Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha solicitado la liberación de tres periodistas marroquíes encarcelados, coincidiendo con el aniversario de los veintitrés años en el poder del rey de Marruecos, Mohamed VI.
La organización ha recordado que los tres informadores están en prisión por su trabajo «independiente y crítico» que disgusta a las autoridades.
El representante de RSF en el norte de África, Khaled Drareni, denunció que el regreso «a los años del plomo en Marruecos es preocupante e inaceptable».
Así citan el caso emblemático de Souleiman Raissouni, redactor jefe del extinto diario Akhbar Al-Yaoum (Noticias de Hoy) y especialmente crítico en sus artículos, quien cumple una condena de cinco años de cárcel por el delito de «atentado contra el pudor y retención contra su voluntad» de un joven homosexual marroquí en 2018, después de que la víctima, Adel A., guardase silencio durante dos años y decidiera interponer una denuncia tiempo después.
El juicio, lleno de irregularidades, está pendiente de la apelación. Raissouni ha protagonizado huelgas de hambre en prisión. Mientras, ha sido trasladado a otra prisión, Ain Borja, en mayo, durante la cual sus documentos y libros fueron destrozados y además fue puesto en un confinamiento aislado.
También hay que recordar al periodista de investigación de la página web LeDesk, Omar Radi, condenado a una pena de seis años de prisión acusado de violación y de espionaje, ambas acusaciones también infundadas, según las ONG que han ihecho un seguimiento detallado del caso.
Radi era muy crítico con el régimen, destapando casos de corrupción en el caso de ‘servidores del estado’, como el que afectó al exembajador en España, hermano de su sucesora, Karima Fadel Benyaich e incluso fue espiado por el régimen por el conocido programa espía Pegasus de NSA Group.
También fue trasladado de la prisión Ain Sba de Casablanca donde cumplía condena a la de Tiflet-2, a 150 kilómetros de distancia de su domicilio.
Un tercer caso es el de Taoufik Bouachrine, cuya pena de quince años por violación y trata de seres humanos emitida en 2018, fue confirmada en 2021. Bouachrine niega esas acusaciones y achaca esos cargos a las caricaturas que había publicado en 2009 de la familia real y la bandera marroquí, por las que fue demandado, así como a artículos críticos publicados en 2015 y 2018.
Otros periodistas también han tenido problemas ante un régimen que no tolera ningún medio de comunicación libre e independiente. Hanane Bakour es una periodista que fue citada a juicio el pasado 27 de junio luego de que la RNI (Agrupación Nacional de Independientes), el partido del primer ministro Aziz Ajannouch, presentara una denuncia en su contra por una publicación en una red social.
La periodista utiliza las redes sociales para denunciar periódicamente las decisiones económicas que toma el ejecutivo, y multiplica las etiquetas contra el actual jefe de Gobierno al que acusa de tomar medidas antisociales. RSF reaccionó denunciando un caso inaceptable de intimidación judicial por parte del gobierno contra un periodista.
Marruecos está en el puesto 135 de 180 países en la clasificación de 2022 de libertad de prensa en el mundo que elabora Reporteros sin Fronteras
Esta denuncia de RSF coincide con la efectuada hace escasos días por la ONG Human Rights Watch (HRW) que también recuerda a los tres periodistas presos, así como las campañas de desprestigio en medios, vigilancia en vídeo o electrónica, condenas por delitos como la violación, intimidación a testigos, violencia física y amenazas a familiares, las seis «tácticas» que usa Marruecos para acallar a los disidentes.
HRW analizó ocho casos de acoso contra disidentes y veintidós más de personas relacionadas con ellos, y presentó el informe ‘Te cogerán, pase lo que pase: el libro de tácticas de Marruecos para reprimir la disidencia’, publicado tras dos años de investigación y recoger noventa testimonios de dentro y fuera de Marruecos.