Triple crisis planetaria: cambio climático, pérdida de la naturaleza y contaminación

La Sexta Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (UNEA-6) concluyó con un llamamiento de los delegados a adoptar medidas firmes para hacer frente a la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de la naturaleza y la contaminación, informa Maina Waruru (IPS) desde Nairobi.

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La asamblea también reafirmó la llamada al multilateralismo ambiental en la búsqueda de soluciones, señalando que el tiempo se agota rápidamente antes de que las amenazas puedan asediar el planeta y hacer de la vida una pesadilla mayor, especialmente para los más desfavorecidos.

Este concepto ha formado parte de los principales mensajes amplificados por la directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen.

También encabeza sus llamamientos en demanda de que los países mantengan el rumbo en la aplicación de los principios del Acuerdo de París sobre cambio climático, un pacto que proporciona una ambiciosa hoja de ruta para atajar con audacia la crisis climática mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Más de cinco mil delegados de 190 países participaron en una asamblea de cinco días en la sede mundial del PNUMA en Nairobi, del 26 de febrero al 1 de marzo.

Entre los elementos positivos que se analizaron en la capital keniana destacaron los esfuerzos para frenar la contaminación por plásticos que podrían cristalizar pronto en una realidad.

Pero hubo críticas y preocupación por el hecho de que la Declaración Ministerial emitida el viernes 1, como conclusión de la UNEA-6, no fue explícita sobre la urgencia de las acciones necesarias para poner fin a la crisis del plástico, ni mencionó la necesidad de establecer un acuerdo jurídicamente vinculante para acabar con la contaminación por plásticos.

El texto se está negociando actualmente, y las partes se reunirán en la ciudad canadiense de Montreal en abril, donde podría alcanzarse un acuerdo.

En cambio, la declaración final sí subrayó la importancia de tener en cuenta los saberes de los pueblos indígenas para preservar el ambiente.

«Hacemos hincapié en la importancia de promover enfoques integrados, basados en la ciencia, informados por la mejor ciencia disponible y el conocimiento tradicional de los Pueblos Indígenas, así como de las comunidades locales, con el fin de fortalecer la resiliencia a los desafíos actuales, emergentes y futuros y promover la solidaridad mundial», dice la declaración.

En el documento de veintiún puntos también se resalta que «recordamos la resolución 76/300 de la Asamblea General, de 28 de julio de 2022, sobre el derecho humano a un medio ambiente limpio, sano y sostenible».

La declaración también subraya la necesidad de acciones multilaterales eficaces, inclusivas y sostenibles para hacer frente al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, reafirmando todos los principios de la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, así como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Los ministros de Medio Ambiente de 182 Estados miembros reconocieron las amenazas que suponen para el desarrollo sostenible los retos y crisis medioambientales mundiales, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, así como la desertificación, la degradación de la tierra y el suelo, la sequía y la deforestación.

La reunión aprobó un récord de quince resoluciones y dos decisiones, propuestas por diversas delegaciones, algunas de las cuales fueron calificadas de muy críticas, mientras que otras se consideraron cruciales y oportunas.

Despertó especial atención una resolución de Ucrania, que pide ayuda y recuperación medioambiental en las zonas afectadas por conflictos armados, y que fue aprobada a pesar de haber sido presentada el jueves. El país está inmerso en un conflicto armado con Rusia, y se ha visto expuesto a riesgos, incluidos accidentes nucleares, por los combates.

Por su parte, Arabia Saudí patrocinó otra resolución que pidió reforzar los esfuerzos internacionales para luchar contra la desertificación y la degradación de la tierra, restaurar las tierras degradadas, promover la conservación de la tierra y su gestión sostenible, contribuir a la neutralidad de la degradación de la tierra y mejorar la resistencia a la sequía.

Otras resoluciones se refirieron a temas como la consideración de los aspectos medioambientales de los minerales y los metales, el llamamiento a la circularidad de una agroindustria de la caña de azúcar resistente y con bajas emisiones de carbono o la la promoción de estilos de vida sostenibles.

También hubo un llamamiento a la acción sobre la gestión racional de los productos químicos y los residuos, el llamado a la acción sobre los plaguicidas altamente peligrosos encabezada por Etiopía, y otro pedido de acción para combatir las tormentas de arena y polvo por parte de Irán.

«Me enorgullece decir que ha sido una Asamblea fructífera, en la que hemos avanzado en nuestro mandato fundamental: el legítimo derecho humano a un medio ambiente limpio, sano y sostenible en todas partes», declaró Leila Benali, presidenta de la UNEA-6 y Ministra de Transición Energética y Desarrollo Sostenible de Marruecos.

«Como gobiernos, tenemos que impulsar más asociaciones con las partes interesadas para poner en práctica estos mandatos. Tenemos que seguir colaborando con la sociedad civil, seguir guiando y empoderando a nuestra juventud creativa, y también con el sector privado y las organizaciones filantrópicas», añadió la ministra.

Las decisiones tomadas en la asamblea suelen funcionar como guias para las acciones, y el PNUMA y los Estados miembros emprenderán actuaciones basadas en las resoluciones, aseguró Andersen, la directora ejecutiva del PNUMA.

Otro tema candente de la Asamblea fue el de los imparables residuos humanos. Durante la UNEA-6 se destacó que que más de un tercio de la población mundial se ahoga en la basura, ya que más de 2700 millones de personas, en su mayoría en las regiones del Sur en desarrollo, carecen del servicio de recogida de residuos.

De ellos, 2000 millones viven en zonas rurales y 700.000 en zonas urbanas, según revela un nuevo informe de las Naciones Unidas presentado en la Asamblea.

El informe, titulado «Convertir la basura en un recurso: Perspectivas Mundiales de la Gestión de Residuos 2024 (GWMO 2024)», reveló que se calcula que 540 millones de toneladas métricas de residuos sólidos urbanos, equivalentes a 27 por ciento del total mundial de residuos, no se recogen.

Por ejemplo, solo solo se recogen entre 36 por ciento y el 37 por ciento de la basura generada en las regiones de África subsahariana y Asia central y meridional, respectivamente.

Esto contrasta drásticamente con la situación de los países industriales y de renta media-alta, donde se recogen casi todos los residuos, con tasas admirables de entre 83 por ciento en el Caribe y 99 por ciento en América del Norte. Esto contrasta con una tasa media mundial de recogida de residuos de 75 por ciento, según revela el informe.

Predice que el volumen de residuos generados aumentará de 2300 millones de toneladas métricas en 2023 a 3800 millones de toneladas métricas en 2050, lo que agravará la carga que supone su gestión.

«En 2020, el coste directo mundial de la gestión de residuos se estimó en 252 000 millones de dólares. Si se tienen en cuenta los costes ocultos de la contaminación, la mala salud y el cambio climático derivados de las malas prácticas de eliminación de residuos, el coste se eleva a 361 000 millones de dólares», señala el informe.

Si no se toman medidas urgentes en materia de gestión de residuos, en 2050 este coste anual mundial podría casi duplicarse hasta alcanzar la escalofriante cifra de 640.300 millones de dólares, añade.

«Hasta ahora, ningún país del mundo, incluidos los desarrollados, ha logrado desvincular el desarrollo de la generación de residuos, y ambos van de la mano como siempre», destacó la autora principal, Zo Lenkiewicz.

«Recomendamos que el mundo integre los principios de transición justa y circularidad para gestionar mejor los residuos. Hay que señalar con preocupación que muchos países necesitan desarrollar sus competencias nacionales en materia de gestión de residuos», añadió.

Al mismo tiempo, la producción y el consumo mundiales de recursos materiales se han multiplicado por más de tres en los últimos cincuenta años, creciendo a una media superior a 2,3 por ciento anual, a pesar de que este aumento es el principal motor de la triple crisis planetaria.

El consumo y el uso de los recursos están impulsados en gran medida por la demanda de los países de renta alta, y la extracción y el procesamiento de los recursos materiales, incluidos los combustibles fósiles, los minerales, los minerales no metálicos y la biomasa, son responsables de más de 55 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero y de 40 por ciento de la intoxicación por partículas para la salud en el  ambiente.

Su extracción y transformación, incluida la de los cultivos agrícolas y los productos forestales, es responsable de 90 por ciento de la pérdida de biodiversidad y el estrés hídrico relacionados con la tierra, y de un tercio de los GEI.

Mientras, la extracción y transformación de combustibles fósiles, metales y minerales no metálicos, incluida la arena, la grava y la arcilla, representa 35 por ciento de las emisiones mundiales.

A pesar de ello, la explotación de recursos podría aumentar casi 60 por ciento respecto a los niveles de 2020 de aquí a 2060, pasando de 100.000 a 160.000 millones de toneladas métricas, muy por encima de lo necesario para satisfacer las necesidades humanas esenciales, según el informe «Perspectivas de los recursos mundiales 2024 – Invertir la tendencia», elaborado por el PNUMA y presentado durante la Asamblea.

Mientras tanto, la UNEA-6 ha elegido un nuevo presidente para conducir la UNEA-7, Abdullah Bin Ali Amri, presidente de la Autoridad Medioambiental de Omán.

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