Ha llegado la posibilidad de subirse a las tablas para las personas con discapacidad en Azerbaiyán. El ƏSA (“Bastón para caminar” en azerbaiyano) ha sido el primer teatro que ha permitido a las personas con discapacidad participar de este gran ecosistema que son las artes escénicas; en él confluyen actores con y sin discapacidad, de manera que se nutren mutuamente participando en el juego de la actuación.
ƏSA fue creado por Nihad Gulamzade, un actor consolidado que tras pasar una larga depresión en la que se planteó quitarse la vida, decidió que no lo haría porque en caso de salir mal sería discapacitado y no podría actuar. Así, decidió que debía dar la oportunidad a actores con alguna discapacidad para mostrar sus destrezas, derrumbando de esta forma todos los estereotipos y prejuicios que arrastran consigo. Gulamzde recalca que esto no es un proyecto social, sino un trabajo profesional. De esta forma intenta, y consigue, que el espectador no se fije en la discapacidad del actor, sino que se vea inmerso en la obra, obviando si el intérprete es una persona con discapacidad o no.
DUMB, un drama psicológico, ha sido el primer proyecto que ha visto la luz en este teatro, seguido de Sueño de una noche de verano, de Shakespeare. Ambas producciones han tenido un gran éxito, no sólo por la novedad de la inclusión de actores, sino por un enfoque más creativo que han perdido otras grandes compañías. Mientras, un intérprete de lenguaje de signos transmite la obra para personas sordas.
En ƏSA convergen quince actores con distintas discapacidades, desde motoras, a una parálisis cerebral y a síndrome de Down. Para facilitarles el transporte, la compañía les subvenciona con la mitad de su presupuesto el traslado hasta el teatro.
Una vez más, gracias a teatros como ƏSA se demuestra que las personas con discapacidad en el teatro, como en otras profesiones, no tienen capacidades diferentes, si no que solamente con ganas e ilusión ponen en pie estos grandes proyectos.
Fotografía: Famil Mahmudbey
