La “machogracia” cultural y social.
El machismo y la democracia, si somos personas sinceras, críticas y dignas tendremos claro que se repelen. Todo prejuicio estereotipado coarta y priva del desarrollo de las propias aptitudes, afectando al crecimiento y a la autorrealización de la persona. Sabemos que cuando se tiene poca autoestima se hacen cosas de y con poco valor… e incluso con mala baba.
Mucus, inteligencia natural de un moco, ha tenido una conversación con Bolonio el huevo miope, de dicha charla a cerca del nuevo Gobierno de Grecia y la pregunta sobre si Podemos evolucionar en España se extrae este “esputo arrojado”:
Alguien puede decir que las cuotas de igualdad de hombres y mujeres no es una práctica democrática porque igual no se están valorando los logros, pero la cultura machista con sus prejuicios es “machocrática” y así nos ha venido yendo…
La “culutO” es machista, y el machismo violenta solo con su presencia que es sexista, invitando a los hombres a estar seguros (tanto más cuanto más cumplan su rol), poniendo en riesgo a las mujeres, al considerarlas presuntas sospechosas de ser: tontas (débiles o incapaces), harpías o putas.
Si las mujeres cumplen con su rol, mal, porque no se atreven a salir de él, si se salen del mismo y no triunfan, es que no son capaces y si triunfan viene la sospecha ¿qué habrán hecho para conseguirlo? Por tanto la tendencia es a justificar los prejuicios.
Si tienen éxito o no, da lo mismo puesto que a lo largo de la historia ha habido una predisposición a la falta de reconocimiento y a invisibilizarlas en los logros, no tanto en cuanto al cuerpo del que han venido diciendo que es más bello que el del hombre ¡y un jamón también! Depende ¿no?
¿Y qué decir del esfuerzo que tienen que hacer las mujeres para salirse de ese rol rígido y romper el condenado molde?
Además la “culturO machista”, se caracteriza por el ejercicio del machismo tanto de hombres como de mujeres que se comportan cual “jueces del prejuicio sexista” debido a una sociedad tan isidiosa con los estereotipos de género, que para reconocerlo hay que instruirse a conciencia.
Tanto es así que un experimento de Philip Goldberg demostró que a las mujeres se les enseña a considerarse intelectualmente inferiores al hombre.
En dicho experimento pidió a varias universitarias que leyeran varios artículos científicos y los evaluasen atendiendo a su competencia, estilo, etc. Para algunas ciertos artículos eran atribuidos a autores masculinos, y para otras los mismos artículos fueron atribuidos a autoras.
Los resultados fueron que las estudiantes valoraron mucho más los artículos atribuidos a autores que los atribuidos a autoras, incluso cuando los artículos trataban temas tradicionalmente asociados a la mujer… Las mujeres habían “aprendido su lugar” considerando que su propia capacidad era necesariamente inferior a la de los varones. Elliot Aronson “El animal social”
Así las mujeres, como otras minorías se ven recompensadas en todos aquellos comportamientos que apoyen la congruencia con su rol de: inferioridad, pasividad, dependencia,… lo cual sería la semilla de la profecía autocumplida por el malestar que sentiría si intentara verse de otra manera al autoconcepto desarrollado desde la infancia. De este modo, solo las personas conformistas lograrán “estar contentas”.
Pero quienes sean inconformistas y revolucionarias no, más bien se revolverán, y se tendrán que armar de valor, paciencia y procurarse buenas dosis de autoestima para hacerse conscientes de que todos y todas hemos sido educados en los estereotipos de género y hay que esforzarse por adquirir conocimiento en estos temas y aprender a identificarlos, y aún teniendo práctica nos sorprenderemos a nosotras mismas.
Pues en ausencia de información se recurre al rol, como algo normalizado, cayendo fácilmente en la inconsciencia de la discriminación sexista y en la violencia de género, por violentar a una persona al excluirla de su oficio y su propia capacidad por atreverse a no cumplir con los estereotipos, contribuyendo a perpetuar la discriminación.
Podemos se ha convertido en una esperanza para una buena parte de la ciudadanía española que está harta de lo que el Ejecutivo y la Troika llama reformas, pero recortan la vida de las personas a fuerza de desconsiderarlas y alienarlas. Queriendo una población silenciada, amordazada y sumisa.
Podemos, heredero del 15M, encarna el ánimo para construir una ciudadanía empoderada, solidaria, participativa… todo lo contrario al individualismo, pasar de ser mercancía en la sociedad consumista, a ser personas responsables, autónomas, cooperadoras, una sociedad respetuosa con la vida…
Para esto es preciso hacerse consciente de que tod@s hemos sido socializadas en una cultura de roles y estereotipos de género, de relaciones de poder-sumisión, de dependencia, llevando a la desconfianza por el miedo, la resignación o la rabia que producen; mientras que las relaciones en reciprocidad llevan a la empatía y a la alegría.
Haciéndonos conscientes de los sentimientos, abrimos el camino al desarrollo de la inteligencia emocional, imprescindible para evolucionar siendo personas creativas.
La identidad debería centrarse en el proceso de desarrollo de las cualidades de las personas, para que cada una portara su riqueza personal al conjunto social.
Por cierto, una de las propuestas que se hace desde Podemos para la “Marcha del Cambio” del sábado 31-E, es compartir los deseos de cambio para este año, a través de una carta que se dará en mano a otra persona al final de la marcha… Quizá sea “el comienzo de una hermosa amistad…”
