Turistas (Sigthseers) dirigida por Ben Wheatley ( aplaudido autor de Kill List), y escrita en colaboración con su mujer, que llega a los cines españoles el 7 de junio 2013 después de haber ganado en el último Festival de Sitges los premios a la Mejor actriz y Mejor guión (ya un año antes se habían fijado en ella los asistentes a la Quincena de los realizadores de Cannes), es una divertida, incluso hilarante, y cruel comedia negra británica, con un guión muy brillante y excelente realización que reúne todos los ingredientes para acabar convertida en película de culto.

En su muy particular road movie, la patética pareja de antihéroes, impulsada por motivos realmente inexistentes que utiliza como justificación y que van desde la envidia hasta el desaire, se convierte en un par de frenéticos asesinos que va sembrando de cadáveres la húmeda campiña del norte de Inglaterra en lo que al espectador llega a parecerle “la representación simbólica de una guerra de todos contra todos que engendraría la desintegración económica y social de las sociedades occidentales postindustriales” (Jérémie Couston, Télérama).
Turistas no es solo una parodia de las historias de asesinos en serie (de asesinos natos), es también un angustioso retrato de una parte de esta sociedad, occidental, consumista y ahogada en sus sueños incumplidos y sus frustraciones, que encarnan magníficamente esos dos turistas con aspecto de domingueros, embutidos en sus chandals, calzados con zapatos de excursionista y todo el aspecto de no haber matado una mosca en su vida.



