«La bailarina» (La danseuse) está centrada en el éxito y posterior declive de Loïe Fulle. La joven que llegó a convertirse en un icono de la Belle Époque y en bailarina del teatro de la Ópera de París no dejó nunca de perfeccionar su danza, a pesar de sufrir dolores de espalda y de tener los ojos dañados por las luces del teatro. Sin embargo, todo su esfuerzo se verá amenazado con la llegada de Isadora Duncan, una joven prodigiosa sedienta de éxito que se convertirá en su mayor rival.
Educada en la América profunda, Marie-Louise Fuller creció junto a un padre amante pero borracho. Cuando mure en un enfrentamiento, la joven se marcha a Nueva York, en busca de su madre que forma parte de una secta religiosa. La chica sueña con ser artista y se presenta a audiciones como cantante hasta que alguien descubre la belleza de sus movimientos en el escenario, metida en una ropa demasiado grande para ella.
Es entonces cuando se convierte en algo parecido a una bailarina, y monta su primer espectáculo Conoce a un noble, de nombre Louis, al que acaba robando para marcharse a París, donde la contrata el director artístico del Folies Bergére, y donde acaba por fascinar al “tout Paris” de la Belle Epoque, con sus danzas de velos de seda que se extienden por la prolongación de unos brazos conseguida con larguísimas cañas de bambú, y proyectores de colores que iluminan el escenario y acaban quemando sus retinas.
Dirigida por Stéphanie Di Giusto, “La bailarina” no es un biopic sino una recreación personal, desigual y suntuosa, de gran estética, magníficamente interpretada por Soko, bellísima actriz y cantante bisexual de 31 años, nacida en Burdeos; “un cuento cruel sobre la pasión” (Isabel Magnier, Télé 7 Jours). En un papel menos brillante, la hija adolescente de Vanessa Paradis y Johnny Deep, Lily-Rose Depp, de 16 años y modelo de profesión, interpretando a una seductora y sin escrúpulos Isadora Duncan, dotada de un don especial para la danza, que llega a París para eclipsar a Loïe Fuller, con la que termina por intimar.
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