Un bien social

Me gustan los soñadores. Son, sin duda, los que cambian el mundo. Los hay de todo calado, siempre bueno, pues nos conducen por vericuetos y rincones que nos salvan de la soledad y el hastío. Las mudanzas suelen venir a través de dosis de elucubración.

Me encantan, asimismo, los que se esfuerzan por los demás, los que son, desde el anonimato, sanadores de territorios, mentes y espíritus. No hay nadie como ellos. Son la base que da altura a la sociedad en la que nos movemos.

Soy partidario de los que piensan en los resultados ya por el camino. Hay quienes se echan a andar y luego analizan si los aspectos cuantitativos acompañan. Lo que les importa es la felicidad de los demás, y, cómo no, la propia.

Hay personas muy preparadas que aprovechan sus conocimientos, su sabiduría, su experiencia, para brindar gratis lo que de esta guisa les ha venido, cumpliendo con el mensaje evangélico. Son testimonios vivos de la bondad de la Naturaleza. Hemos de ponderarlos.

Podría estar enumerando virtudes y sentimientos que me enganchan a determinadas gentes. Los valores que tienen que ver con la solidaridad, con el altruismo, con la hermosura de los actos, con la educación, con la mirada en los otros, con los regalos pacientes, con los hechos que nos permiten vivir en calma, con aquellos que nos invitan a la dicha, inequívocamente, nos reportan esa plenitud que todo lo embarca hacia el horizonte de la justicia y de los óptimos fines con realidades dignas de encomio.

Sin duda, ésta es la estela que extraemos de la persona que lleva ya un largo período auspiciando cultura en el Real Casino de Murcia. Me refiero a Hipólito Romero y también me extiendo a sus numerosos colaboradores, a aquellos que se muestran implicados en un proyecto que crece año tras año. A la cabeza de estos meritorios estaría, como es obvio, el pintor y poeta José María Falgas.

Podría enumerar el sinfín de actividades que se han confeccionado durante los últimos meses. Son increíblemente muchas, más en cada temporada, con más participantes, y con más asistencia de público, a lo que habría que añadir la mayor complacencia de los especialistas en las variadas materias y el positivismo en los beneficios que se han alcanzado. Cada vez hay más secciones y se manifiesta una defensa a ultranza de los jóvenes artistas, lo que equivale a pensar en el porvenir.

He tenido el honor de intervenir en alguna de estas iniciativas, y también he gozado del privilegio de asistir como público. Música, pintura, fotografía, teatro, letras en sentido general, mixturas, palabras, silencios, miradas, inspiraciones, deseos, realidades… todo se ha unido en este paraje mágico.

Cultura y aprendizaje

Los ejes han sido la cultura y el aprendizaje como bases del futuro. Se ha aderezado, además, con un sumo respeto por la diversidad, por las lenguas, por las regiones, por los pensamientos, por los acontecimientos, por el ser humano.

Nada ocurre por casualidad. Surgió este ciclo de una manera espontánea, en un intento de conglomerar muchas artes, creadores variados, singularidades silentes, complicidades, buenas intenciones, e, indefectiblemente, se ha obtenido una cosecha por la que hemos de dar la enhorabuena a sus autores intelectuales y físicos.

Les reconocemos, como en la Antigua Roma, sus habilidades, sus corajes, sus brillos, y les animamos a continuar con esa valentía, que es un poco de todos. Los corazones se apañan con mucho amor: crecen con el cariño de propios y extraños. Eso es lo que encontramos precisamente aquí, mucha estima por la labor de los demás, que se comparte sin egoísmos ni fisuras, lo cual es de agradecer.

Deberíamos subrayar, igualmente, que los carteles de las personas que por estos foros han pasado se han constituido en una huella histórica de cuánto podemos conseguir con una postura ilusionante. Vamos, por favor, a intentar contribuir para que la llama de esta jovialidad no se extinga. Más bien apostaremos para que aumente constantemente. Será, en verdad, por el bien del conjunto de la sociedad.

Juan Tomás Frutos
Soy Doctor en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid, donde también me licencié en esta especialidad. Tengo el Doctorado en Pedagogía por la Universidad de Murcia. Poseo seis másteres sobre comunicación, Producción, Literatura, Pedagogía, Antropología y Publicidad. He sido Decano del Colegio de Periodistas de Murcia y Presidente de la Asociación de la Prensa de Murcia. Pertenezco a la Academia de Televisión. Imparto clases en la Universidad de Murcia, y colaboro con varias universidades hispanoamericanas. Dirijo el Grupo de Investigación, de calado universitario, "La Víctima en los Medios" (Presido su Foro Internacional). He escrito o colaborado en numerosos libros y pertenezco a la Asociación de Escritores Murcianos, AERMU, donde he sido Vicepresidente. Actualmente soy el Delegado Territorial de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC) en Murcia.

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