A pesar de la movilización de la calle, se confirmó la candidatura de Abdelaziz Bouteflika. Simultáneamente, diversos medios de comunicación se atrevieron a señalar que los médicos del Hospital Universitario de Ginebra confirmaron su “incapacidad física”, su invalidez. En realidad, nadie tiene verdadera confirmación de nada. Ni siquiera de lo que parece una evidencia. Pero “el poder”, los hombres clave del régimen, estaban decididos a seguir impulsando la candidatura del actual presidente, sobre todo porque ya era demasiado tarde para dar marcha atrás y para consensuar otro candidato oficial.
Justo la víspera, sábado 2 de marzo, fue el cumpleaños del actual presidente argelino. Bouteflika acaba de cumplir 82 años. Ese mismo día hubo una de las reuniones restringidas habituales del grupo formado por el jefe de los servicios secretos, general Bachir Athmane Tartag, el presidente del Senado, Abdelkader Bensalah, y el jefe del Estado mayor de las fuerzas armadas argelinas, general Ahmed Gaid Salah. Estaba presente también Tayeb Belaiz, exministro de Interior y -desde hace días, por segunda vez- presidente del mismo Consejo Constitucional encargado de recibir las candidaturas a la presidencia del país.
Entre los rumores que hemos podido leer desde el viernes (día festivo semanal), el de la dimisión de Ahmed Ouyahia, primer ministro, secretario de la Reagrupación Nacional por la Democracia (RND), una especie de FLN-bis, aliado del FLN histórico en la coalición que gobierna el país desde hace dos décadas (la era Bouteflika). De manera intermitente, Ouyahia, ha sido jefe del Gobierno argelino durante cuatro períodos distintos (1995-1998, 2003-2006, 2008-2012 y de 2017 hasta hoy). Es una de las caras civiles del poder; también uno de los personajes más criticados por los manifestantes que se oponen a la continuidad del sistema. La idea o rumor de que Ouyahia dimitiría para dar paso a un gobierno tecnócrata y electoralmente neutro no se confirmó.
Por el contrario, la confirmación de la candidatura de Bouteflika llegó acompañada de una carta dirigida a la ciudadanía. En ese mensaje, leído en la televisión oficial- se dice que el presidente-candidato «ha escuchado y oido el grito surgido del corazón de los manifestantes». Anuncia una futura conferencia nacional para elaborar una nueva constitución que sería votada en referéndum. Además, el enfermo de Ginebra promete –en caso de ser reelegido- una presidencia corta a la que seguiría una nueva elección presidencial en la que Abdelaziz Bouteflika ya no sería candidato ¡por sexta vez!. Muy probablemente, una propuesta insuficiente para la mayoría de quienes participan en las protestas callejeras.
El mismo 3 de marzo, laborable en Argelia, un dispositivo policial evitó que los manifestantes se aproximaran al Consejo Constitucional, donde el general retirado Ali Ghediri sí se dejó ver con su documentación para pedir ser oficialmente candidato. Alguien lo llamó “la liebre que sirve para relanzar al corredor principal de la competición”.
Al anterior personaje, lo siguió Rachid Nekkaz, millonario de 47 años, formado entre Francia y Argelia, hijo de padres emigrantes pobres y analfabetos. En 2014, renunció a su pasaporte francés para presentarse como candidato en Argelia. Al final, no logró las firmas necesarias para hacerlo. El Consejo Constitucional podría negarle ahora –otra vez- su visto bueno por no haber vivido por completo durante los últimos diez años en el país.
Otros candidatos previstos, como Ali Benflis, exprimer ministro, exsecretario general del FLN y candidato derrotado dos veces anteriores (en 2004 y 2014), anunciaron que se retiran de la carrera. Antes lo hicieron otras personalidades, como Louisa Hannoun (Partido de los Trabajadores, partido parlamentario, teóricamente la izquierda de la izquierda). Y el Movimiento de la Sociedad por la Paz (exHamas, próximo a los Hermanos Musulmanes egipcios) que ya había anunciado que no presentaría candidato alguno.
Según algunas informaciones de las redes sociales, en Argel, el metro estuvo cerrado el domingo. La carretera hacia el aeropuerto también. Y los campus universitarios estuvieron muy vigilados por un fuerte dispositivo policial. En otras ciudades, las manifestaciones tuvieron lugar con más o menos éxito, pero siempre expresando rechazo hacia el probable quinto mandato de Bouteflika.
La documentación del candidato hospitalizado en Suiza fue entregada por delegación. El acto formal lo llevó a cabo Abdelghani Zaalane, recién elegido jefe de campaña electoral de Bouteflika, tras el cese el día anterior de Abdelmalek Sellal, quizá víctima de sus propios errores de comunicación durante esta última crisis. Durante la noche del domingo al lunes, después de que se confirmara la entrega de la candidatura de Bouteflika en el Consejo Constitucional, hubo varias manifestaciones espontáneas en las calles de diversas ciudades argelinas. Esas protestas se desarrollaron pacíficamente y sin incidentes notables.
En el aire quedan ahora varios interrogantes importantes. Nadie sabe cuándo podrá regresar el presidente-candidato desde su hospital suizo. Tampoco las condiciones físicas y materiales en las que se producirá ese retorno. Es difícil pensar que quienes protestan desde hace días en la calle vayan a aceptarlo de manera pasiva. Una nueva etapa impredecible amenaza la estabilidad de Argelia. El periodista y escritor argelino Adlène Meddi, lo sintetizó al final de la jornada clave con un tuit cita del difunto poeta palestino Mahmud Darwish: “Ha muerto Nerón, pero no Roma”.