Una llamada a abolir la pena de muerte, el control del tráfico de armas y la crisis de los refugiados fueron los principales temas del discurso pronunciado por el papa Francisco este jueves, 24 de septiembre de 2015, ante el Congreso de Estados Unidos, en Washington.
«La regla de oro está en la responsabilidad que tenemos de proteger y defender la vida humana en todas las etapas de su desarrollo (sic) esta convicción me ha llevado, desde el comienzo de mi ministerio, a trabajar en diferentes niveles para solicitar la abolición mundial de la pena de muerte. Estoy convencido que este es el mejor camino, porque cada vida es sagrada”, dijo Francisco, secundado por fuertes aplausos de las dos cámaras que componen el Congreso.
«También animo y aliento a todo aquellos que están convencidos de que una pena justa y necesaria nunca debe excluir la dimensión de la esperanza y el objetivo de rehabilitación», agregó en su histórica disertación compuesta de mensajes claros para los estadounidenses.
La «crisis de refugiados» sin precedentes desde la II Guerra Mundial y el drama de los inmigrantes en el continente americano representan «grandes desafíos y decisiones difíciles», agregó el Papa en otro momento de su alocución que duró cerca de 55 minutos.
Para el pontífice argentino, es necesario no dejarse «intimidar por los números», y adoptar una respuesta que sea «justa y fraterna».
Con tono sereno, pero crítico, Francisco también se refirió al tráfico de armas y cuestionó: “¿por qué armas letales son vendidas a quienes pretenden infligir sufrimiento indecible sobre individuos?”, ante lo cual expresó que “frente al silencio vergonzoso y cómplice, es nuestro deber acabar con el tráfico de armas”.
También hizo una llamada a la vigilancia contra «cualquier tipo de fundamentalismo de índole religiosa o del tipo que fuere», y evitar la tentación del «reduccionismo simplista» de dividir la realidad entre buenos y malos.
La familia y la “cultura del cuidado”
La importancia de la familia también tuvo cabida en el discurso de Francisco, quien expresó su preocupación sobre las mismas, puesto que sus relaciones se han puesto “en duda”.
“No puedo más que confirmar no sólo la importancia, sino sobre todo riqueza y belleza de vivir en familia”, agregó Francisco, quien fue aplaudido en gran parte de su intervención. Y agregó su gran preocupación por “los jóvenes” quienes son los más vulnerables y llamó a poner más atención sobre ellos y sobre su futuro.
Casi al finalizar, el papa Francisco llamó a adoptar “acciones valientes» y desarrollar estrategias para enfrentar los efectos del cambio climático, asunto que enfoca su encíclica ‘Laudato Sí’ que publicó este año.
«Estoy convencido de que podemos marcar la diferencia y no tengo alguna duda de que los Estados Unidos y este Congreso están llamados a tener un papel importante», expresó el pontífice, quien se refirió a la necesidad de implementar lo que denominó una «cultura del cuidado».
Tras su alocución, el Papa saludó, en español, a una gran multitud desde el balcón del Capitolio, situado al final de la National Mall, la gran explanada histórica del Centro de Washington.
Podría empezar modificando su catecismo, en él la Iglesia católica se declara a favor de la pena de muerte según el versículo 2266 2 donde dice: “la Iglesia reconoce el justo fundamento de derecho y deber de la legítima autoridad pública para aplicar penas proporcionadas a la gravedad del delito, sin excluir, en casos de extrema gravedad, el recurso a la pena de muerte». Contradiciéndose con su libro sagrado, La Biblia, en: Éxodo 20/2-13, 2-17, 2-20, Deuteronomio 5, 6-21 y Mt 5, 21 sobre el 5º Mandamiento, “no matarás”. –
Catecismo de la Iglesia Católica. Concilio Ecuménico Vaticano II. Juan Pablo II, Obispo de Roma, 11/10/ 1992.