La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), señaló que 2023 ha sido un año particularmente mortífero para los periodistas que trabajan en zonas de conflicto, informa Thalif Deen (IPS) desde Naciones Unidas.
Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, ha declarado que al menos 38 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación murieron en el ejercicio de su profesión en países en conflicto en 2023, frente a veintiocho en 2022 y veinte en 2021.
La Unesco, con sede en París, tiene entre sus mandatos el promover la seguridad de los periodistas y garantizar la libertad de expresión y de prensa en todo el mundo,
Las continuas hostilidades en Medio Oriente fueron responsables de la gran mayoría de los asesinatos relacionados con conflictos, ya que la Unesco informó que desde el 7 de octubre se han producido diecinueve asesinatos en Palestina, tres en Líbano y dos en Israel.
El 7 de octubre se produjo el ataque a Israel del grupo islamista palestino Hamás desde la Franja de Gaza, que provocó como respuesta una guerra total de Tel Aviv contra ese territorio, cuyo desenlace no es previsible aún.
También se produjeron asesinatos de periodistas en zonas de conflicto y guerras civiles en Afganistán, Camerún, Siria y Ucrania.
«Es un balance dramático. Nunca en un conflicto reciente la profesión había tenido que pagar un precio tan alto en tan poco tiempo», dijo Azoulay.
Y añadió: «Hago un llamamiento a los actores regionales e internacionales para que tomen medidas inmediatas que garanticen el respeto del derecho internacional. Los periodistas no deben ser nunca, bajo ninguna circunstancia, un objetivo. Y es responsabilidad de todos los actores garantizar que puedan seguir ejerciendo su profesión con seguridad e independencia».
Jodie Ginsberg, directora ejecutiva del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, en inglés), dijo a IPS que «la cifra casi récord de asesinatos de periodistas en 2023 indica claramente que debemos trabajar colectivamente para garantizar que los asesinos de periodistas sean llevados ante la justicia, que prevalezca una cultura de seguridad en las redacciones y que el derecho del público a ser informado esté protegido de aquellos cuyo poder se ve amenazado por el escrutinio de la información».
Según la Unesco, estas cifras no incluyen las muertes de periodistas y trabajadores de los medios de comunicación en circunstancias ajenas a su profesión, que también se han registrado en un número significativo en 2023.
Y estas tragedias no son más que la punta del iceberg, con daños y destrucción generalizados de infraestructuras y oficinas de medios de comunicación y muchos otros tipos de amenazas, como agresiones físicas, detenciones, confiscación de equipos o denegación de acceso a los lugares donde se informa. Un gran número de periodistas también han huido o han dejado de trabajar.
Este clima contribuye a lo que la propia Unesco describe como «zonas de silencio», que se abren en muchas zonas de conflicto, con graves consecuencias para el acceso a la información, tanto para las poblaciones locales como para el mundo en general.
Esa tendencia global puede explicarse por un descenso significativo de los asesinatos fuera de las zonas de conflicto, que han alcanzado su total más bajo desde hace al menos quince años, especialmente en América Latina y el Caribe, donde se registraron quince asesinatos, frente a los 43 de 2022, según la Unesco.
En un informe del 7 de marzo 2024, el CPJ proporcionó su recuento más reciente y preliminar de muertes de periodistas en la guerra. «Nuestra base de datos no incluirá todas estas bajas hasta que hayamos completado más investigaciones sobre las circunstancias que las rodearon», indica el documento.
«La guerra entre Israel y Gaza se ha cobrado un elevado número de periodistas desde que Hamás lanzó su ataque sin precedentes contra Israel el 7 de octubre e Israel declaró la guerra al grupo militante palestino, lanzando ataques contra la bloqueada Franja de Gaza», añade.
El CPJ afirma que está investigando todos los informes de periodistas y trabajadores de los medios de comunicación muertos, heridos o desaparecidos en la guerra, que ha provocado el periodo más mortífero para los periodistas desde que el CPJ comenzó a recopilar datos en 1992.
Hasta el 7 de marzo, las investigaciones preliminares del CPJ mostraban que al menos 95 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación -una cifra superior a la de la Unesco- se encontraban entre los más de 31.000 muertos desde que comenzó la guerra el 7 de octubre, con más de 30.000 palestinos muertos en Gaza y Cisjordania y 1200 muertos en Israel, estos últimos según datos de Tel Aviv.
Desde el inició de la invasión israelí a la Franja, las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) comunicaron que no podían garantizar la seguridad de los periodistas que trabajan en allí.
Los periodistas de Gaza se enfrentan a riesgos especialmente elevados cuando tratan de cubrir el conflicto durante el asalto terrestre israelí, incluidos los devastadores ataques aéreos israelíes, la interrupción de las comunicaciones, la escasez de suministros y los extensos cortes de electricidad.
El CPJ señaló que informar desde la primera línea de un conflicto es una de las tareas más difíciles que puede llevar a cabo un periodista.
«Es importante que los periodistas se preparen antes de una misión para comprender el entorno en el que se adentran y las amenazas mortales a las que pueden enfrentarse», indica su informe.
En un tono más personal, el CPJ ha manifestado su profunda tristeza por el asesinato del operador de cámara de Al Jazeera Arabic, Samer Abu Daqqa, y las heridas sufridas por su colega, el jefe de la oficina de Al Jazeera en Gaza, Wael Dahdouh, quien resultó herido en lo que se cree que fue un ataque israelí con aviones no tripulados en Khan Yunis, sur de Gaza, el 15 de diciembre.
El CPJ ha pedido a las autoridades internacionales que lleven a cabo una investigación independiente sobre el ataque para que los autores rindan cuentas.
La esposa, el hijo, la hija y el nieto de Wael Dahdouh murieron también en un ataque aéreo israelí.
