Rusia: un ejército de internautas a la mayor gloria de Putin

Los periodistas rusos llevan dos años interesándose por su existencia; los medios occidentales algo menos pero, en todo caso, ahora es un tema que ocupa primeras páginas de los grandes medios internacionales: las “fábricas de trolls” rusas son enormes oficinas de trabajadores a destajo, pagados evidentemente, que se hacen pasar por internautas normales y cuelgan comentarios falsos en los artículos y blogs que critican las actuaciones del Kremlim y sus responsables.

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Auténticos “nidos de trolls”, donde un ejército de internautas rusos amparados por denominaciones como Agencia de Investigación de Internet, o similares, se encarga de difundir por la Red comentarios siempre favorables a Putin, sus amigos, sus ministros y el resto de cargos oficiales. La utilización de los trolls ha ido in crescendo en los últimos meses, a medida que se agudizaba el conflicto con Ucrania y aumentaban las desavenencias entre Rusia y occidente.

Según informaciones publicadas en los semanarios Mi región y Novaya Gazeta, reproducidos por el digital Russie Info, el periodista Andreï Sochnikov, de la revista de San Petersburgo Mi Región, ha conseguido una serie de documentos, así como entrevistar a un antiguo empleado de Agencia de su ciudad, en la que confirma que 400 agentes gestionan colectivamente miles de cuentas de redes sociales en LiveJournal, Twitter y otras plataformas, en las que escriben comentarios a favor del Kremlin con un lenguaje preestablecido, y los mezclan con otros “apolíticos” sobre, por ejemplo, fotografía, moda o deportes. La entrevista ha desvelado, entre otras cosas, las palabras clave proporcionadas a los trolls para tratar el asesinato del líder de la oposición Boris Nemtsov –exdiputado y exvicepresidente del gobierno con Boris Yeltsin- abatido en pleno día, en una calle de Moscú el 27 de febrero de 2015.

Las Agencias de falsos internautas creadas por las autoridades rusas imponen a sus empleados directrices muy estrictas y exigentes para los comentarios, así como palabras específicas que hay que escribir obligatoriamente, distintas según los temas específicos tratados (Ucrania, Unión Europea, Estados Unidos, oposición rusa, etc.).

Una cuenta falsa típica es por ejemplo la que corresponde a “Natalia Drozdova», que tiene un blog en LiveJournal, una cuenta en Twitter, una página en Facebook y un perfil en Google+, así como una cuenta en VKontakte. Naturalmente, Natalia Drozdova no existe y, según las declaraciones recogidas por Sochnikov, todas esas cuentas las gestiona una empleada llamada Tatiana Kazakbaïeva, quien en su perfil incluye entre sus intereses “el arte, la psicología y todo lo que ocurre en el mundo”.

Aunque la mayoría de sus comentarios no tienen nada especial (entre otros, sobre la obesidad, el libro Cincuenta sombras de Grey o un altercado con un vigilante por meter un cochecito de bebé en los lavabos de un centro comercial), de vez en cuando manifiesta opiniones chocantes sobre la actualidad: ha escrito sobre la continuidad del programa nuclear de Irán y se ha preguntado si no será que la oposición rusa ha sacrificado a Boris Nemtsov para sus propios fines, evidentemente siguiendo la “nota técnica” que la Agencia estableció el 28 de febrero, día siguiente al asesinato y fecha en que la falsa Natalia Drozdova publicó su comentario, y que decía textualmente: “Idea principal: opinar que algunos agentes ucranianos podrían estar implicados en la muerte del opositor ruso (…) La muerte de Nemtsov no ha sido fortuita en relación con las condiciones de aplicación de los acuerdos de Minsk y la posible mejora de la cooperación entre Ucrania y Rusia. En este momento, Occidente se refiere de nuevo a Rusia en sentido negativo, lo que significa una evidente provocación con el objetivo de sembrar el descontento entre los representantes de la oposición, que quieren empezar a convocar concentraciones y manifestaciones para derrocar al poder”.

El comentario de «Natalia» en su LiveJournal fue: “Desde esta mañana estoy leyendo sobre las circunstancias del asesinato de Nemtsov. Y cuanto más leo, más me convenzo: han sido los suyos quienes simplemente le han sacrificado. El lugar en que le han matado (Cerca de los muros del Kremlin), la persona que le acompañaba en el momento de los hechos (una modelo de Kiev, Anna Douritskaya), el procedimiento utilizado (No un banal accidente de coche sino un disparo), y también el hecho de que la chica haya resultado indemne, explican que ha sido una provocación. Una provocación para que la gente salga a la calle y haga la revolución en nuestro país (¿Cómo acabará todo? Esa es otra cuestión)”.

Según declaraciones de otro “empleado” de la Agencia de San Petersburgo a Radio Free Europe Radio Liberty (una emisora que financia el Congreso de Estados Unidos y que jugó un importante papel durante la guerra fría), los trabajadores de la “fábrica de trolls” cobran 40.000 rublos (640 euros) al mes con una exigencia de 135 comentarios, nunca inferiores a 200 caracteres, en las doce horas de trabajo diarias, después de pasar un examen de escritura. Ejemplo de una orden: Tema: manifestar una actitud positiva hacia la política interior de Vladimir Putin a partir de “el presidente ha celebrado la Navidad con personas desconocidas y normales”. Palabras clave: presidente, Vladimir Putin, política, navidad, actualidad política.

En abril de 2015, la edición francesa del diario digital Huffington Post publicaba un reportaje de la Agencia France-Presse sobre una tal Lioudmila Savtchouk, rusa de 34 años y madre de dos niños, contratada como soldado para la guerra de la información en el ejército de trolls del Kremlin durante dos meses, quien confesaba haber sido escrito comentarios como “Los ucranianos son fascistas” o “Europa es decadente”. Según ella, la convocatoria para esas plazas se encuentra en páginas web especializadas, como www.hh.ru, y lo que se pide es “redactores” o “gestores de contenidos” y el envío de un curriculum.

El periódico de oposición Novaya Gazeta, que consiguió “colar” una periodista en la Agencia en 2013, asegura que algunos de los trabajadores “tienen miedo. Hay cámaras por todas partes. A otros, en cambio, no les parece deshonesto lo que hacen».

El digital Global Voices Online publicaba en marzo de 2015 el caso del conocido bloguero estadounidense David Svonson a quien, en una manifestación contra la guerra en Washington, se le acercó un joven que se presentó como Alexei Padalko y le enseñó un carné de ayudante del agregado del ejército del aire en el Consulado ruso, compró uno de sus libros, le pidió un autógrafo y le invitó a tomar un café “para hablar de la posibilidad de una colaboración en el marco de un trabajo por la paz”.

Una vez en la mesa del bar, Padalko le ofreció dinero a cambio de que publicara, en su blog y con su firma, artículos “preparados” sobre la situación en Ucrania. Svonson rechazó la propuesta apelando a la ética periodística, y el ruso se sorprendió de la respuesta, por venir de un bloguero: “Para él, un bloguero es alguien que se puede comprar para hacer propaganda, mientras que un periodista es alguien que te va a causar problemas”.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

1 COMENTARIO

  1. Algo que cualquiera que tuviera ojos en la cara había percibido ya… excepto esos dumbass del Donbass que se van hacer turismo invadiendo un país y jurando lealtad a la Rusia putinista para combatir el «fascismo» ucraniano y luego se encuentran combatiendo junto a ultranacionalistas rusos más nazis que los de Hitler.

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