La Fundéu señala que el término abstenciocracia es válido para llamar la atención sobre el poder y la importancia que tiene la abstención en las votaciones en distintos países y situaciones políticas.
Este neologismo, que aún cuenta con un tímido uso en los medios, recoge, sin embargo, un hecho del que no faltan pruebas en la actualidad global: en la votación sobre el acuerdo de paz con las FARC, en el referéndum de Hungría, en la consulta del brexit o en las elecciones en distintos países como EEUU, la opción elegida por la mayoría de los votantes fue, precisamente, no ir a votar. Lo que, en rigor, convierte a la abstención en la opción mayoritariamente elegida.
La base compositiva -cracia, de origen grecolatino, está presente en español en palabras como democracia, autocracia, teocracia, etc., en las que añade el significado de ‘gobierno’. Así, estas voces designan respectivamente las formas de gobierno en las que el poder político es ejercido por la ciudadanía, por una sola persona o por Dios.
Pero en el Diccionario académico no faltan tampoco ejemplos como bancocracia, timocracia o dedocracia, en las que este componente no alude ya tan directamente a una forma de gobierno como tal, sino al poder o a la presión que se puede ejercer sobre él. De este modo, bancocracia se define como ‘el influjo abusivo de la banca en la administración’, la timocracia es el ‘poder ejercido por los ciudadanos que tienen un cierto poder de renta’ y la dedocracia, la ‘práctica de nombrar a alguien para un cargo por pura decisión personal’.
Así las cosas, abstenciocracia puede utilizarse para referirse, por una parte, al escenario político que resulta de una sociedad en la que la mayoría de los ciudadanos no encuentra a quién votar o, simplemente, prefiere no hacerlo y, por otra, a la influencia que tiene la abstención a la hora de condicionar el resultado de una votación y de evaluarlo.
Con estos sentidos puede verse empleada en frases como «También hay un llamamiento a la abstenciocracia: llevamos muchas elecciones en Europa en las que la abstención ganó de calle» o «Abstenciocracia: hacia una sociedad que no vota», dos de los primeros ejemplos documentados de esta palabra en los medios.