La agitación está considerada como un síntoma de los estadios moderados o graves de las demencias seniles, entre ellas, el alzhéimer. Esta modificación de la conducta puede producirse y desencadenarse por varios motivos, pero sin duda, es un indicativo de la enfermedad en curso.
La agitación que puede clasificarse en dos, verbal o física, no debe confundirse con los estadios de delirium. En la verbal, los ancianos repiten preguntas, tienen un lenguaje soez, un discurso incoherente y demandan la atención repetidas veces; no me dejes, estoy solo, etc. En cuanto a la física, normalmente repiten gestos, buscan algo, lo encuentran, se visten, se desvisten y no tienen una clara finalidad en esa hiperactividad que acusan.
Algunos ancianos presentan conductas agresivas y amenazas verbales que llegan a ser sorprendentes si anteriormente era una persona pacífica. Algunos trastornos pueden desencadenar esa agitación y deben descartarse infecciones urinarias, artritis, pérdida de visión, hipoacusia, estreñimiento o diarrea.
Cuando existe un cambio en la vida del anciano repentino, cambio de rutinas o nuevos hábitos, es fácilmente previsible que el anciano se sienta confundido y comience a estar agitado.
Es conveniente evitar discusiones, modificaciones de la rutina diaria y probar a calmarle con actividades que le distraigan; un paseo, una película, algo en donde el anciano pierda el foco de lo que le sugiere malestar. El ambiente tranquilo y la eliminación de toda sobreestimulación puede hacer que esté mejor que con jaleo. Eliminado el factor desencadenante, descartadas enfermedades que estén teniendo lugar, etc., debe acudir a su médico para que trate el episodio que ya no es agudo, sino que llega a ser crónico.
La pauta medicamentosa permite que el anciano esté tranquilo y que lleve una vida sosegada sin más alteraciones que las naturales que observe, hace frío, hace calor. Cuando existe agitación nocturna se relaciona con el llamado síndrome crepuscular y se manifiesta a última hora de la tarde con insomnio, inquietud, demandas de atención y confusión mental. En todos los casos, la ansiedad empeora a la caída de la tarde y a primeras horas de la mañana; por ello, hay que evitar que sufra, mediante un tratamiento adecuado que le impida que con su ya deterioro cognitivo, manifieste un estado conductual asociado a la irritabilidad en donde prima el miedo, la aprehensión interior, la agitación severa y el sufrimiento, porque, en parte, se va dando cuenta de su propia pérdida.