Mientras escucho a la corresponsal de TVE «en la zona» asegurar que los manifestantes de Hong Kong disminuyen cada semana, por la prensa internacional me entero de que el domingo 8 de diciembre de 2019, cuando se cumplen seis meses ininterrumpidos de movilización en las calles del territorio semiautónomo, se han reunido hasta 800 000 manifestantes, “la cifra más elevada desde el inicio de las protestas» según ha dicho a la prensa destacada en la isla Eric Lai, del Frente Cívico de los Derechos Humanos (CHRF).
Según la información de France Télévisions, a la caída de la noche los participantes encendieron las linternas de sus teléfonos móviles «creando un inmenso tapiz de luces y entonando canciones».
En los seis meses transcurridos, las manifestaciones, que comenzaron el 9 de junio pasado como protesta por un proyecto de ley de extradicción de delincuentes a China continental, que finalmente fue retirada por la gobernadora de la excolonia, Carrie Lam, han ido incorporando reivindicaciones de los estudiantes y distintos grupos de trabajadores, para terminar por reclamar reformas democráticas y una investigación sobre el comportamiento de la policía, que se considera desproporcionado y brutal.
La movilización de este fin de semana ha tenido lugar dos semanas después del triunfo de los candidatos de la oposición prodemocracia en las elecciones locales (24 de noviembre de 2019), desmintiendo las expectativas de las autoridades, fieles al gobierno del Partido Comunista Chino, que habían confiado su victoria en la existencia de “una mayoría silenciosa”, que finalmente se ha demostrado que no existe.
“Esta es la última oportunidad que el pueblo le da a Carrie Lam”, aseguró el viernes 7 Jimmy Sham, uno de los responsables de CHRF partidario de la no violencia y organizador de las grandes manifestaciones de junio y julio pasados, en conferencia de prensa.