En las clases de latín de mi colegio debíamos aprender de memoria las Catilinarias; discursos de Cicerón contra Catilina, del año 63 antes de Cristo.
Y recordé la frase que inicia el primero de ellos ¿quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? (¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia?) al empezar a escribir este artículo sobre la corrupción reinante en los gobiernos de la autollamada Cuarta Trasformación (4T).
Sus ignorantes y farsantes funcionarios y legisladores, antes mal trajeados y con zapatos sucios, se han vuelto cursis y exquisitos gastadores del dinero ajeno en ropa, viajes, hoteles, restaurantes. han pagado millones de dólares, en propiedades en México y Estados Unidos
Han pagado millones de dólares, en propiedades en México y Estados Unidos y atribuyen su repentina riqueza «a herencias» de familias que nunca supimos nadaran en abundancia.
Las inundaciones de la semana pasada dejaron bajo el agua cien municipios, 72 muertos y otros tantos desaparecidos, 120 comunidades que siguen incomunicadas, decenas de miles de indignados porque el gobierno no los alertó y no dio manutención a tuberías de aguas y drenajes, y muchos miles de familias deprimidas porque perdieron todo y las ayudas están siendo mínimas y lentas.
Pero le cayeron como anillo al dedo a la presidenta Claudia Sheinbaum, porque con otros temas en que ocupar sus conferencias mañaneras, se salvó de seguir defendiendo a sus colaboradores y amigos de la corrupción documentada con pelos y señales.
Sirvieron de distractor a sus reformas legales, que nos dejan desprotegidos ante arbitrariedades y le dieron pretexto para tachar de «insensibles ante la desgracia del pueblo», a quienes demandan explicaciones sobre los siete años de desabasto de medicinas en hospitales públicos que han ocasionado muertes y gravedades y los asesinatos y desapariciones de muchachas entre quince y treinta años, y niñas y niños de siete a catorce años.
Estas inundaciones dejaron otra vez al descubierto, la codicia del expresidente López Obrador quien, al apropiarse de miles de millones del Fondo Nacional de Emergencias, Fonden¸ desamparó a damnificados del presente y el futuro.
Y aterra que mientras Sheinbaum ha perdido más de una semana ordenando censarlos, el Cártel Jalisco Nueva Generación haya entregado ya, ayudas y despensas.
Atemorizante es también, que cada día salgan nuevos casos de corrupción, nuevos crímenes y poco confiables resultados por cómplices o deficientes investigaciones.
Que diariamente haya más funcionarios sentados en el banquillo de los acusados y que desgraciadamente solo serán juzgados por la opinión pública, porque la impunidad que llega a más del 95 por ciento permite sigan ocupando secretarias de estado y curules.
Y es revelador que todos los mencionados, sean parientes o cercanos a López Obrador.
Su corcholata predilecta hoy presidenta Claudia Sheinbaum, ha regalado en los últimos cuatro meses a Cuba, donde me late está escondido, tres mil millones de dólares; cifra equivalente al presupuesto para la seguridad pública de México en un año.
Su director del Fonden, José María Tapia, tiene hoy propiedades de millones de dólares en Houston, Miami y Querétaro.
Su hermano Pepín López Obrador, pasó de pordiosero a potentado al comprar con cash trece ranchos, 280 hectáreas, y 797 reses.
Su secretario de Gobernación y hoy senador Adán Augusto López, se hizo multimillonario porque, dijo, fue al mismo tiempo notario, abogado y ganadero y porque aunque no lo dijo, se robó novecientos millones de pesos siendo gobernador y es parte de la mafia que nos estafó seiscientos mil millones en gasolina ilegal (huachicol).
Su titular del Centro Nacional de Inteligencia, general Audomaro Martínez Zapata, fue jefe de esa mafia en la que se coludieron el crimen organizado, aduanas, militares y funcionarios.
Su secretario de Marina Rafael Ojeda, respaldó a sus sobrinos contraalmirante Fernando Farías y Manuel Roberto Farias, actores principales en esa corrupción multimillonaria.
Su directora de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), Ana Guevara, “desvió” a sus bolsillos, decenas de millones de recursos fiscales.
Su directora general del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conacyt), María Elena Álvarez-Buylla desapareció centenares de millones de pesos y favoreció a una empresa que construyó en su jardín una casa para su hija.
Su presidente del Movimiento de Renovación Nacional (Morena) Mario Delgado Carrillo, hoy secretario de Educación Pública, encubre la venta de títulos, cédulas profesionales y grados académicos falsos.
Anallely López Hernández, hoy delegada del Bienestar en Puebla, fue vinculada al líder sindical, Nazario Ramírez ligado al Cártel Jalisco Nueva Generación.
Y su secretario particular y hoy senador Alejandro Esquer, hizo fila varias veces en el mismo banco para depositar grandes cantidades en montos pequeños sin despertar sospechas; y se cuenta que al saberlo AMLO sonrío diciendo, «Ya le tocaba».
A más de cincuenta de esos a los que «ya les tocaba», les ha retirado Trump las visas a EEUU.
Y el Departamento del Tesoro ha advertido que siete empresas ligadas al Cártel de Sinaloa han sido desde 2018 proveedoras de los gobiernos de la 4T.
En fin, todo lo anterior es una minúscula muestra de cómo estamos y a dónde va el dinero que pagamos en impuestos y debiera emplearse, en darnos seguridad, salud, educación, agua potable, carreteras y drenajes de calidad.
