El 4 de junio de 1989 el gobierno chino envió tropas y tanques contra pacíficos manifestantes prodemocracia reunidos en la la gran plaza central de pekín, la plaza de Tiananmen, para poner fin a las semanas de protestas que se venían sucediendo pidiendo un cambio político en el país.
En lo que se conoce como la masacre de Tiananmen perdieron la vida centenares, puede que miles de personas, según diferentes estimaciones.
Las autoridades no han explicado nunca lo que pasó aquel 4 de junio sobre el que desde el primer día se extiende una particular censura: el tema es particularmente sensible para los dirigentes comunistas del país, y cualquier mención de la represión puede acarrear penas de cárcel.
La fecha, así como la mención de lo sucedido, ha sido borrado completamente del Internet chino, hasta el punto de que son legiones los jóvenes chinos que hoy desconocen completamente esa parte de la historia del país, a causa de la censura que sigue vigente cuando han transcurrido treinta y cinco años.
El acceso a la plaza más grande del mundo, que está rodeada de edificios oficiales así como de la Ciudad Prohibida, está siempre estrechamente controlado y se necesita autorización para poder entrar en ella.
Según han contado las grandes agencias internacionales, el pasado martes 4 de junio, fecha del aniversario, se vieron en los alrededores de Tiananmen, estrechamente vigilados por un importante y poco habitual dispositivo de seguridad, grupos de turistas que se fotografiaban junto al mausoleo del dirigente Mao Zedon, fundador del régimen dictatorial de la República Popular de China, fallecido en 1976.
Preguntado por el significado del 35 aniversario, un portavoz del ministerio chino de Asuntos Exteriores declaró que «hace ya muchos tiempo que Pekín ha llegado a una conclusión clara sobre los problemas políticos que tuvieron lugar a finales de los años 1980».
Según declaraciones de responsables de la organización Human Rights Watch (HRW), el gobierno chino «sigue suprimiendo cualquier comentario y cualquier conmemoración de la masacre de Tiananmen».
Tanto en China como en el territorio semi-autónomo de Hong Kong, el gobierno ha vuelto a encarcelar a quienes pretendían honrar la memoria de las víctimas, lo mismo que sigue negándose a reconocer su responsabilidad en la masacre y a conceder reparación a las víctimas y sus familias.
«El gobierno chino –ha declarado Maya Wang, directora interina de HRW en China- quiere borrar la memoria de lo que ocurrió en Tiananmen en toda China y en Hong Kong. Pero treinta y cinco años después, el gobierno no ha conseguido apagar el rescoldo del recuerdo en quienes siguen arriesgando todo para propagar el respeto de la democracia y de los derechos humanos en China».
En Hong Kong, antigua colonia británica retrocedida a China en 1997[1], y el único lugar de China en donde durante muchos años se toleró la conmemoración del 4 de junio, en forma de vigilias a la luz de las velas, en homenaje a los manifestantes muertos aquel día. Pero, ese tipo de actos se encuentran prohibidos desde 2020 cuando, tras una oleada de manifestaciones prodemocracia, el gobierno de Pekín impuso una ley de seguridad muy restrictiva que, en estos días, ha tenido como consecuencia la detención de al menos ocho personas acusadas de escribir en las redes sociales mensajes relativos al aniversario de la represión de 1989.
La represión de la Plaza de Tiananmen por el gobierno chino «no desaparecerá en el torrente de la Historia», declaró el nuevo presidente de Taiwan, Lai Ching, en un mensaje de Facebook: «Los recuerdos del 4 de junio no desaparecerá (…) y nosotros seguiremos trabajando para mantener viva esa memoria histórica para todos los que siguen creyendo en la democracia china (…) Porque nos recuerda que la democracia y la libertad no son fáciles de conseguir (…) debemos responder a la autocracia con la libertad y hacer frente al aumento del autoritarismo con valor».
China considera que Taiwan es una de sus provincias, aunque no ha conseguido anexionarla a su territorio desde el final de la guerra civil y la llegada de los comunistas al poder en Pekín, en 1949.
Las autoridades chinas acusan al presidente Lai Ching de ser un peligroso separatista y empujar la isla a la guerra. El Partido Demócrata Progresista de Lai Ching que defiende la soberanía de Taiwan, tiene no solo el gobierno, también un ejército y una bandera.
El acuerdo de retrocesión garantizaba un régimen de libertades en la antigua colonia hasta 2047.