Si hubiera justicia arbitral en este mundo herido por el capitalismo salvaje que encarnan las políticas inmisericordes de la señora Merkel y sus siniestros gabinetes de desalmados adláteres, ayer el Barça habría caído derrotado ante el Bayern Múnich, pero no por 4-0, sino por 2, pongamos 3 goles a 1.
Cierto que el ayer pusilánime y errático equipo español fue vapuleado por el ciclón alemán y cometió un par de posibles penaltis no señalados, pero Gómez marcó el segundo gol de los alemanes en claro fuera de juego y Robben el tercero tras una falta de las de tarjeta de Müller por derribo a Jordi Alba en ataque. Si bien el Barça no vio portería hasta el minuto 68, Bartra tendría que haber perforado la red a portería vacía con el balón que mandó a la grada.
Pero esta noche el duelo hispano-germano puede equilibrarse. Solo es el segundo de cuatro partidos; los dos últimos, los de vuelta, serán en el Bernabéu y el Camp Nou. Quién sabe, lo suyo sería que los alemanes Khedira y Özil le ganasen hoy la batalla para España a los alemanes del Borussia Dortmund en justa revancha en clave de “movilidad internacional” a la paliza que ayer Javi Martínez y Mario Gómez infligieron con la zamarra bávara al Barça.
Soy de los que piensan que es del máximo interés nacional darle a la señora Merkel su merecido. Alguna vez Merkel-Goliat tiene que morder el polvo y tragarse esa insufrible falacia de que hemos vivido “por encima de nuestras posibilidades”. ¡Anda ya!
Nadie puede actuar por encima de sus posibilidades; las leyes de la física no permiten tamaño dislate. Así que, siempre dentro de ellas: ¡Sí se puede!
¡Visca Madrid; hala, Barcelona!