El Lunes Moral, un movimiento popular de Carolina del Norte que atrajo a miles de activistas progresistas de diverso origen para presionar al gobierno de ese estado, se está multiplicando en el resto del sur de Estados Unidos, informa Matthew Charles Cardinale (IPS) desde Spokane.
«Es una señal de que el cuerpo político del país está sano. Uno de los beneficios de ser ciudadano es el derecho a presentar peticiones a tu gobierno y a protestar contra leyes injustas. Creo que es un signo de salud y espero que se propague», dijo a IPS la vicepresidenta del grupo Citizenship Education Fund, Janice Mathis.
El Lunes Moral (Moral Monday) se inició en Carolina del Norte en abril de 2013. Más de 800 personas han sido arrestadas en estas manifestaciones, que incluyen entrar en el Capitolio del Estado, sede del gobierno. La asistencia semanal a estas movilizaciones se estima en unas 2.500 personas.
Las protestas en Carolina del Norte son contra cambios de los distritos electorales y en otras normas referidas al voto, que promueve el Partido Republicano, a recortes de programas sociales y de educación pública, a propuestas para elevar el impuesto a las ventas y a intentos de limitar el derecho al aborto, entre otros asuntos.
Este año, el Lunes Moral comenzó también en Georgia, y nació el Martes Veraz (Truthful Tuesday) en Carolina del Sur.
En la segunda protesta del Lunes Moral en Georgia, el 28 de enero, 10 activistas fueron arrestados cuando intentaban hablar con el gobernador, el republicano Nathan Deal, acerca de la ampliación del servicio de salud pública Medicaid en ese estado.
En cumplimiento de la ley de atención accesible de salud, conocida en Estados Unidos como «Obamacare» por ser la gran bandera política del presidente demócrata Barack Obama, el gobierno federal ha ofrecido miles de millones de dólares a los estados para ampliar la cobertura del Medicaid a un grupo mayor de familias de bajos ingresos.
Pero en 2012, la Corte Suprema de Justicia dictaminó que los gobiernos de los estados no están obligados a aceptar este dinero, y que Washington no puede castigarlos por ello reteniendo otros fondos.
Casi la mitad de los estados, la mayoría gobernados por republicanos, se han negado a aceptar esos recursos. Y por eso, millones de personas siguen sin atención de salud que no sea de emergencia. Miles de muertes anuales pueden atribuirse a esta falta de servicio médico, según el no gubernamental Georgia Budget and Policy Institute.
Muchos de los estados que se niegan a aceptar los dólares federales del Medicaid se encuentran en el sur.
«Es muy alentador que 10 personas fueran arrestadas en Georgia», dijo Mathis. «Estamos en un cruce de caminos. ¿Avanzaremos como una nación comprometida con un nivel de vida general y básico, o nos contentaremos con la peor desigualdad social de nuestra historia?», cuestionó.
Un estudio que hizo en 2011 la Oficina Presupuestaria del Congreso legislativo halló que, entre 1979 y 2007, el uno por ciento de hogares, los más ricos del país, incrementaron sus ingresos en 275 por ciento después de impuestos, mientras ese aumento fue de menos de 40 por ciento para 60 por ciento de las familias que constituyen las capas medias, según la distribución nacional de ingresos.
En 2012, la distancia entre ese uno por ciento más rico y el restante 99 por ciento fue la más grande desde la década de 1920. Los ingresos de esta elite crecieron 20 por ciento ese año, y los del resto apenas uno por ciento.
«Es justo que nazca este movimiento en el sur», apuntó Mathis. «Los estados sureños todavía tienen visiones peculiares sobre ciertos problemas. No es coincidencia que en los estados del Sur haya que empezar desde cero en empadronamiento electoral, expansión del Medicaid y abuso de prisión», adujo.
Las políticas represivas «se han expandido a Pensilvania (noreste) y Wisconsin (centro-norte), lo cual es lamentable, pero tienen sus raíces en el sur», abundó.
En Carolina del Sur, los activistas del Martes Veraz celebraron su primera protesta en el Capitolio (sede de la legislatura y del gobernador) y esperan comenzar pronto sus manifestaciones semanales.
«El 14 de enero hicimos una protesta que abrió la sesión, algo difícil de lograr: era mitad de semana, un día laborable y estaba lloviendo. Reunimos a 1.000 personas», dijo a IPS el director ejecutivo de South Carolina Progressive Network, Burt Bursey.
«Hemos celebrado varias reuniones desde entonces. Y volvimos a la oficina del gobernador el (martes) 4 de febrero», añadió.
La asistencia más numerosa a las manifestaciones de Carolina del Sur, comparada con la de la capital de Georgia, Atlanta, obedece a que «es más fácil organizarlas en un estado pequeño y no tan relevante», dijo Bursey.
Uno de los beneficios de organizar estas protestas siempre el mismo día de la semana es que todo el mundo sabe cuándo será la siguiente.
Además, en lugar de efectuar manifestaciones los días en que los legisladores prevén votar una ley –lo cual les permite marcar el paso—, en este caso «nosotros establecemos la agenda», dijo Bursey.
Mathis no se manifestó preocupada por la poca asistencia lograda en Atlanta hasta ahora, pues el Lunes Moral de Carolina del Norte también empezó siendo pequeño.
«Estamos en los comienzos. Seguiremos creciendo y ampliándonos, atrayendo a otros grupos, más allá de los ‘sospechosos de siempre’. Esto debe crecer más allá del círculo de activistas, y geográficamente a los 159 condados de Georgia», añadió.