Luis González Carrillo
A mi madre y a mi padre les debo la vida, como es natural. Pero más allá de la vida propiamente dicha, la que nos permite haber nacido y estar aquí con los ojos, las orejas, las manos, la mente para intentar vivirla intensamente, la que nos permite ser conscientes de este sorprendente universo, más allá de lo obvio, a mis padres les estoy agradecido por las otras vidas que me han permitido vivir a través de los libros. Creo que es la mejor herencia que te pueden dejar, el gusto por la palabra escrita, por los libros.
Nunca se pusieron pesados con la matraca de que leyéramos, sencillamente los libros estaban por allí. Y eso era un gran tesoro, amasado además con gran dificultad ya que la situación económica de la familia permitía pocos despistes para gastos que no fueran absolutamente necesarios.
Mis padres siempre supieron que los libros eran un objeto de primera necesidad. Siempre se compró el periódico, siempre se cogía un libro del Círculo de Lectores, siempre se intercambiaron en el quiosco las novelas del oeste y los tebeos que escribían aquellos escritores que no podían escribir entonces otros libros.
El caso es que me enganché a esta pasión de la lectura con esas novelas del oeste de Silver Kene o Marcial Lafuente Estefanía y los tebeos con los Zipi y Zape, El botones Sacarino, la Rue del Percebe o los más grandes Mortadelo y Filemón, Mafalda, Carlitos…
La lectura me ha permitido vivir mi vida y tantas otras que he deseado, me ha hecho más humilde, me ha permitido viajar allá donde nunca iré, del pasado, del presente y del futuro. Me ha hecho formarme una opinión y he aprendido todo de lo poco que una persona puede aprender, y me hace dudar de todo, me hace pensar que la opinión de otras personas a lo mejor es la correcta, por eso no entiendo a la gente que está tan segura de lo que dice, cómo pueden estarlo, lean más les recomendaría y sus cimientos temblarán pero podrán defenderse con mejores argumentos.
Esta columna sólo pretendía dar gracias por poder leer y agradecer al gran Francisco Ibáñez los buenos momentos que nos hizo pasar.
