El fotoperiodista independiente chino Lu Guang, de 57 años, ganador de tres ediciones de la World Press Photo, se encuentra detenido, según el corresponsal del diario francés Libération en China, quien se hace eco de un tuit publicado el 27 de noviembre de 2018 por la mujer del reportero, Xu Xiaoli, en el que explica que hace tres semanas que no sabe nada de Lu Guang.
Según el texto de Twitter, Lu Guang –quien ahora vive en Nueva York con su mujer y el hijo de la pareja– acudió el 23 de octubre pasado a la localidad de Urumqi, en la provincia de Xinjiang, para participar en una reunión con fotógrafos locales. Después tenía previsto participar en una obra de beneficencia el 5 de noviembre de 2018, en la provincia Sichuan. Desde allí, un amigo que tenía que acudir a recibirle dio la voz de alarma diciendo que Lu Guang había desaparecido.
Siempre según la esposa del reportero, Lu Guang ha sido detenido por las autoridades de Xinjiang, una provincia donde la mayoría musulmana ”está sometida a represión continua por parte de Pekín”.
“Al principio –ha declarado Xu Xiaoli a Libération– no quise decir nada, pero después de veinte días sin noticias suyas, y sin que las autoridades hayan dicho una palabra sobre el asunto, he decidido que había llegado el momento de hablar”.
Natural de Zhejiang, en el sudeste de China, Lu Guang, exobrero en una fábrica de seda, se inició como fotógrafo en 1995 tras licenciarse en Bellas Artes en la Universidad de Tsinghua. Desde el principio se ha especializado en denunciar la contaminación ambiental con sus imágenes. Tras el escándalo de los campesinos de Henan, contagiados del virus del sida en 2001 al vender su sangre “para sobrevivir y pagar la educación de sus hijos”, Lu Guang estuvo siguiendo su vida cotidiana lo que le valió el primero de sus World Press Photo.
En 2005 alertó sobre “los pueblos del cáncer”: en la localidad norteña de Shanxi, 50 de los 2000 habitantes padecen un cáncer causado por el agua contaminada debido a los residuos industriales de varias fábricas cercanas. Ese mismo año fotografió las tierras agrícolas de Wuhai, en la Mongolia interior, devastadas por los residuos industriales vertidos directamente al río Amarillo, con graves consecuencias sanitarias para la población local.
El año pasado, en la localidad francesa de Perpigan, Lu Guang expuso la serie “Desarrollo y contaminación” en el marco del festival “Visa pour l’image”, denunciando las consecuencias ecológicas “del desarrollo económico a marchas forzadas de la segunda potencia mundial”. Entonces, declaró al diario Le Monde que las autoridades chinas seguían minuciosamente su trabajo, que con frecuencia recibía amenazas y que le detenían “cuatro o cinco veces al año”.
“El trabajo de Lu Guang –ha manifestado Yaqiu Wang, de la organización humanitaria Human Rights Watch China– ha ayudado a llamar la atención sobre los problemas medioambientales en China, especialmente en los territorios remotos, donde las víctimas no tienen donde quejarse”.