La Hora del Planeta se escribe con mayúsculas iniciales por referirse al nombre oficial de esta iniciativa, recuerda Fundéu en su Recomendación del día.
Sin embargo, y con motivo de la celebración, hoy 29 de marzo a las 20:30 h, de la Hora del Planeta contra el cambio climático, es habitual encontrar en los medios de comunicación frases como «Coincidiendo con la celebración de “La Hora del Planeta”…», «Este año se espera que la hora del Planeta bata récords» o «…está invitado a unirse a la hora del planeta».
Lo apropiado es considerar esta denominación como la de las festividades, ya sean civiles o religiosas, y escribirla con iniciales mayúsculas, como indica la Ortografía de la lengua española, y decir «Este año se espera que la Hora del Planeta bata récords» o «…está invitado a unirse a la Hora del Planeta».
Se recuerda asimismo que esta denominación no tiene por qué entrecomillarse y que el artículo la debe ir en minúscula (salvo si inicia una oración) porque no forma parte de ella; así, el primero de los ejemplos anteriores debería ser «Coincidiendo con la celebración de la Hora del Planeta…».
En las noticias relacionadas con esta iniciativa también se habla de huella de carbono y huella ecológica, y hay que aclarar que se trata de índices que miden el impacto ambiental, pero no deben confundirse ya que lo hacen a partir de parámetros diferentes: la huella de carbono se refiere a la emisión de gases de efecto invernadero, mientras que la huella ecológica analiza el efecto en la Tierra de la demanda que hace el hombre de los recursos existentes.
Yo no quiero que al Planeta le llegue su hora, aunque quizás para la Tierra, para ella misma, no sea un problema. Así lo dice el poeta chileno (definido como antipoeta) Nicanor Parra, que según me recuerdo dice algo así: «¡Buenas noticias!, la Tierra se regenera en un millón de años, somos nosotros los que desaparecemos». He escuchado en directo a científicos, señalar que además nunca se rompe el equilibrio ecológico, se cambia a otro equilibrio. El problema es que otro equilibrio puede ser de calidad muy inferior al que existía, y es de lo que ahora estamos conscientes. El lo sistémico siempre hay acomodo en nuestro mundo, las dinámicas no dejan de funcionar, pero la de antes son son iguales a las presentes.
Encontré el libro en que está textual lo señalado por el antipoeta Nicanor Parra como un «antievangelio», una «antibuena nueva», en preocupación ambientalista: «Buenas Noticias:/la tierra se recupera en un millón/ de años/ Somos nosotros los que desaparecemos».