El canal internacional Euronews publica, en su boletín digital de este 1 de diciembre de 2021, una información procedente del último informe elaborado por la organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch, HRW, según la cual los talibanes, en el poder en Afganistán desde el pasado 15 de agosto, han asesinado en secreto a más de un centenar de personas que colaboraron con las fuerzas extranjeras, o con los servicios de seguridad del régimen más o menos democrático de los últimos diez años.
Y eso pese a que, tras la toma de Kabul, el portavoz del movimiento, Zabihullah Mujahid, aseguró el 17 de agosto que «la guerra ha terminado» y que el jefe de los talibanes «ha perdonado a todo el mundo».
Tras recoger decenas de testimonios, HRW asegura en su informe que desde el 15 de agosto pasado han muerto asesinados, o han desaparecido, al menos un centenar de personas, la mayoría miembros de las fuerzas de seguridad afganas.
En realidad, y siempre según los testimonios recogidos por HRW, la ocupación talibán de los ministerios, dependencias policiales y otros despachos de la anterior administración apoyada por Estados Unidos, les ha facilitado el acceso a la información de quienes colaboraron con las fuerzas de seguridad del gobierno derrocado de Ashraf Ghani.
Para Patricia Gossman, directora adjunta del departamento Asia de HRW, «la promesa de amnistía que hicieron los dirigentes talibanes no ha impedido que muchos jefes locales hayan ejecutado sumariamente, o hecho desaparecer, a antiguos miembros de las fuerzas de seguridad y servicios secretos (NDS)».
Y no solo ellos, los responsables del nuevo régimen persiguen también a los guardianes de las cárceles y a los miembros del llamado «grupo Khost», paramilitares entrenados por la CIA, acusados de cometer atrocidades en los años del régimen anterior.
Una vez instalados en el poder, los talibanes pidieron a los miembros de las fuerzas de seguridad que se registraran para poder enviarles una carta personal, garantizando su seguridad. Según el informe de HRW, «Sin embargo, los talibanes han usado esas identificaciones para, a los pocas fechas de efectuarse el registro, detener y ejecutar sumariamente, o hacer desaparecer por la fuerza, a esas personas, entregando después sus cuerpos a las familias o a las comunidades».
Para ilustrar la información, HRW destaca el caso de Baz Muhammad, un trabajador de las NDS, detenido el pasado 30 de septiembre en su casa de Kandahar, cuyo cadáver apareció días más tarde.
Las ejecuciones extrajudiciales es lo que cabe esperar de ese atajo de salvajes. Ni un euro de ayudas y boicot a sus exportaciones, sin un control exhaustivo del cumplimiento de los derechos humanos