De estreno esta semana en Francia, «Tilo Koto» película documental de las cineastas francesas Sophie Bachelier y Valerie Malek, que relata la odisea vivida por Yancouba Badji, artista senegalés de la región de Casamence, quien en 2016 huyó de Gambia en donde trabajaba tras ser amenazado por los «escuadrones de la muerte» del dictador Yahya Jammeh.
A partir de Tambacounda en Senegal emprendió Badji el camino del exilio pasando por Mali, Burkina Faso y Niger. En su recorrido fue víctima de torturas y chantajes atravesando el desierto a partir de Agadez. Abandonado por el contrabandista que debía hacerle pasar la frontera, llegó finalmente a Libia, en donde vivió nueve meses de horror, detenido y torturado en cárceles siniestras.
En varias ocasiones Badji intentó la travesía del mar Mediterráneo hacia Italia. En su cuarta tentativa su patera, cargada con 125 inmigrantes, fue capturada por la marina nacional tunecina, y Badji fue trasladado al centro Al Hamdi de la cruz roja en Medenine en el sur de Túnez a pocos kilómetros de la frontera Libia.
En el mes de julio de 2017 las dos cineastas francesas, respondiendo a la llamada del doctor Mongi Slim de la cruz roja, se desplazaron a Túnez para recoger los testimonios terribles de los inmigrantes allí acogidos. Todos ellos tenían una misma voluntad emigrar a Europa, para escapar al hambre, la corrupción o a la guerra en sus países de origen.
En su camino todos fueron víctimas de secuestros, violaciones, esclavitud, torturas, y chantajes organizados por bandas armadas que practican en pleno siglo veintiuno la trata de seres humanos, maltratados como esclavos, ante al silencio cómplice del mundo occidental.
En las rutas de África o en el caos infernal de Libia, en manos de incontroladas bandas de delincuentes, los terribles relatos de esos inmigrantes alimentan este documental, pero el sorprendente encuentro con el artista Yancouba Badji fue el eje para articular todo el relato a través de ese único personaje.
Lo que debía ser un documental sobre esa inadmisible trata de seres humanos, se convirtió así al mismo tiempo en un poderoso relato de resiliencia de un hombre que a través de su pintura expresa los sufrimientos y pruebas atravesadas en esa tentativa de alcanzar El Dorado europeo.
Yancouba Badji con sus oleos y pinturas decidió transformar su odisea y su terrible experiencia en un proyecto: Regresar a Senegal e informar con su trabajo artístico a la juventud africana de los peligros de esas rutas clandestinas. En su país, en la localidad de Goudomp, ha iniciado la construcción de un Centro (Tilo Koto – Diamoral) lo que significa: Bajo el sol la paz, que acogerá artistas talleres y acontecimientos varios.
El propio artista explica que tomó la decisión de regresar a Senegal y abandonar este viaje absurdo, gracias a la discusión y reflexión con Sophie Bachellier y Valerie Malek durante la preparación de la película.
«La pintura era para mi una manera de comprender lo que no tenia ya la fuerza de decirlo con mis palabras» afirma Yancouba Badji, personaje protagónico de este conmovedor documental. Y hablando de sus compañeros de odisea añade «Entre nosotros no nos llamamos nunca emigrantes, sino viajantes o camaradas…».
Como subraya la crítica de arte Marie Deparis Yafil (Galería Piasa en París): «Mas allá de su impecable ejecución, controlada, directa y conmovedora, la pintura de Yancouba Badji es uno de los primeros testimonios artísticos vividos en el infierno de los emigrantes en el Mediterráneo. Un testimonio precioso, urgente, raro, vital y febril. Pero siendo una obra de resiliencia nos muestra sobre todo una pintura prometedora de un artista emergente, brillante y singular».