Por su «enorme valor», el Parlamento Europeo ha elegido este año al opositor y bloguero ruso, Alexei Navalny, de 45 años y encarcelado en un «gulag de reeducación», como ganador del prestigioso Premio Sajarov, un reconocimiento de la institución europea para defensores de la libertad de expresión.
La buena noticia llega justo dos semanas después de que el Comité noruego del Premio Nobel de la Paz decidiera entregar el galardón y los 100.000 euros a los periodistas «vivos y muertos» del periódico independiente ruso Novaya Gazeta, la redacción de este medio cuenta con seis asesinados en los últimos años, representados por su redactor jefe –y uno de los fundadores- Dmitri Muratov.
«Incluso desde el fondo de su celda, Alexei Navalny se niega a que le olvidemos. A través de los mensajes entregados a sus abogados, el opositor intenta insuflar algo de su optimismo a una oposición, y una sociedad civil rusas laminadas por la represión total del Kremlin» (France 24).
El presidente del Parlamento europeo, el italiano David Sassoli, ha anunciado este 20 de octubre de 2021, la concesión del premio recordando que Navalny «ha luchado incansablemente contra la corrupción del régimen de Vladimir Putin, a costa de su libertad y casi de su vida».
Creado en 1988, el Premio Sajarov «Por la libertad de pensamiento», dotado con 50.000 euros, se entrega anualmente a personas u organizaciones que defienden los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Apoyaban la candidatura de Navalny el grupo centrista Renew y el conservador Partido Popular Europeo (PPE), mayoritario en la cámara. Los grupos de izquierda y los ecologistas habían propuesto a las mujeres afganas que luchan para no perder la libertad conseguida en los veinte últimos años.
Tras un intento de envenenamiento durante un vuelo, cuando regresaba de participar en un acto en Siberia, y después de que en un hospital alemán le salvaran la vida, en agosto de 2020 Navalny regresó a Rusia donde fue juzgado y condenado a dos años y medio en la colonia penitenciaria nº 2, al este de Moscú, por «violar el control judicial», un asunto que se remontaba a varios años atrás.
Pariente lejana del Gulag, esa cárcel forma parte de los 684 campos de trabajo donde cumplen condena casi cuatrocientos mil presos en Rusia. Rodeada por una valla metálica rematada con alambre de púas, los exdetenidos la describen como particularmente dura.
Distintos laboratorios europeos identificaron la sustancia con que los agentes secretos rusos intentaron envenenar a Navalny como «un agente químico de la familia del Novitchok», veneno creado por la inteligencia rusa durante la guerra fría.
Después, el régimen autoritario de Putin ha ido obligando a desmantelar todas las estructuras creadas en torno a Navalny –partido, fundación, ONG-, persiguiendo a sus responsables.
El 5 de octubre de 2021, cuarenta y cinco estados –entre ellos los miembros de la Unión Europea- exigieron a la Organización para la prohibición de armas químicas (OIAC) que pida explicaciones a Rusia por el envenenamiento del opositor Alexei Navalny: «Es esencial –ha escrito en twitter un representante británico- que Rusia explique en detalle las medidas adoptadas para investigar la utilización de un arma química en su territorio. Hasta ahora, Rusia no ha dado ninguna explicación creíble del incidente».
Esta misma semana, tres investigadores europeos especialista en política rusa: Ben Noble, Jan Matti Dollbaum y Morvan Lallouet, han publicado en Francia (ediciones Tallandier) «Alexeï Navalny. L’homme qui défie Poutine», la primera biografía del más importante y mediático opositor del régimen autoritario de Vladimir Putin.
Hijo de un oficial del Ejército Rojo que escuchaba la emisora «la Voz de América», Navalny era un adolescente de quince años cuando se produjo el hundimiento de la URSS. Estudió derecho y obtuvo una segunda licenciatura en Yale, en «Operaciones y valores inmobiliarios».
Tras hacerse muy popular por sus blogs, donde denunciaba la corrupción de las élites, en 2013 se presentó a las elecciones para la alcaldía de Moscú. En 2014 fue condenado a dos meses de arresto domiciliario, por violar otro anterior, y a una multa de 300.000 rublos (6000 euros) por supuesta difamación de un diputado. En diciembre de 2016 anunció su intención de presentarse a la elección presidencial y cuatro meses después fue detenido por participar en una manifestación anticorrupción. En junio de 2017, la Comisión electoral le declaró «inelegible».
Sus numerosas estancias en la cárcel han sido consideradas por los analistas internacionales como «una estrategia deliberada de las autoridades rusas para aislar a Navalny e impedirle expresarse públicamente».