Camilo José Cela, personaje tan admirado como odiado, cumpliría en esta misma semana cien años, de seguir con vida.
Escritor, viajero, editor, coleccionista, columnista, el gallego Cela reunió en su persona innumerables adjetivos y oficios, y una única voluntad, ser el escritor por antonomasia de la segunda mitad del siglo XX español, meta que si no alcanzó en su totalidad sí le quedó muy cercana en su objetivo.
Al margen de conseguir el premio Nobel de Literatura en 1989, Cela había producido algunas de las más importantes novelas de la postguerra española: como La familia de Pascual Duarte, La colmena, San Camilo 1936 o Mazurca para dos muertos.
Pero además de eso, Cela fue un viajero impenitente por lo ancho y alto de las Españas, lo que dejó reflejado en numerosos libros de viajes, de todos los cuales el más cercano a nosotros (y probablemente el mejor) sea Viaje a la Alcarria, que editó hace ahora 70 años, en 1946.
Y además de escritor de éxito y académico, Cela fue también editor, primero de una magnífica colección, Alfaguara, y después de una singular revista con un sello muy propio, Papeles de son Armadans en la que dio cabida a algunos de los mejores escritores españoles y a muchos de los que permanecían en el exilio.
De todas estas actividades literarias nos habla en su amplia, documentada y al tiempo ágil biografía Francisco García Marquina, escritor él mismo, biólogo y periodista, afincado desde hace mucho en la provincia de Guadalajara y que conoció muy de cerca a la persona de Camilo José Cela, sobre todo en los últimos años de su vida en que por decisión propia éste se instaló, con su nueva esposa, en esa misma provincia.
En su libro García Marquina nos ofrece una imagen global de Cela: la persona y el personaje; el escritor y el hombre público; el viajero y el hombre que necesita sentarse a reflexionar y reposar lo ya vivido.
Como dijo de él otro premio Nóbel, el portugués José Saramago: “[A Cela] se le ha juzgado como persona antes que como escritor. Dentro de veinte, treinta, cuarenta o cincuenta años las rencillas estarán olvidadas y sólo quedará su obra. La obra de un gran, irrepetible escritor”.
Este retrato de un nobel es, sí, el de un escritor, y en ese sentido narra sus sucesivos libros, las reacciones que suscitaron; favorables o adversas entre unos y otros, pero también los proyectos que no llegaron a triunfar, las expectativas que no se cumplieron.
Pero Marquina aprovecha también su conocimiento directo de la persona para trazar un retrato psicológico, en el que aparecen rasgos contradictorios, movidos siempre por una voluntad de éxito social, de reconocimiento, privado pero sobre todo público, lo que consiguió en no pocas ocasiones. Como Cela dijo en muchas ocasiones “En España, el que resiste, gana”.
La cercanía del biógrafo al biografiado podría suponer para algunos ciertos inconvenientes a la hora de hallar una necesaria objetividad. García Marquina no oculta en ningún momento sus vínculos y su amistad con Cela, pero eso no le impide hablarnos de sus ‘sombras’ sus excesos, sus desplantes, que el autor del libro intenta en todo momento contextualizar y comprender.
Creo sinceramente que ganamos con este libro quienes teníamos una idea vaga, parcial o superficial de Cela (más basada en sus ocasionales exabruptos que en sus libros) porque nos permite completarla desde muy numerosos ángulos, y creo que también con su lectura podemos conseguir una imagen más completa, acorde con la compleja vitalidad y personalidad del premio Nóbel.
Cabe felicitar a Francisco García Marquina por este libro, sin duda la biografía más completa de Camilo José Cela disponible hasta la fecha, y a la editorial AACHE por su oportunidad al haberlo presentado (en una cuidada edición) en este año, en que se cumple el centenario del autor.
- Cela. Retrato de un Nobel
Francisco García Marquina
Editorial Aache, Guadalajara
EAN: 978-84-15537-98-4
640 pags.; 25 €
