Jason Hall, quien fuera candidato al Oscar en 2014 por el guión de “El francotirador” (Americn Sniper), se estrena como director de largometrajes con la película “Deber cumplido”, basada en la novela “Tah you for your service”, del periodista David Einkel, basada a su vez en hechos reales.
En 2007, la media de suicidios de veteranos en Estados Unidos se elevó a doce diarios. Al mismo tiempo, decenas de miles de exsoldados buscaban ayuda psicológica mientras los responsables de la US Army echaban un tupido velo sobre las consecuencias de las aventuras guerreras de George W. Bush en Afganistán e Irak.
Las posguerras, como las guerras, dan mucho juego en la literatura y el cine. Y especialmente en el cine estadounidense. En un país que está casi permanentemente en guerra desde la Segunda Guerra mundial, lo que significa el sacrificio de una parte considerable de varias generaciones, el regreso del veterano -ese personaje imposible de encontrar en otras latitudes- un tipo que, con frecuencia, vuelve bastante tarado de la contienda, con un inextinguible sentimiento de culpa. La pregunta repetida por qué otros se quedaron por el camino, normalmente alguien con quien “conectó” y fue casi su amigo en las trincheras, tiene mala solución salvo que alguien se apiade de él y le ponga en manos de un psicólogo o un psiquiatra (caso de que quede alguno disponible, porque son incontables los veteranos)
Ahora, cuando ya hemos pasado el ecuador del primer cuarto del siglo XXI, los veteranos, y sus problemas, regresan de Irak (como antes regresaron de Corea, Vietnam o Afganistán), igual que Adam Schumann (Miles Teller, “Proyecto X”, “Divergente”), que vuelve acompañado del consabido síndrome postraumático y al que va a costar lo indecible volver a integrarse, no solo en la sociedad que dejó sino incluso en la familia que ha estado esperándole.
En Irak, Adam salvó la vida a un compañero, los demás le consideraron un héroe, pero la vuelta a la vida civil le resulta tan penosa como a los demás soldados, como a sus colegas Solo (Beulah Koale, “The Last Saint”) y Billy. El gobierno no parece haber previsto lo que podía pasar, y no cuenta con soluciones para sus casos. Y ahora es cuando empieza el auténtico “recorrido del combatiente” por una burocracia que le envía de un departamento a otro para terminar diciéndole que deberá esperar muchos meses antes de recibir la ayuda psicológica que solicita. Tendrán que ser sus familiares y amigos quienes les tiendan la mano que necesita, en este caso Saskia (Haley Bennett, “Tu la letra, yo la música”, “La chica del tren”), la esposa de Adam, una mujer fuerte y siempre positiva.
No sería exacto decir que estamos ante una película más sobre los desastrosos efectos colaterales de la guerra, pero tampoco podemos negar que es, en cierta manera, un “dejà vu”, algo que reconocemos porque no es la primera vez que nos lo cuentan. Con todo, es un drama cargado de buenas intenciones, la principal de las cuales es denunciar a los gobernantes de un país –Estados Unidos- “banal y deprimido que amenaza con olvidar a sus guerreros”.