A medida que el conflicto de Crimea se congela (o se calienta, como se prefiera), y como es desgraciadamente habitual en este tipo de crisis, se abre la veda del periodista. Los cazadores (siempre no identificados) saben que tienen la licencia correspondiente para su partida de caza.
El miércoles 5 de marzo, Tatyana Rikhtun (Tatiana Rijtun) una periodista de una publicación digital que tiene su oficina en Sebastopol, fue atacada y le robaron su cámara cuando filmaba a soldados rusos que estaban rodeando el cuartel general de la marina de Ucrania. En la misma fecha, otro periodista de un medio de Crimea fue atacado cuando grababa imágenes de un grupo de mujeres manifestantes en Simferopol, capital del territorio. Al día siguiente, otra periodista (radiofónica, de KerchFM) fue amenazada cuando estaba cerca de la zona portuaria.
Y el domingo pasado, unos 30 individuos de la fuerza enmascarada y “anónima” desplegada en puntos vitales de Crimea, ocuparon las oficinas del Centro para el Periodismo de Investigación de Simferopol. Al día siguiente, las emisoras de radiotelevisión de Ucrania perdieron sus frecuencias. La señal se fue a negro, de repente.
“Los habitantes de esta región han perdido su derecho a elegir con el mando a distancia. Ahora, ya saben que hay una opinión correcta”, ha declarado Alexandra Kvitko, jefa de edición en Chernomoskaya, uno de los canales “apagados”.
La Federación Internacional de Periodistas (FIP) denuncia “crecientes actos de intimidación y acoso a los periodistas que trabajan en Crimea, según sube la tensión en aquella península; donde individuos sin identificar atacan a los periodistas, apuntándoles con armas de fuego y robándoles sus equipos técnicos”.
Dunya Mijatovic, en nombre de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, ha expresado la preocupación de la OSCE por el cierre de las radiotelevisiones ucranianas en Crimea, así como por los ataques contra los periodistas. Al parecer, las fuerzas del orden los contemplan sin mover un dedo: “Silenciar los medios de comunicación no es aceptable nunca, especialmente en época de crisis”, declaró.
En un medio digital prorruso en inglés, constatamos cómo los lectores jalean a los atacantes de un equipo de AP’s Global Media Service. El viernes los miembros de Associated Press’ GMS fueron despojados de la cámara y del resto de su material destinado a hacer directos desde la terraza de un restaurante de Simferopol. Acusados de ser espías, tanto los contratados locales de AP como sus periodistas y técnicos, estuvieron retenidos (por las armas) durante dos horas; aunque pudieron recuperar una parte del material más tarde.
Según informó el Sindicato de Periodistas de la Prensa de Atenas, diversos periodistas de esa nacionalidad fueron atacados y despojados de su material de trabajo, también de sus documentos de identidad. Un enviado especial griego, Kostas Onisenko (del periódico Kathimerini), fue uno de los peor parados: le golpearon en la cabeza, quedó con el rostro tumefacto y con la nariz rota.
En otro grave incidente, que captó una cámara de seguridad en la capital de Crimea, se ve cómo los enmascarados golpean a un equipo de la televisión de Bulgaria que -a su vez- había grabado imágenes de otros periodistas víctimas de la repetida “confiscación” de sus materiales de trabajo. Antes de robarlos, los apuntaron a la cabeza con varias armas de fuego.
Enlaces:
- http://www.ifj.org/en/articles/ifj-efj-deeply-concerned-for-media-safety-in-crimea
- http://www.themoscowtimes.com/news/article/journalist-organizations-urge-end-to-harassment-of-media-in-crimea/495602.html
- http://www.sptimes.ru/index_bp.php?action_id=2&story_id=39278§ion=12
