En 2001, las grandes marcas de chocolate –entre las que se encontraban los gigantes Nestlé, Mars y Hershey-, firmaban un acuerdo por el que se comprometían a terminar con el trabajo de los niños en las plantaciones de cacao.
Ahora, una investigación llevada a cabo por la Universidad de Chicago, que el diario británico The Guardian ha publicado, revela que sigue habiendo menores haciendo trabajos peligrosos en la cadena de producción del chocolate.
El estudio de la universidad indica que esa es la situación del 43 por ciento de los niños que viven en Ghana y Costa de Marfil, los mayores productores de cacao del mundo.
Esos niños son la mitad de los que en todo el mundo se dedican a este trabajo, cuya peligrosidad se demuestra en el hecho de que utilizan herramientas cortantes, están obligados a trabajar de noche y se ven expuestos a tener que utilizar productos químicos peligrosos.
En todo el mundo, se estima que un millón y medio de menores trabajan en las plantaciones de cacao.
El informe de la Universidad de Chicago, que es un encargo del Departamento de Trabajo de Estados Unidos (equivalente al ministerio del ramo en otros países), concluye que en la última década ha aumentado en catorce puntos la proporción de niños que trabajan en el mundo.
En esa misma década, la producción global de cacao ha aumentando un 62 por ciento, lo que inevitablemente lleva a relacionar el incremento con el número de menores que emplea esta industria.
Para la fundadora de la asociación estadounidense Corporate Accountability Lab., Charity Ryerson, la industria del chocolate es terriblemente «hipócrita», ya que podría terminar con el trabajo infantil en cuanto lo quisiera realmente.
Por su parte, las empresas que compran el cacao niegan cualquier responsabilidad en la contratación de niños para el trabajo en los campos, y se defienden aludiendo a la legislación de los países productores.