Un día sin retorno: el último viaje de las víctimas del 11-M

Se ignora si a la reina de España, Letizia Ortiz, la literatura le seguirá interesando tanto como cuando compartió una larga relación de diez años -seguida de un breve matrimonio- con el escritor Alonso Guerrero (1962). De lo que no hay duda es de la vocación literaria de quien fuera su profesor en esa materia en el instituto Ramiro de Maeztu de Madrid y hoy lo es de Lengua Española en un instituto de Alcalá de Henares, al margen de focos, cotilleos intestinos, tertulias y cenáculos de cualquier tipo.

portada-un-dia-sin-comienzo Un día sin retorno: el último viaje de las víctimas del 11-MFruto de esa vocación es su último libro, Un día sin comienzo, presentado recientemente en Madrid. Alonso Guerrero se inició en la literatura con el premio Felipe Trigo de narraciones cortas cuando sólo tenía veinte años y el premio Navarra de novela un lustro después. Ha publicado hasta ahora varios libros de relatos y cinco novelas. Tiene además en su haber un ensayo sobre el oficio de escritor, La muerte y su antídoto, que data de 2004. Un día sin comienzo (Editorial de la luna libros) se basa en las reflexiones o soliloquios que pudieron hacer algunas de las víctimas de los atentados del 11-M durante su último viaje en tren aquella trágica jornada.

Félix Población: ¿Qué atractivo literario tenía para usted la indagación en el pensamiento de esos personajes como asunto narrativo?

Alonso Guerrero: Siempre he sido un escritor de ficción pura, siempre he inventado. En este caso el atractivo ha sido descubrir a personas reales, y además hacer una incursión en un personaje colectivo sometido a un azar que ninguno de los implicados conocía. Sólo el lector conoce el final.

FP: Selecciona minuto a minuto, a partir de las siete horas de tan aciaga fecha, un total de 36 historias que usted dice están entre la realidad y la ficción. ¿Qué hay de una y otra y por qué esos personajes y no otros?

AG: Los personajes fueron escogidos al azar. En relación a la situación, son intercambiables. Sin embargo, la trama consiste en sacarlos de la tragedia que comparten para mostrar lo que los diferencia. Cada persona que murió era insustituible, y así quiero mostrarla. Mis personajes son literarios, construidos sobre los apuntes reales -aficiones, modos de ser, proyectos vitales…- que familias y amigos difundieron, en su momento, en los periódicos. No he querido informarme más, no he querido escribir hagiografías. Sólo presentar a estas personas como portadores de mundos propios que es necesario descubrir todavía.

FP: ¿No le sedujo ir más allá de esa intrahistoria personal, teniendo en cuenta las peculiares circunstancias políticas y mediáticas que se dieron después sobre la masacre?

AG: Me sedujo, en efecto, pasar al otro lado, colocarme en el tiempo posterior a las detonaciones y las muertes, pero creo que hubiese escrito una novela fallida. La clave de esta crónica está en la contención, en el estrecho margen en que me he movido. No quería escribir sobre políticos, jueces o policías, sino sobre los que murieron sin ningún sentido.

FP: ¿Cómo valora la gestión gubernamental que se hizo de los atentados y la actitud después de algunos medios de comunicación apegados a la teoría de la conspiranoia?

AG: Desde el primer hasta el último político sopesó el hecho como una posibilidad o un contratiempo. Las conspiraciones se hicieron después. En cuanto a los medios de comunicación, se comportan como mayordomos, es decir, hacen el trabajo que le mandan los políticos y ganan dinero con ello. Lo de siempre.

Lo que se dirá de la literatura actual en los libros de texto me da risa

Alonso-Guerrero Un día sin retorno: el último viaje de las víctimas del 11-M
Alonso Guerrero

FP: ¿Cuál es a su juicio la situación actual de la literatura en España? ¿Estamos como para réquiem, según sostienen los críticos Miguel Dalmau y Román Piña en un reciente libro?

AG: Desde el momento en que cayó en manos de la industria cultural, sí. No sé qué aparecerá de la literatura actual dentro de veinte años en los libros de texto. Puedo imaginarlo, y me da risa.

FP: Usted ganó siendo muy joven varios premios literarios ¿Qué piensa de ellos?

AG: Me presenté a algunos al comienzo de mi trayectoria, pero hace muchos años que desistí. Si eres un escritor que considera que lo que escribe debe ser un instrumento para comprender la realidad, si eres un renovador, alguien que intenta descubrir los mejores caminos para llegar a los que te rodean; si, además, escribes para entablar un debate de ideas, o crees que el modo de contar es pertinente, entonces no te presentes a ningún premio.

FP: ¿Ha advertido, como profesor de Literatura, un mayor desinterés hacia la lectura a partir de uso y abuso de las nuevas tecnologías entre sus alumnos?

AG: Lo malo de las nuevas tecnologías es que están cambiando la sensibilidad. Nunca se pensó, hasta ahora, que la llamada muerte de la literatura comenzaría por la muerte del lector, pero así es. Hay escritores que tienen mensajes importantes que decir, pero el lector capaz de entenderlos casi ha desaparecido.

FP: ¿Qué piensa de la situación política? ¿Comparte con Podemos la necesidad de entrar en un nuevo proceso constituyente? ¿Tendría la monarquía sentido en ese nuevo trayecto?

AG: No creo que pueda hablarse de una situación política en España. No hay perspectiva con que enjuiciarla, porque todo es política. El español está harto de esta política de jardín de infancia, sin sentido común. En cuanto a Podemos, es simplemente la posibilidad de cualquier otra cosa. Esa es su seducción. La necesidad más urgente de esta sociedad es dejar de ser lo que es, y cuanto antes. Y en relación a la monarquía, a veces hasta la veo con buenos ojos, si pienso en lo que supondría una república en este país de ladrones de impuestos.

FP: Y en este país donde tanto se engolfan los medios en la vida privada, ¿qué ha hecho que la suya se haya mantenido al margen de esa “literatura” en lo que atañe a su relación en el pasado con la actual reina de España?

AG: También es un misterio para mí. Supongo que soy una persona que prefiere escribir sobre lo que le ha ocurrido, en lugar de que lo cuenten otros. De hecho, tengo una novela sobre el tema, que espero vea la luz algún día.

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