La obesidad es la enfermedad del siglo XXI. Si bien, la sociedad no es consciente de los riesgos que supone tener un índice de masa corporal 30 o superior, aunque la diabetes es la patología más conocida, se asocian otras enfermedades como el hígado graso no alcohólico, el síndrome metabólico o la apnea del sueño.
Según cifra la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la tasa de obesidad en España se encuentra en el 17.4 % de la población adulta y en un 10.3 % de los niños debido sobre todo al sedentarismo, a las dietas hipercalóricas y a los productos precocinados que contienen mucho azúcar y grasa saturada.
En los casos en los que aumenta la masa corporal, se multiplica por cuatro la prevalencia de la apnea del sueño. No dormir, además de tener consecuencias negativas para la salud, afecta a otras posibles enfermedades que se desarrollan como consecuencia de la falta de sueño; resistencia insulínica, diabetes, insuficiencia cardíaca, cardiopatía isquémica o ictus.
La apnea-hipopnea del sueño, normalmente se confunde con las horas de descanso y el estrés. Somnolencia excesiva, roncopatía y falta de concentración para realizar tareas cotidianas ayudan a identificar esta patología. En pacientes obsesos, la cavidad respiratoria se ve obstruida y por ello, aumenta el esfuerzo respiratorio en cada bocanada que se manifiesta como un ronquido fuerte y un silencio en el que se deja de respirar por segundos. Esto supone que exista un sueño superficial y poco reparador y hay que regular no solo el sueño sino el peso corporal. La obesidad está ligada necesariamente a enfermedades que como la apnea del sueño empeoran la calidad de vida del paciente y se curarían solo con la baja de peso y manteniendo un índice de masa corporal de acuerdo a la edad.