblos que, no olvidemos, han sido elegidos en cada lugar por los ciudadanos con sus votos, y serán ellos, los ciudadanos los que en última instancia serán los que los revaliden o aparten.

De ahí el enorme trabajo y responsabilidad que tiene ante sí el nuevo secretario general socialista, Pedro Sánchez, de hoy en adelante para emprender, como dijo en la noche tras el escrutinio, “el camino de la Moncloa”, al que sin lugar a dudas puede llegar, y al que tiene todo el derecho. Pero no debería adoptar el papel de flautista de Hamelin, al que deban de seguirle todos los militantes con solo oír la melodía de su flauta, sino más bien el del político serio que, bregado, consciente de su responsabilidad, que sepa templar gaitas, consensuar, escuchar a unos y a otros buscando la unidad pregonada, pues todos son socialistas al fin y al cabo, independientemente de a quienes hayan votado.

Porque él puede llevar, con su clara victoria, el timón de la barca que le conduzca a la Moncloa, pero se necesitan los remeros; es decir, un partido unido que ejerza la fuerza motriz necesaria.

Conrado Granado
@conradogranado. Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. He trabajado en la Secretaría de Comunicación e Imagen de UGT-Confederal. He colaborado en diversos medios de comunicación, como El País Semanal, Tiempo, Unión, Interviú, Sal y Pimienta, Madriz, Hoy, Diario 16 y otros. Tengo escritos hasta la fecha seis libros: «Memorias de un internado», «Todo sobre el tabaco: de Cristóbal Colón a Terenci Moix», «Lenguaje y comunicación», «Y los españoles emigraron», «Carne de casting: la vida de los otros actores», y «Memoria Histórica. Para que no se olvide». Soy actor. Pertenezco a la Unión de Actores y Actrices de Madrid, así como a AISGE (Actores, Intérpretes, Sociedad de Gestión).

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